sábado, 20 de marzo de 2021

LA DIVISIÓN DE PODERES, EL ESTADO DE DERECHO Y PAÍS

 

LA DIVISIÓN DE PODERES, EL ESTADO DE DERECHO Y PAÍS

 

El ministro presidente de la Suprema Corte de Justicia, el abogado Everardo Moreno Cruz, catedrático de la UNAM y la gran mayoría de constitucionalistas, maestros, tienen ideas ya caducas y sin aplicación fáctica. La llamada teoría de la “División de poderes”, contenida en la obra de Carlos Luis Barón de Secondat conocido más como Montesquieu, “El espíritu de las leyes”, cuyo nombre es largo pero conocemos la obra con el nombre reducido; se publicó en 1748, es decir hace 273 años.

 

El problema que se nos presenta en México es haber adoptado desde el inicio dicha teoría de manera acrítica y en ese primer momento se entiende por los momentos álgidos en que estaba inmerso el pueblo mexicano. Sin embargo, no se puede justificar que durante todo este tiempo no se haya tratado de analizar el real funcionamiento del Estado mexicano y se haya seguido de manera dogmática “La división de poderes”. Y, los intelectuales mexicanos han seguido de manera ciega esta y otras ideas. El pensamiento mexicano se ha petrificado, es como ver una escena detenida en el espacio temporal.

 

Lo grave es que, los pensadores mexicanos sienten tener la verdad entre sus manos y salen a declarar en el mismo sentido pues no conocen mas que, lo enseñado en las Universidades, por la Suprema Corte, por los políticos sin percatarse de la cadena de errores que van difundiendo. Esta ceguera se extiende por toda la república como un mal que se opone al avance de la democracia, del buen entendimiento y la construcción de una teoría que responda al real funcionamiento del Estado mexicano y de esta manera corregir los equívocos.

 

Una de las malas concepciones es pensar y sostener que, los órganos son poderes soberanos; esto va en contra de lo señalado en el articulo 39 constitucional, donde se señala ser el pueblo el único soberano. A los órganos únicamente se les dan funciones, atribuciones o facultades, pero el pueblo nunca les cede o delega su poder soberano. Otro de los tropiezos mas frecuentes es decir “Estado de derecho”, ya Hans Kelsen, en su obra “Teoría pura del derecho”, demuestra que, Estado y derecho son lo mismo, por ello hablar de “Estado de derecho”, es redundar sin necesidad. Decir que, los Estados Unidos Mexicanos conforman un “País”, es ignorar mas o menos 27 siglos desde la aparición de las Ciudades-Estado en Grecia. Los Estados Unidos Mexicanos son un Estado. Y, la lista de desatinos sigue.

 

Lo mas graves es darse cuenta de carecer de verdaderos intelectuales en lo jurídico como en los restantes. Me da la impresión de haber estado el ministro presidente pensando en una burbuja y que la misma se va replicando en las mentes obligadas a ser los dirigentes dentro de la interpretación constitucional, la especialización en el conocimiento de la Carta Magna deber de los catedráticos como el abogado Everardo Moreno Diaz, perteneciente a la UNAM y la lista de grades abogados, catedráticos, constitucionalistas y por desgracia la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Todos están inmersos y cegados en la teoría la “División de poderes”, tan inoperante ya. Lo peor es tener ellos mismos la convicción de tener la verdad, siendo todo lo contrario. Se han quedado muy lejos del entendimiento y repiten dogmáticamente este tipo de ideas.

 

El Estado mexicano no podrá bien constituirse, renovarse si no se abandonan las viejas ideas constituyentes de un viejo régimen político totalitarista que dogmatizó el pensamiento, impuso ideologías, costumbres, formas de ser, de actuar, limitó y moldeo al pueblo a su placer. Hoy vienen los intelectuales afines a ese modo de operar a tratar de convencernos sobre las virtudes del pasado ominoso. Los tiempos han cambiado y no hay forma de volver al Estado mexicano cerrado, con una Secretaria de Gobernación convertida en el Santo Oficio o la vieja creencia de ser los órganos ejecutivo, legislativo y judicial poderes soberanos. El único soberano lo es el pueblo y se debe actuar en consecuencia.  


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