martes, 30 de junio de 2020

PUEBLO Y GOBIERNO EN MÉXICO EN LA CUARTA TRANSFORMACIÓN


PUEBLO Y GOBIERNO EN MÉXICO  EN LA CUARTA TRANSFORMACIÓN 

 

En México, las condiciones sociales-políticas-económicas-culturales y de todo tipo han cambiado radicalmente; esto es el resultado de todo un proceso que ha durado por lo menos 50 años. Si bien, por un lado, la economía ha sido la punta de lanza que dirige al Estado mexicano esta misma economía ha desencadenado las fuerzas sociales al punto de liberarlas del Estado y con esto contribuyo a dar al traste con el sistema político totalitarista priísta.

 

El Estado mexicano estaba organizado por un partido único de Estado que manda, tres grandes sectores: obrero, campesino y popular en donde estaba la gran mayoría del pueblo que obedece y toda una gran armadura que inicia con el Derecho en todos sus ámbitos para hacer legal todo lo público y privado, aunque fuera injusto; seguían centrales obreras, campesinas y populares para el control social; había toda clase de líderes que se iniciaba con el presidente de la república hasta el más modesto jefe de cuadra (control territorial), o caciques rurales y toda una pléyade de formas de control. Todo el Estado mexicano dirigido por una sola voluntad, la del presidente en turno. Por ello, a este periodo se le llama Presidencialismo. El pueblo es un mero comparsa del partido único de Estado y principalmente del presidente. Era el gobierno de un solo hombre, nunca una mujer. No es casualidad que el machismo sea el sello distintivo de sistema político como tampoco es al azar que en este lapso tempo-espacial se haya desarrollado el feminismo como respuesta al machismo.

 

El colapso definitivo del Presidencialismo tuvo muchos factores y el resultado fue la liberación de los mexicanos del Estado mexicano y sin este factor ya no tiene sentido el Presidencialismo y el partido único de Estado. Hacía falta que el viejo sistema político desapareciera y se creara uno nuevo y esto tampoco es una ocurrencia ni es el resultado del azar sino el resultado necesario de una nueva etapa del Estado mexicano. Esto se quiera o no.

 

Con el régimen Presidencial, todo dependía de la voluntad del presidente en turno, ya fuera la vida pública o privada en diversos grados. En el gobierno de uno el resto obedece. No había libertad, legalidad, valores morales ajenos al sistema oficial ni conciencia popular. Se crearon programas asistenciales para mantener la lealtad del pueblo para con el gobierno y el palo y el garrote para los disidentes. Los ciudadanos dependían casi absolutamente del Estado. En este contexto, no se podía desarrollar el Neoliberalismo. Para que florezca el libre mercado hace falta mano libre y consumidores. Pero si los mexicanos dependían del Estado, pues este les proveía de lo básico para vivir no había necesidad de consumir. Además, existía la tradición de la producción artesanal. En la provincia, era normal que las familias tuvieran una vida sustentable casi autónoma al producir sus propios productos de consumo personal de forma familiar. En cada casa era obligado tener una parcela para sembrar maíz, frijol, cebollas, habas, calabazas y todo lo necesario en este rubro.

 

Por si esto fuera poco, las familias tenían cerdos, vacas, chivos, borregos, gallinas y toda una gama de animales para poder valerse de los mismos sin necesidad de consumir enlatados ni bebidas azucaradas. La alimentación era de lo mejor posible. En esta época a pesar de haber enfermedades no eran relevantes la diabetes, la hipertensión, el sobrepeso y todas esas enfermedades que ahora aquejan al pueblo mexicano y para ello, fue necesario transformar el pensamiento del pueblo mexicano. Esto fue posible desde el oficialismo que inicio las privatizaciones con el gobierno de Miguel de la Madrid Hurtado y terminó con enrique Peña Nieto.

 

Durante este periodo se fue quitando al pueblo mexicano de los derechos inherentes al Estado de Bienestar para pasar al Estado Neoliberal. En el primero había derechos para todos y cada uno de los tres grandes sectores: obrero, campesino y popular. Si bien no se logró la abundancia o el cumplimiento del bienestar prometido si se crearon derechos como la vivienda (Infonavit), salud (IMSS), educación (SEP), y toda una larga lista de derechos e instituciones que procuraban más o menos cumplir con hacerlos realidad, por lo menos a una buena parte de cada sector; con lo cual se lograba estabilidad social o control social.


Para que el Neoliberalismo triunfara en México era menester que se liberara al pueblo de mexicano del Estado mexicano y concretamente del gobierno.  Esto se logró privatizando todas las empresas estatales con lo cual el poder económico se trasladaba a la iniciativa privada mexicana y extranjera (surgimiento de grandes nuevos ricos). A esto le iba aparejado la reforma de todos los rubros del derecho en los tres grandes sectores: obrero, campesino y popular. Sin empresas y sin trabajadores el Estado enflaco a su mínima expresión, se debilito y esto permitió que las trasnacionales lo pudieran manipular a placer.

 

Después de las reformas estructurales de Enrique Peña Nieto en conjunción con el Partido Acción Nacional y el Partido de la Revolución Democrática, principalmente, se dejó en libertad económica, política, social, artística a los mexicanos de manera definitiva. Había muerto el Presidencialismo y se iniciaba la democracia pues ahora los ciudadanos podían decidir sobre todos los rubros de la vida pública y privada. Lo demás es historia.

