miércoles, 31 de marzo de 2021

LA MORAL CRISTIANA COMO FUENTE DEL MACHISMO

 

 LA MORAL CRISTIANA COMO FUENTE DEL MACHISMO

 

El feminismo ha tenido sus avances significativos y no son menores las ideas sobre este tema, las que diversas pensadoras han aportado a este movimiento. El trato digno a las mujeres es un elemento esencial para la madurez de la Humanidad. Con todo, no han ido al centro del problema, al corazón, a la fuente misma del machismo, la moral cristiana.

 

Desde el libro del Genesis se ha puesto al género masculino como el preponderante sobre el femenino. La base de esto es justificada por aseverarse que el hombre fue hecho por el Dios cristiano a su imagen y semejanza. Es decir que, es Adán es quien tiene la cercanía con la divinidad por ser imagen y semejanza de su Creador. Por el contrario, la mujer está hecha también por ese ser divino, pero de una de las costillas del hombre y no a la imagen y semejanza del Dios cristiano. En consecuencia, la mujer siempre será de segunda categoría y tendrá que cargar con ese estigma por voluntad divina. Y, por lo pronto contra ese dogma poco se puede hacer porque no hay voluntad de superarlo.

 

Claro, lo anterior no bastaba, habría que justificar la vida en el mundo real. De vivir en el Edén sin tener que trabajar, por probar el fruto del árbol del bien y del mal, es decir, del saber, ambos pasaron a ganarse la vida con el sudor de la frente. A las mujeres se led dio la tarea de cargar con el pecado original para siempre por darle a Adán el fruto prohibido. Y, esto se ha venido cumpliendo desde hace más de veinte siglos. Para ello se inventó toda una maquinaria insensible y efectiva: la Santa Madre Iglesia. Una cofradía torcida y retorcida en todos sus ámbitos.

 

Al llevarse a la práctica las sagradas escrituras, se implementó el matrimonio compuesto por el padre la madre y los hijos, siendo el varón quien estaba, en todo caso, a la cabeza. Al llegar los europeos católicos al continente americano, gradualmente se impuso este modelo de familia. El padre de familia era y en muchos lugares sigue siendo quien manda de manera dictatorial con base en la Biblia. Hacer lo contrario es pecar contra Dios y la represión en todas sus formas impide la liberación femenina.

 

Fundada la familia bajo este modelo no es de extrañar que los hombres se hayan vuelto más violentos contra las mujeres pretextando el derecho divino aun contra la razón humana. La misma estructura de la iglesia cristina está hecha para mantener el machismo a toda costa. Los trabajos más altos iniciando con el del Papa, obispos, arzobispos, sacerdotes y todos los demás puestos son ocupados por hombres con exclusión de las mujeres que, les queda el honroso lugar de ser monjas al servicio de los sacerdotes.

 

El problema del feminismo fundamentalmente no es jurídico pues las leyes existentes a últimas fechas son protectoras del género femenino, pero a pesar de esto sigue la violencia contra las mujeres, en todas las formas inimaginables, hasta el horror. El problema es de índole moral y no se puede solucionar este problema con leyes sino cambiando de moral. Desobedecer las sagradas escrituras y en especial el Genesis es el inicio de la solución. Crear y adoptar una moral que descanse en valores no metafísicos es el camino a la solución. Moral terrenal. 

 

El cristianismo es incompatible con la libertad, la justicia, la legitimidad, la igualdad entre géneros y justifica la violencia contra las mujeres, aunque no se diga, aunque no se reconozca. Claro, se han puesto a las mujeres a un largo sometimiento a través del engaño al grado que, la gran mayoría de mujeres con gusto son católicas día y, noche y de por vida. Por ello, no me extrañará que, tanto mujeres como la iglesia mal entiendan el presente escrito y, se opongan y me consideren su enemigo número uno. Eso es lo común.

 

Mucho me temo que, la gran mayoría de mujeres mexicanas no están listas para iniciar semejante trabajo tanto por la enorme carga metafísica religiosa como por la larga dependencia a los hombres y con la iglesia vigilando su cumplimiento. Los beneficiarios del machismo no soltaran el poder sobre las mujeres de buen grado y sin luchar por mantenerlo. El poder sacerdotal es inmenso sobre los hombres y más sobre las mujeres. ¿Se imaginan la liberación de las mujeres de sus captores principales?. Esa sería una verdadera revolución sin parangón. Una nueva atapa de la Humanidad.

 

Si las mujeres quieren liberarse tienen forzosamente que derribar la moral y las estructuras que sostienen el machismo, es decir, la estructura de la iglesia católica, de la familia, de ver, pensar y ser del mundo. Una total transvaloración de los valores. No tienen de otra. Seguir dándole vueltas al problema es postergar su solución. Aunque, al parecer no están dadas las condiciones ni las circunstancias para atacar el corazón del problema, la moral cristiana, en algún momento se tendrá que hacer. Mientras tanto las mujeres no deben dejar de pensar y, luchar por la igualdad de géneros y, contra la violencia machista y de todo tipo.

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