UNA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN DOGMÁTICA
El
régimen priista fue creado para ser totalitario; el Estado mexicano bajo el
control del partido único de Estado, encabezado por el presidente de la república
en turno. Los órganos (que no poderes), legislativo y judicial estaban a las
ordenes del titular del órgano ejecutivo federal; eran meros comparsas. La “División
de poderes”, con sus “Pesos y contrapesos”, fueron convertidos en discursos, en
letra muerta en detrimento del pueblo. Tal estado de circunstancias no podía
traer como consecuencias más que, la parálisis democrática, el reumatismo en el
derecho y su aplicación por los jueces y la Suprema Corte de Justicia de la Nación
fue el símbolo de todo esto.
El
cambio de régimen requiere que los órganos, instituciones y dependencias sean dinámicas
a efecto de responder a cabalidad el vertiginoso tren en que nos ha metido el
Neoliberalismo a nivel mundial. Pero ha pasado lo contrario, los órganos, las
instituciones y dependencias se han vuelto el refugio de los conservadores que
a toda costa tratan de impedir el avance democrático. Ciertamente, no se deben desaparecer
instituciones y dependencias a capricho y sin dejar de crear las
correspondientes. Sin embargo, en esta transición no se debe permitir que las
voluntades de los titulares de órganos, instituciones y dependencias impidan la
aplicación de la voluntad del pueblo y esta es clara; no mas corrupción, no mas
impunidad ni mas sobreexplotación de toda la riqueza nacional entre otros fines.
En
recientes días, el Ministro presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación,
publicó un articulo en donde se alzaba como uno de los promotores del respeto
hacia las mujeres y es de no creerse tan errada pretensión cuando dentro del órgano
en donde manda este lleno de violencia contra las mujeres y la lista de anomalías
es larga. En este mismo contexto, mostró su falta de actualidad en el saber al
emitir una serie de conceptos ya muy viejos como para servir hoy. Lo mismo les
pasa a los más grandes constitucionalistas mexicanos sumergidos en la teoría de
Montesquieu. Han convertido esta teoría errada en un laberinto del cual les es
imposible salir. En suma, han construido bajo tierra un símil de la caverna de Platón
y creen que las sombras son la realidad.
No
se de debe permitir a los políticos alzarse como los principales y únicos interpretes
de la voluntad popular por ser ignorantes. La voluntad popular puede o no
equivocarse, en todo caso la responsabilidad es general y ya no particular con
cada presidente de la republica en turno o con cada titular de órganos, instituciones
y dependencias. El caso de Lorenzo Córdova y compañía es un claro ejemplo de la
usurpación de la voluntad popular. Se imagina saber su trabajo y poner su
voluntad al servicio de los partidos de su agrado cuando debe acatar la soberanía
nacional.
La
Suprema Corte de Justicia, diversas instituciones y dependencias deben ser
reformadas desde al Carta Magna para evitar sean obstáculos hacia la
democracia. Al volverse dogmáticos y sin los conocimientos necesarios los
Ministros de la Suprema Corte han dejado de ser fuente de cambio democrático.
Eso no se puede permitir. Este tipo de órganos e institutos constitucionales se
han percatado que pueden arrogarse para si parte de la soberanía nacional para
frenar todo avance y en esto el pueblo tiene la primera y última palabra.
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