 

Ahora bien, al quitarle los derechos alcanzados en el Estado de Bienestar a los mexicanos se les dejó desnudos, en zozobra y tuvieron que pasar de la pasividad o semi-pasividad a la vida dinámica pues ahora; tenían que conseguir todo lo básico para sus vidas con exclusivamente sus fuerzas acicateados por la necesidad real. Mano libre para producir y esa misma mano de obra para consumir sin la esperanza de que el Estado a través de su gobierno ayude a los ciudadanos productivos. Pocos programas sociales para mantener a los ciudadanos activos. El Neoliberalismo había triunfado sin importar el tipo de gobierno. Claro esto no es en definitivo.

 

En este contexto, se hace la política y la oposición parece ignorar que ya no debe atacar al presidente de la república pues in que se minimice su importancia, el pueblo a través de los ciudadanos ha descubierto, logrado o se ha topado con que tiene derechos y los puede hacer valer. Esto fue lo que sucedió en las elecciones del 2018, como resultado de imponer el Neoliberalismo; es decir, los propios   priístas, panistas, perredistas, del Partido Verde y Movimiento Ciudadano mataron el régimen Presidencial del cual tanto dependían. Al nuevo régimen le compete enterrar al viejo régimen y lo hará. Esto no quiere decir que, el Estado mexicano se vaya, por este solo hecho, con la abundancia y se entre en Jauja; esto debe ser el resultado (si es que se logra), de mucho trabajo, sacrificio y tiempo; mucho tiempo.

 

Finalmente, el gobierno de uno se ha terminado y el pueblo ha entrado en la escena política (y qué entrada), y es de esperarse que siga así mientras no cambie el régimen dinámico. Por lo tanto, es inútil que la oposición dirija exclusivamente sus ataques al presidente en turno cuando el poder electoral, es decir, político, se ha depositado en el pueblo. Es al pueblo al que deben conquistar políticamente y no tratar de destituir al presidente en turno, quien por lo demás tiene (por el momento), el apoyo popular. No entiende la oposición que únicamente podrá acceder a sus pretensiones de poder público si tiene al pueblo de su lado y por el momento, tan alocados como están no hacen otra cosa que servir de bufones y diversión del pueblo. Esto va para largo.


lunes, 29 de junio de 2020

EL PARTIDO ACCIÓN NACIONAL COMO FACTOR DE TRIUNFO DE MORENA


EL PARTIDO ACCIÓN NACIONAL COMO FACTOR DE TRIUNFO DE MORENA 

 

Los seres humanos somos proclives a no aceptar las consecuencias negativas de nuestros actos y, hechos; negamos y rara vez aceptamos dichas consecuencias. Esto ha pasado a los panistas y todos los derrotados en las anteriores elecciones de 2018. Sin embargo, los conservadores son tan responsables del triunfo de Andrés Manuel López Obrador como de todos los candidatos del Movimiento de Regeneración Nacional. Esto parece una mentira, pero no lo es pues bien puede demostrarse.

 

Para lograr entender los actos y hechos en las elecciones de 2018, se deben analizar todos y cada uno de los factores que hayan tenido incidencia en las mismas. En el caso presente los efectos de la política conservadora. Dos sexenios gobernaron. Tienen diversas gubernaturas, municipalidades, diputados y senadores en la actualidad. Bien, todas las actuaciones y hechos tantos jurídicos como políticos. Toda la suma de sus actos y hechos jurídicos como políticos pueden crear para un partido y sus integrantes un crédito o un descrédito y en el caso del panismo crearon un descrédito los 12 años de gobierno federal, gobiernos estatales y municipales. A esto se le debe sumar el resultado de las actuaciones y hechos jurídicos y políticos que hayan creado sus senadores, diputados, dirigentes y militancia en general. Todo esto no ha sumado para bien sino para mal.

 

Los panistas calcularon mal y tal vez no tenían más opción momentánea que aliarse con el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y el Partido de la Revolución Democrática (PRD), fundamentalmente; esto fue percibido por la población en general y los votantes en particular como no favorable para la administración del Estado mexicano. Después de una larga experiencia de probar con la alternancia con la primera gubernatura perdida por el PRI, Baja California Norte con Ernesto Ruffo en 1989, pasando por la pérdida de mayoría absoluta en la Cámara de Diputados hasta la alternancia en el poder político en el gobierno federal, el pueblo de México decidió retirarle la mermada confianza al PAN.

 

Los actos y hechos de los panistas les crearon un descrédito y es paradójico que entre más trataban de obtener el poder político los resultados se les escapaban de las manos y los resultados en 2018, iban a tomar a todos por sorpresa. El panismo se disolvió quedando muy maltrecho; incluso diversos actores políticos del PAN se sumaron a Morena. Es cierto que, los conservadores que se quedaron con el PAN, contribuyeron involuntariamente al triunfo de AMLO pero toda la suma de la enorme corrupción, el desprecio por los pobres (votantes), sus dogmas religiosos queriéndolos imponer como política, sus excesos, sus desaciertos y su lejanía con los votantes los llevaron a obtener resultados magros. Por todo ello, los panistas no tienen derecho a quejarse del triunfo de Morena pues son directa aunque involuntariamente responsables.

