MITOS, VALORES Y LEYES
Desde
la antigüedad, los gobernantes han echado mano de los mitos para justificar la fundación
de ciudades, reinos, Ciudades-Estados y para gobernar. Los mitos son narraciones
inventadas, cuentos. Al parecer son necesarios, fundamentales para llevar a los
pueblos a la gobernabilidad. Todos los pueblos y sus gobiernos tienen estos cuentos. En
Grecia, Atenas y Esparta; la primera tenia a Atenea como diosa fundadora, la
segunda, a Apolo. Roma tuvo a Rómulo y Remo quienes fueron abandonados y
amamantados por una loba. El derecho divino es de suma importancia.
Entre
los pueblos prehispánicos era lo mismo. La fundación de México-Tenochtitlan,
obedece al símbolo mítico de encontrar a un águila sobre un nopal devorando una
serpiente. Y, los demás pueblos tenían sus propios mitos. No es de extrañar que
en esta parte del mundo la justificación del derecho divino sea fundamental. Ningún
hecho o acto pasa sin la aprobación o desaprobación de los dioses.
La
fundación de los Estados nacionales se decanta por los mitos para justificar su
existencia como personas morales. Los Estados Unidos de Norteamérica se fundan en el
derecho divino. “In God we trust”, (En Dios confiamos). No es de extrañar que
los testigos en los juicios juren con la mano sobre la Biblia.
Los
Estados Unidos Mexicanos, también tienen sus narrativas divinas. La madre de la
nación mexicana es la Virgen María, de corte conservador. Los liberales no se podían
quedar atrás y se forjó el mito del “Padre de la Patria”, el cura Miguel
Hidalgo y Costilla. Por doquier se pueden encontrar estos inventos humanos. Tan
solo basta ver cuantos mitos surgieron de la revolución mexicana. La libertad
del pueblo, el 15 de septiembre, la puesta en nichos de las mujeres con flores
o, el patriotismo y la lista es larga.
En
estos momentos de transformación, quizá, ya no se necesiten más cuentos, pero
debe quedarle claro al pueblo de México que, debe haber un cambio radical y que
este se debe dar a mediano y largo plazo con su inicio inmediato y que el mismo
no depende del gobierno sino del pueblo mismo.
El
anterior régimen, se tenia sus bases en los antivalores. Robar era bueno si no
se daba con los huesos en la cárcel. Torcer la democracia era una cuestión de
Estado, sin responsabilidad alguna. Vivir del presupuesto era un acierto,
aunque no se aportara lo mínimo al Estado. Quien no transara, es decir, quien
no fuera un corrupto era un tonto y todo esto es sabido públicamente.
Para terminar con este estado de circunstancias, hechos y actos es menester que
el pueblo mexicano tome el camino de los valores e impida con esto la total
decadencia del Estado mexicano para después limpiarlo, hasta donde sea posible
de ese mal.
No
basta con tener mitos y valores. Los mitos nacionales están en el imaginario
colectivo, los valores son personales e internos. Hace falta normar la conducta
de los gobernados desde el Derecho en su ámbito administrativo, civil y penal
ya sea el caso. Los puestos públicos deben caer en estos tres campos del
Derecho para sancionar las conductas que infringen las leyes administrativas,
civiles y, penales de manera ejemplar pues es, desde el gobierno donde ha
surgido la corrupción y, por ende, la debilidad de todo el Estado mexicano.
Como
siempre corresponde al pueblo, vigilar a sus gobernantes, exigir cuentas claras
y precisas de sus hechos y actos en lo público. Al gobierno le compete vigilar
y sancionar las conductas ilícitas pero al pueblo le corresponde la vigilancia
de lo publico en todos sus ámbitos para evitar la decadencia.
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