LA DIVISIÓN DE PODERES, EL ESTADO DE DERECHO Y PAÍS
El
ministro presidente de la Suprema Corte de Justicia, el abogado Everardo Moreno
Cruz, catedrático de la UNAM y la gran mayoría de constitucionalistas,
maestros, tienen ideas ya caducas y sin aplicación fáctica. La llamada teoría de
la “División de poderes”, contenida en la obra de Carlos Luis Barón de
Secondat conocido más como Montesquieu, “El espíritu de las leyes”, cuyo
nombre es largo pero conocemos la obra con el nombre reducido; se publicó en 1748,
es decir hace 273 años.
El
problema que se nos presenta en México es haber adoptado desde el inicio dicha teoría
de manera acrítica y en ese primer momento se entiende por los momentos álgidos
en que estaba inmerso el pueblo mexicano. Sin embargo, no se puede justificar
que durante todo este tiempo no se haya tratado de analizar el real funcionamiento
del Estado mexicano y se haya seguido de manera dogmática “La división de
poderes”. Y, los intelectuales mexicanos han seguido de manera ciega esta y
otras ideas. El pensamiento mexicano se ha petrificado, es como ver una escena
detenida en el espacio temporal.
Lo
grave es que, los pensadores mexicanos sienten tener la verdad entre sus manos
y salen a declarar en el mismo sentido pues no conocen mas que, lo enseñado en
las Universidades, por la Suprema Corte, por los políticos sin percatarse de la
cadena de errores que van difundiendo. Esta ceguera se extiende por toda la república
como un mal que se opone al avance de la democracia, del buen entendimiento y
la construcción de una teoría que responda al real funcionamiento del Estado
mexicano y de esta manera corregir los equívocos.
Una
de las malas concepciones es pensar y sostener que, los órganos son poderes
soberanos; esto va en contra de lo señalado en el articulo 39 constitucional,
donde se señala ser el pueblo el único soberano. A los órganos únicamente se
les dan funciones, atribuciones o facultades, pero el pueblo nunca les cede o
delega su poder soberano. Otro de los tropiezos mas frecuentes es decir “Estado
de derecho”, ya Hans Kelsen, en su obra “Teoría pura del derecho”, demuestra que,
Estado y derecho son lo mismo, por ello hablar de “Estado de derecho”, es
redundar sin necesidad. Decir que, los Estados Unidos Mexicanos conforman un “País”,
es ignorar mas o menos 27 siglos desde la aparición de las Ciudades-Estado en
Grecia. Los Estados Unidos Mexicanos son un Estado. Y, la lista de desatinos sigue.
Lo
mas graves es darse cuenta de carecer de verdaderos intelectuales en lo jurídico
como en los restantes. Me da la impresión de haber estado el ministro
presidente pensando en una burbuja y que la misma se va replicando en las
mentes obligadas a ser los dirigentes dentro de la interpretación constitucional,
la especialización en el conocimiento de la Carta Magna deber de los catedráticos
como el abogado Everardo Moreno Diaz, perteneciente a la UNAM y la lista de
grades abogados, catedráticos, constitucionalistas y por desgracia la Suprema
Corte de Justicia de la Nación. Todos están inmersos y cegados en la teoría la “División
de poderes”, tan inoperante ya. Lo peor es tener ellos mismos la convicción de
tener la verdad, siendo todo lo contrario. Se han quedado muy lejos del
entendimiento y repiten dogmáticamente este tipo de ideas.
El
Estado mexicano no podrá bien constituirse, renovarse si no se abandonan las
viejas ideas constituyentes de un viejo régimen político totalitarista que dogmatizó
el pensamiento, impuso ideologías, costumbres, formas de ser, de actuar, limitó
y moldeo al pueblo a su placer. Hoy vienen los intelectuales afines a ese modo
de operar a tratar de convencernos sobre las virtudes del pasado ominoso. Los
tiempos han cambiado y no hay forma de volver al Estado mexicano cerrado, con
una Secretaria de Gobernación convertida en el Santo Oficio o la vieja creencia
de ser los órganos ejecutivo, legislativo y judicial poderes soberanos. El único
soberano lo es el pueblo y se debe actuar en consecuencia.
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