 

Ahora bien, en política no todo se gana ni se pierde todo. Los panistas deberían cambiar sus dogmas como forma de política y actualizarse en las nuevas circunstancias de la vida pues, por momentos parecen pensar y como en vivir en la Edad Media. Además, los conservadores deben, si es que quieren, un poco de crédito, detener su corrupción, su simulación democrática y todo lo malo que les impide tener veracidad en la vida política. No se puede explicar la abrumadora votación a favor de MORENA sin la contribución de los conservadores. Lo demás es mera irracionalidad.


miércoles, 24 de junio de 2020

EL PRESIDENCIALISMO COMO IDEA POLÍTICA (SUFRAGIO EFECTIVO, NO REELECCIÓN)


EL PRESIDENCIALISMO COMO IDEA POLÍTICA (SUFRAGIO EFECTIVO, NO REELECCIÓN)

 

El Presidencialismo mexicano fue un totalitarismo sin par con apariencias de democracia, legalidad, legitimidad y todo lo que esto conlleva pero fue todo lo contrario. Tuvo como fin el control total del Estado mexicano y lo logró por décadas. La base de este régimen político fue tener el poder político absoluto y depositarlo en un solo individuo; a saber el titular del órgano ejecutivo federal (que no poder ejecutivo lo que es un error mayúsculo y que ya lo he explicado ampliamente), que tenía entre sus facultades meta constitucionales de designar a su sucesor. Por seis años el presidente de la república era el todo poderoso al grado de asegurar que al preguntar la hora sus subalternos le respondían “las que usted quiera señor presidente”. Esto aseguraba la continuidad del partido único de Estado en el poder político. Pero esto se acabó.

 

Ahora bien, a pesar de haberse acabado el Presidencialismo y esto no significa que el actual presidente tenga un enorme poder pero esto es anormal, extraordinario como tiene que ser en este tipo de cambio político. De otra manera no habría como lograr el objetivo. Sin embargo, el poder que detenta el actual primer mandatario (el que obedece al pueblo mandante), es por voluntad popular de los ciudadanos; durante el Presidencialismo, el poder era transmitido de presidente al candidato oficial que tenía la seguridad de ser el siguiente presidente. Simplemente no había democracia, los ciudadanos no contaban sino como meros comparsas del totalitarismo y a la postre de los fraudes electorales. En efecto, hay diferencias abismales entre esta incipiente democracia y el viejo régimen. Esto es fundamental porque todos los analistas, periodistas de renombre se han ido con las apariencias y sostienen que, Andrés Manuel López Obrador, está intentando convertirse en dictador. Lo que es totalmente falso pues, fundamentalmente fueron los votantes los que dieron el triunfo a Andrés Manuel y eso es democracia.

 

En el régimen Presidencial el poder se transmitía entre la cúpula del poder y concretamente entre el presidente y el siguiente candidato sin que este último interviniera activamente. En el viejo sistema político existía la idea y la práctica del gobierno de un solo hombre. Ahora son los ciudadanos los que han ocupado el escenario político. Se han invertido los papeles. En cuanto pase este sexenio los votantes y, el pueblo en general harán un análisis de la gestión del presidente y, partido y se verá la acción política del pueblo al juzgar toda la administración.

 

La gran tarea del pueblo mexicano es olvidarse de la idea del gobierno de un solo hombre y ya no abandonar la práctica democrática. Ahora el binomio idea presidencial y práctica política están separados y así deben seguir pues si ese binomio regresa en los términos del pasado volveremos al Presidencialismo. Hoy sigue existiendo la idea del Presidencialismo pero ya independiente de la realidad. Y, es allí donde la gran mayoría de analistas políticos y periodistas terminan extraviados al seguir pregonando que regresa el Presidencialismo. Esto por ignorancia y perversidad.

 

En este mismo contexto, los grandes analistas políticos, políticos y periodistas no han reparado que el anhelo de democracia, a pesar de ser impracticable no murió sino que fue cuidada por diversos grupos, personas y partidos. El lema “Sufragio efectivo, no reelección”, contiene ese anhelo. Que los votos de los ciudadanos sean efectivos en las elecciones y que no haya reelección; es decir, un dictador al estilo de Porfirio Díaz por nombra a uno solo. Los votos ciudadanos durante mucho tiempo no tuvieron efectividad democrática, legal y legítima pues todo era una simulación bien montada. Pero la reelección de un solo presidente no se ha dado a pesar de la gran tentación que han tenido personajes como Carlos Salinas de Gortari o, a través de sus esposas como con Vicente Fox o Felipe Calderón y eso se debe bien ponderar.

 

Si se mira bien la elección del 2018, fueron las primeras elecciones en las que el pueblo soberano de México impone su voluntad general, votando por sus candidatos preferidos, el partido que les pareciera el mejor o no votando; es decir, se ha cumplido por vez primera la primera parte del lema; que los votos ciudadanos fueran efectivos y falta que se cumpla la segunda parte que no haya reelección y eso se cumplirá pues el pueblo mexicano no permitirá una reelección.

