EL MINISTRO ARTURO FERNANDO ZALDÍVAR LELO DE LARREA
El
buen juez por su casa empieza, dice una sentencia, y eso lo debería saber el
presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, pero no sucede de esta
manera. En los órganos judiciales federales campea la explotación laboral, es
conocido públicamente las excesivas horas que laboran los empleados de menor
rango con tal de terminar el trabajo y que se luzcan los titulares; el acoso
sexual es otra constante, basta ver las quejas que hacen las mujeres que trabajan
en los juzgados federales para darse cuenta de la gravedad de ello; el
nepotismo es de escándalo, la mayoría de los puestos son ocupados por los familiares
de los juzgadores y eso es inaceptable pues se privilegia la mediocridad por
sobre la justicia pronta; la discriminación es la práctica común, los
funcionarios públicos en este ramo se sienten hechos a mano; las sentencias son
un copia y pega y ni se diga de la creación de delitos y un sinfín de
inconsistencias.
Los
titulares de los órganos judiciales federales pertenecen a una casta
privilegiada que debe ser reformada e investigada para la mejoría de la impartición
de justicia. Es increíble que para juicios de menor monta tengan que tardarse
90 días hábiles para dictar el fallo definitivo en juicios en revisión y no hay
poder en el mundo que los haga cambiar.
En
el caso de la reforma eléctrica es de no creerse que amparen a unas pocas
empresas en contra de los intereses del pueblo soberano; es decir, protegen a grupos
poderosos de empresarios nacionales y extranjeros que no llegan ascienden
contra más de 130 millones de mexicanos. No es la defensa del presidente sino
un llamado a que rindan cuentas los juzgadores. Una justificación no únicamente
legal sino una explicación de su proceder general y particular. El pueblo no
puede sentarse a esperar que soberanamente los juzgadores federales actúen sin
mediar explicaciones ni asumir las consecuencias. La autonomía e independencia es
respecto a los demás órganos; ejecutivo y legislativo, pero ante el pueblo
deben rendir cuentas pues es el verdadero soberano. Por encima del pueblo ningún
órgano u órganos pueden estar.
El
señor presidente de la Suprema Corte de Justicia debe iniciar su trabajo
combatiendo los rubros ya señalados y ceñirse a los intereses del pueblo y no
sentirse dios. No mas actuaciones en contra del pueblo. Ningún órgano, ningún funcionario
público por encima del pueblo. El Estado debe regirse por la soberanía popular
y no por los intereses comerciales, económicos ni de ninguna índole. Que el
presidente de la Suprema Corte salga a dar catedra de ética y moral sin
advertir el desorden de su casa es un despropósito inadmisible. Que se ponga a
trabajar como debe y no como sabe.
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