 

Los grandes analistas, políticos y periodistas pueden seguir vociferando que vamos al comunismo, al socialismo o hacia una dictadura; el pueblo maduro debe seguir en plena posesión de la efectividad de los votos en cada elección y no permitir reelección alguna y con eso mostrará que ha dejado la minoridad política. El pueblo no debe dejarse de influir sino ser lo que está escrito en el artículo 39 constitucional, que es el soberano y debe cambiar “La división de poderes”, pues los tres órganos de gobierno federales y por ende el resto no pueden ser soberanos. El pueblo es quien les da facultades, atribuciones o funciones para hacer uso de la soberanía pero no por si ni para sí.

 

Desde el presidente de la república hasta el más modesto de los presidentes de las Juntas Auxiliares son mandatarios; es decir que reciben órdenes de la voluntad general del pueblo por acción u omisión. En este sentido es el pueblo soberano el mandante, el que ordena y manda a sus empleados y no al revés como con el viejo Presidencialismo. Al terminar la actual administración gane quien gane, si se observa de inicio el lema “Sufragio efectivo, no reelección”, se podrá celebrar la madurez política del pueblo mexicano. Para ello se debe borrar del pueblo la idea del Presidencialismo para avanzar en la democracia.


martes, 23 de junio de 2020

LA HORA CERO DEL RÉGIMEN DEL PARTIDO REVOLUCIONARIO INSTITUCIONAL


LA HORA CERO DEL RÉGIMEN DEL PARTIDO REVOLUCIONARIO INSTITUCIONAL

 

Los intelectuales se dan de topes para tratar de saber cómo cayó el régimen Presidencial y no están lejos de comprenderlo. Si se les dijera que el propio partido único de Estado, el PRI, fue el propio actor principal de su destrucción seguramente se volverían más histéricos de lo que están pues no es creíble. Con todo, es la verdad. Fue un suicidio inducido y nunca se dieron cuenta los priístas de ello. En realidad, los políticos son victimas de su propia ceguera y corrupción. Trataré de contar esta historia con brevedad.

 

Todo se inició en 1984, cuando el sistema financiero colapsó y el gobierno mexicano, encabezado por Miguel de la Madrid Hurtado, nacionalizó la banca mexicana, misma que después se privatizó a precios bajos. Esto en detrimento de las arcas del Estado. En este momento el Estado mexicano era cerrado, no admitía que se supiera n las noticias verdaderas; se construía la verdad por medio de la Secretaria de Gobernación que era el Santo Oficio que decía que noticias se daban y como se daban en ratio, prensa y televisión, aunque había sus excepciones. En esa época el PRI todavía era el partido único de Estado y tenía sus tres grandes sectores: el obrero, el campesino y el popular como medios de control social. La política social derramaba millones de pesos sobres estos tres grandes sectores que dependían del gobierno. PRI y Estado eran una y única cosa. Todo estaba controlado; la mayoría del pueblo mexicano era priísta, pero en ese año se inició el descontrol sin que hubiera síntomas de ello. Esto pasó desapercibido.

 

No bien había pasado esto en la economía cuando en 1988, salieron del PRI Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo y muchos otros personajes de vital importancia. Sin que lo supieran ni los propios actores políticos se estaba gestando la caída del régimen totalitarista. Tenía sus años contados.  Pasarían 34 años para que, en 2018, se viera con toda claridad el resultado de este proceso.

 

En 1988, se conformó, el Frente Democrático Nacional, con diversos partidos de izquierda y postularon a Cuauhtémoc Cárdenas como candidato. Las elecciones presidenciales de 1988, no fueron ni de lejos claras sino todo lo contrario. Perdió Cárdenas. Eso es historia. Y, que historia. Eso dejo secuelas políticas negativas para el PRI, que, sin embargo, no se veían; tanto por la ceguera de los políticos como por la falta de síntomas claros de ello. Pero el régimen perdía crédito de manera gradual.

 

Pero he dicho una y, otra vez que los actos y, hechos extranjeros y de organismos como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y los poderosos Estados capitalistas son incluso más importantes que lo que pasa aquí, en México. Estos actores ordenaron o presionaron para que, se privatizara todo lo público; es decir, debilitaron al Estado mexicano, para que los gobernados se volvieran consumidores, tantos derechos y un Estado cerrado impedían que triunfara el Neoliberalismo en México; eso debería acabar.

 

El Capitalismo liberó a los siervos de los señores feudales y así terminó LA Edad Media, si en occidente el Dios cristiano había regido la vida; en la época de la economía el dinero, la producción y el consumismo iban a regir la vida en todos sus ámbitos; el Dios es la economía; se pasó de la teología a la economía como rectora de la vida. El Papa, en la actualidad es un símbolo decadente y la economía el símbolo de la actualidad.

 

En la Edad Media no había propiamente una consciencia del ser como individuo se pertenecía a un grupo como los panaderos, los herreros, campesinos, albañiles y que eran cerrados pues el conocimiento se transmitía a su propio grupo y aunque físicamente eran individuos mentalmente se pensaba como grupo.

 

El Capitalismo liberó a los siervos de los señores feudales para poder explotarlos libremente; de eso, se dio plena cuenta Marx y muchos otros y dieron la solución teórica pero que en la realidad no se pudo lograr y esto, malamente decantó en la dictadura de los partidos de izquierda como en la URSS (Unión de Repúblicas Socialistas), y esto, con su caída, dejó el camino libre al Neoliberalismo.

 

En México, el Neoliberalismo, no habría tenido éxito con la política totalitarista del PRI; claro, eso el FMI, no se lo dijo al PRI; cuando le ordenó privatizar y mientras más privatizaba el PRI, más perdía poder político pues mandaba a sus electores a la iniciativa privada (los liberaba), con el surgimiento de más partidos se le complicaba el escenario político. En ese mismo contexto, el PRI, perdía la rectoría del Estado pues la misma se fue trasladándose a las trasnacionales.

 

El Santo Oficio, la Secretaria de Gobernación quedó, obsoleta con el triunfo de las Redes Sociales, que pronto fue una herramienta de comunicación y de organización a la par de poner en evidencia la enorme e imparable corrupción del gobierno. Lo exterior y lo interno estaban en una sinergia que harían caer lo que se creía imposible: el fin del Presidencialismo.

 

Para el 2000, el PRI perdía el gobierno federal y las gubernaturas de varios estados y municipios. 12 años duró el priismo panista. En el 2012, el PRI volvió a ganar el pode federal, pero cometió el craso error, la victoria pírrica de privatizar todo lo que hacía falta y eso fue el tiro final directo al corazón del régimen. No iba haber un más allá de eso.

 

Esas reformas tenían como fin en liberar a los mexicanos de la dependencia que, con el PRI, tenían del Estado. Había muchos derechos para los campesinos que, vivían con la seguridad de que su ejido era inembargable y le daba para vivir; los obreros podían, en caso de ser despedidos injustamente, demandar y lograr que se les indemnizara conforme a la ley. La educación era medianamente gratuita, lo mismo la seguridad, pero todo eso se terminó. El fin era dejar a los mexicanos libres de la dependencia del Estado, desnudos de todos derechos y se volvieran neoliberales y esto se consiguió. Los mexicanos entraron a este régimen, pero también tomaron conciencia y se despojaron del antiguo régimen Presidencial para nunca volver.

 

E nuevo régimen puede ser virtuoso o ser un fiasco, pero al pasado priista o panista nunca se volverá. No hay que engañarse. Es una lucha perdida de antemano. Lo que hoy exigen las circunstancias es que, los individuos se salven por sí mismos. El gobierno actual ha dado tan poco que confirma lo aquí dicho. No más un Estado paternalista. Por más que se quiera, la 4T, no va a salvar al pueblo, este se debe salvar así mismo. Esto no es malo por sí mismo. Si se mira bien se debe actuar en consecuencia y montarse en los rieles de la vida para poder sobrevivir a esta realidad. Esto no es fácil ni se entiende y menos se acepta.  

 

Dice Miguel Barbosa que ha dado 300 despensas, mismas que no alcanzan para escasos 15 días; el gobierno federal va en la misma línea; los gobiernos municipales llevan la misma línea. No quedan más que las acciones individuales. Y, en efecto, los más fuertes pasarán esta dura prueba. El árbol de la vida ha sido sacudido y seguirá siendo sacudido sin ninguna delicadeza, por desgracia.

 

Una mala o buena noticia se saca de todo esto. La marcha es larga y no hay ninguna cosa que se pueda hacer para implantar el pasado como forma de vida; no va bien sino muy mal. Incluso la 4T, puede terminar como las tres anteriores, pero eso no significa, de manera alguna, que tenga el pasado derecho alguno para instalarse como actualidad.

 

La única tarea es construir con toda la fuerza que se tiene y se puede construir un Estado fuerte. Como mexicanos no somos más pero tampoco menos que los demás pueblos y, en consecuencia, poder dar una que otra buena sorpresa.


domingo, 21 de junio de 2020

NUEVO ESTADO, NUEVOS ÓRGANOS, INSTITUCIONES Y DEPENDENCIAS


NUEVO ESTADO, NUEVOS ÓRGANOS, INSTITUCIONES Y DEPENDENCIAS

 

Los seres humanos somos dados a engañarnos ante la realidad y eso es lo que ha pasado con esto que se ha llamado como la Cuarta Transformación. Por un lado, el sentimiento y la consciencia que una buena parte de la sociedad mexicana tomó para cambiar este régimen tomó mucho tiempo; por lo menos cincuenta años. Por el otro, el régimen Presidencial, tuvo un fin, impedir la democracia, sostener a un solo partido único de Estado como hegemónico en el poder político con un totalitarismo sin precedentes y esto fue la clave que tuvo que descifrar el pueblo mexicano. Este régimen cumplió con su cometido y su razón de ser despareció y por ende eso tenía que desaparecer, tal y como sucedió. Un tercer elemento lo es la sociedad mexicana que cambio en definitiva a la par que las circunstancias nacionales e internacionales cambiaban.

 

Imaginen que la ciencia y la tecnología al avanzar cambian a los pueblos de diferentes maneras, pero de manera particular a los mexicanos al grado de no poder seguir con un sistema político cerrado, conservador, totalitarista, represor, ilegal, ilegitimo sin libertad y todos los derechos concomitantes a la democracia. Esto por sí mismo ya es suficiente para terminar con la estática estatal que se negaba a transformarse, a cambiar a pesar de que los gobiernos presidenciales trataron de hacerlo.

 

Si por esto fuera poco, el poder presidencial fue perdiendo la rectoría de la economía que pasó a las trasnacionales. El poder político se fue fragmentando al irse creando diversos partidos y el partido único de Estado se enfrentaba a otro problema; competir en diversos frentes cuando anteriormente no tenía esa preocupación ni ocupación. El Partido Revolucionario Institucional fue hecho para tener el poder absoluto y no tener competición; por lo cual, no estaba preparado para competir.

 

Ahora bien, el Neoliberalismo y los neoliberalistas tienen la necesidad de que, los seres humanos tengan la máxima libertad posible; es decir, que se vuelvan híper individualistas y sean ellos los que afronten, con los mínimos derechos, la vida y principalmente la económica. La libertad que tanto había negado el presidencialismo fue una necesidad, una consecuencia de la economía de libre mercado y, contra esto y ya no pudo más el Partido Revolucionario Institucional.

 

En estas circunstancias, los priistas y panistas se equivocan al querer volver al pasado; esto no va a pasar. Lo que debería hacer y esto es fundamental para ellos, es encarar la realidad y trabajar en serio para tener oportunidades futuras de alcanzar el poder político perdido. Con su actitud conservadora no hacen más que reforzar el actual gobierno. No han entendido que es lo que quiere el pueblo y lo que no quiere. La democracia burguesa es una condición lógica del libre mercado. Antes de la caída del Muro de Berlín con su consecuencia, la caída de la Unión de Repúblicas Socialistas impedía que se impusiera el libre mercado en México. Con estos hechos se dejó el campo libre para el triunfo del Neoliberalismo en buena parte del mundo y México no fue la excepción. Todas las condiciones estaban dadas para la caída del partido único de Estado y de su marco político.

 

En estas condiciones es impresionante que, los llamados intelectuales, analistas políticos y de toda clase no puedan darse cuenta que, por mucho que se opongan a este nuevo gobierno y, a esta Cuarta Transformación, no lograran más que afirmar y apuntalar este nuevo Estado; esto contra su voluntad. El pasado no volverá pues la maquinaria económica va en dirección contraria a sus deseos y arrastra todo lo demás, incluida la democracia y la política.

 

Si esto no va a cambiar es irracional que sigan sin cambios los órganos, instituciones y todas las dependencias que sirvieron al anterior régimen político-económico-social. Todo, a lo menos, se debe renovar, reformar o refundar; no es posible que se continúe con todo lo viejo ante una nueva realidad. En consecuencia, los alarmistas, los creadores de noticias falsas y la oposición natural no tienen razón en sus concepciones de la realidad ni en sus dichos contra esta realidad novísima.

 

Imaginen esta nueva era con todos los adelantos científicos y tecnológicos que nos permiten saber lo que pasa en todo el mundo a través de las redes y que se intente vivir como si estos fueran los años cincuenta del siglo pasado, imposible. Es cierto que, los ciudadanos estamos expuestos al escrutinio de los demás, pero no lo están menos los gobiernos y esto ya no va con el viejo pensamiento y comportamiento de un sistema político cerrado como el que imperó durante 108 años.

 

Lo que se debe hacer es, preparase, en consecuencia, de esta nueva realidad y dejarse de añorar el pasado ido y que no volverá. La vida, en general, si no se renueva cae en decadencia y eso es lo que, le pasó al pueblo mexicano que permaneció en la mediocridad durante décadas sin saber cómo pueblo su camino pues le era dictado desde el poder político.  En este pasado 2018, los ciudadanos dictaron sentencia definitiva contra el antiguo régimen sin permitir, hasta ahora, apelación alguna y creo que así seguirá.

 

Se creía que la soberanía nacional era una utopía, pero se dejó en claro todo lo contrario que esta es posible a pesar de todo. No hay sistema político que pueda soportar el cumulo de cambios y circunstancias ya narradas de manera breve, pero espero que, suficiente para entenderse la actualidad.

 

Este cambio no es de Andrés Manuel López Obrador ni únicamente de un partido sino de todos los actores políticos, sociales, económicos en particular y del pueblo mexicano en buena parte. Es cierto que el actual gobierno no tiene buen tacto en muchas ocasiones ni tiene contiene a la generación política que tuvo Benito Juárez. Esa generación política fue excepcional y cada uno de los personajes que la integraron fueron por si mismos singulares y con una preparación sin par. Hoy no tenemos a los mejores políticos, pero si tenemos un pueblo lo suficientemente consientes como para dar un golpe de timón y no permitir un nuevo régimen totalitarista y las condiciones no están dadas.

 

El lema y condición política derivado de la revolución mexicana de 1910, “Sufragio efectivo, no reelección”, ha sido de tal calidad que a pesar de haber permitido la supremacía de un partido (PRI), no ha permitido hasta ahora la reelección, aunque el sufragio no haya sido efectivo y esta, es la tarea pendiente del pueblo mexicano.


miércoles, 17 de junio de 2020

IDEOLOGÍA IMPERANTE


IDEOLOGÍA IMPERANTE 

 

Pasan años, décadas y centurias sin que se las ideas cambien. Hasta a los que se llaman intelectuales se han dejado llevar por las apariencias y han creído que es verdad. La responsabilidad y la culpabilidad es de todos. Es increíble la pasividad del pueblo en general y una desgracia en particular de los “intelectuales”. Se ha creído que todo es responsabilidad de los “caudillos”, y que la vida particular es consecuencia de la personalidad única de quien es el mandatario, en funciones. El mandatario no es más que, el quien recibe el poder y las ordenes de gobernar (en este caso), en uno de los tres niveles de gobierno y no quien debe hacer su voluntad.

 

Es indudable que, el pueblo mexicano en las elecciones de 2018 para la presidencia, gubernaturas y municipalidades decidió dar un claro ejemplo de cambio. El priísmo tenía un fin fundamental, sostenerse en el gobierno de manera permanente en un estado totalitarista; esto se terminó de manera lógica y se puede decir hasta natural. El México de hoy, y los mexicanos de hoy, son muy diferentes en diversas áreas de la vida que los de hace una treintena de años. Las circunstancias nacionales y mundiales han cambiado y es evidente que un sistema político totalitarista a la manera del partido único de Estado no puede ser ya el que impere entre los mexicanos. Seguimos la suerte que sigue la vida para bien o para mal.

 

No se le tiene que quitar los méritos a los líderes o caudillos si los tienen, pero no se debe soslayar la importancia del pueblo en general y los electores en particular en los momentos decisivos de cambios.  Tanto el líder como el pueblo hicieron un trabajo combinado para terminar con el régimen político presidencialista pero no hay que dejarse engañar; sin quererlo, los priistas también hicieron su parte para erosionar el mismo régimen político y no hay que dejar de lado la actuación panista perredista y de los demás partidos; hubo una sinergia que derivó en el fin del régimen político totalitarista.

 

No hay que dejar que, la ideología siga influyendo de manera fundamental en la vida política y en todos los rubros de los mexicanos. No hay que seguir pensando que una sola persona puede guiar al resto sin que haya posibilidad de que el pueblo tenga relevancia en el devenir. La importancia del pueblo ha sido mayúscula pues ninguno esperaba que la toma de conciencia y la actuación en consecuencia fuera tal que sorprendió a todos; propios y, extraños, esto es la prueba irrefutable de quien en realidad quería e hizo el cambio y o sigue haciendo, dando el respaldo al presidente.

 

Es verdad lo que dice el presidente, sin el pueblo no hay forma de que siga el cambio del régimen y en esto se equivoca la oposición al lanzar sus permanentes ataques contra el presidente y dejar intacto al pueblo, el verdadero sustento del cambio. Mientras no logren entender esto, no podrán corregir su destino. En estos momentos bien se puede decir que con el pueblo todo, y sin el pueblo ninguna acción podrá hacerse.

 

Los partidos de oposición están errados al dirigir exclusivamente sus ataques contra el presidente en turno como si no tuvieran que ganarse al pueblo para fortalecer sus ataques y tratar de ganar el poder político. Con sus hechos no hacen más que dejar seguir la 4T sin corregir lo malo que trae de manera congénita. Hace falta una oposición fuerte que corrija lo malo en conjunción con el pueblo. La ideología de los caudillos debe terminar para dar paso a la verdad basada en la razón y en la ciencia. Sin esto el Estado mexicano seguirá en la flacura, la decadencia que hasta ahora mantiene. Menos ideología y más razón y ciencia para efectos benéficos.  La ideología imperante del régimen anterior y de los “intelectuales”, en vigencia debe terminar para dar paso a la escena al pueblo consciente y actuante. Fuera la pasividad anterior, para dar paso a la dinámica social.  Ya no más un ¡Viva México!, hueco y sin sentido.


lunes, 15 de junio de 2020

EL FRACASO DE LA OPOSICIÓN


EL FRACASO DE LA OPOSICIÓN

 

La torpeza de la oposición es evidente pero lo más grave es su ignorancia; es de no creerse que, gente con los recursos económicos sea tan ignorante de la realidad. Eso nos explica en buena parte el fracaso del sistema educativo, económico y social. Los mexicanos no estamos en camino real del éxito con esta clase burguesa mediocre, los burgueses mexicanos son una vergüenza internacional. Que lejos estamos de esa tiranía culta, fuerte, de súper hombres que componían a los mexicanos, tenían una organización excelente y un gobierno sin par. No es mera nostalgia sino buscar un parámetro de lo que realmente debe ser y ser.

 

Esta pobre oposición un día nos divierte y otro nos da una profunda vergüenza. Creen falsamente tener la razón cuando la realidad los refuta. No debemos ser dirigidos por semejante debilidad confundida. La falta de conciencia que tienen los burgueses mexicanos es de no creerse. Se sienten hechos a mano, pero su cultura general es de primaria, aunque tengan 50 o 60años y se vistan con roa lujosa. Con estos elementos es imposible crear una nación fuerte que sea la base de un Estado sano. La explicación de la postración estatal pasa por esta clase parasita.

 

La oposición no puede superar que, una buena parte del pueblo quiera avanzar hacia la democracia por la simple razón de sus vidas de privilegios sin esfuerzo, pero sin esfuerzo, sin sacrificio se está destinado a la mediocridad. El Presidencialismo puede verse como el gobierno impuesto de una sola voluntad y eso es el estancamiento permanente pues se deja a una sola persona el destino de millones. Esto es parte de la explicación del fracaso mexicano. La democracia tiene sus riesgos, pero es infinitamente benéfica si se compara con la dictadura de un partido único de Estado; allí no puede florecer más que la corrupción y la impunidad para pocos y el sometimiento del resto y esto es lo que precariamente quieren los conservadores.

 

La oposición no logra entender que debe acomodarse a la nueva realidad democrática, colaborar y sacrificarse por participar en la construcción del nuevo régimen o ser desplazados. Educación profunda es lo que más les hace falta; al tratar con ellos se les nota inmediatamente la falsedad de su identidad y percepción de la realidad. Tienen por mucho, la preparatoria, aunque tengan licenciaturas, maestrías y doctorados. La prensa lo mismo. Estamos ante la extinción de un México arcaico que nunca quiso ni pudo ser un actor activo en la escena mundial. Pero esto cambio y debe seguir cambiando. Si este pueblo se anima un poco más (mucho mas), dará un día muestra de su auténtico ser.  

 

La oposición nunca podrá regresar al pasado que tanto añora por dos motivos fundamentales; primero, la realidad no permite eso y segundo, no logran comprender la misma realidad. Los métodos anacrónicos y descabellados que utilizan, los tienen en el camino equivocado. Creer que Andrés Manuel López Obrador es la causa de sus malestares es estar bien errados. Y, seguirán con sus dislates pues son incapaces de varias, de reinventarse en una clase fuerte, inteligente ya audaz. La decadencia es su sello.

 

Por lo pronto el pueblo mexicano avanza en esta incipiente democracia mientras el resto se desgasta en su mediocridad, pero se debe estar bien alerta porque los riesgos en la democracia, en la vida pública no son pocos y se debe tener cuidado en la nueva generación de políticos que no tardaran en corromperse. Leyes ejemplares contra todos los que quieran desviarse del bien común y en especial contra los que están en el servicio público.


martes, 9 de junio de 2020

RIESGO DE ENFERMEDAD Y MUERTE


RIESGO DE ENFERMEDAD Y MUERTE

 

Es evidente que, la pandemia tomó al gobierno del Estado de Puebla, por sorpresa debido a la falta de inteligencia del gobernador Miguel Barbosa Huerta, no es de sorprenderse si se le conoce por lo menos lo mínimo. Su actitud fue infantil al tratar el tema con la mayor frivolidad; sin embargo, la realidad lo rebasó por todos lados y ciego, actuó de manera torpe pero ya nunca podría siquiera entender y atender esta enfermedad. Un enfermo y débil al mando en el mayor peligro.

 

El gobernador no le quedó otro camino que tratar de imponer medidas contrarias a los intereses de la mayoría de los ciudadanos en particular y en contra de todo el pueblo, en lo general. Fue de decreto en decreto que gradualmente agravaba y lanzaba la pandemia del Covid hacia los gobernados. Ejemplo, ordenó la no circulación de los automóviles particulares, pero permitió el transporte público y esto tuvo como efectos la propagación de la enfermedad. Su reacción fue torpe, ridícula y autoritaria. ¡Quédense en sus casas!, alegando que había ya dado 300 mil despensas que es lo mismo que 300 mil mentiras torpes.

 

Mientras los gobernantes encabezados por el gobernador viven una realidad; la realidad radical de la mayoría es un drama cuando no una tragedia de muerte, una sinfonía macabra que se eleva cada mañana mientras los responsables, en buena medida de todo esto, se refugian en sus casas con todos los medios de subsistencia a la mano, mientras los más pobres salen cada día por el sustento mínimo que los lleve a paliar y eventualmente alcanzar la otra orilla sorteando peligros invisibles.

 

Únicamente hay dos opciones: quedarse en casa y ver languidecer a la familia o salir ante lo que a los que tienen los medios para vivir encerrados les parece una necia locura. Nunca podrán entender la vida del día a día que tiene la mayoría. Se vive entre la inconciencia, la conciencia y la valentía de saber que de todos modos en la casa o en la calle espera el peligro y quizá la muerte.

 

Un gobierno que no entiende la realidad debería ser destituido inmediatamente por el pueblo soberano; claro las circunstancias no lo permiten, pero se debería de esperar a que pase el peligro para tomar partido político no en favor de los anteriores gobernantes y si se quiere ni de este sino a favor de la cosa pública. No más gobernantes lerdos en extremo de la vergüenza permanente y lacerante.

 

Les tengo noticias del mundo real. Existe gente que no tiene ya que perder y en cierto sentido ni su ser y eso es brutal. De común se puede uno encontrar a muchos seres humanos deambulando por las calles no solo sin las mínimas medidas higiénicas sino claramente sin días de bañarse. La causa tiene un mismo origen la extrema pobreza. Buscan el alimento diario y cesan de ir de un lugar a otro. Piden una moneda o un mendrugo que comer. Esto únicamente lo pueden entender los que han pasado por la misma hambruna que acicatea sin cesar día y noche. La moralidad de beatería no tiene cabida aquí para juzgar lo que está más allá de sus posibilidades de entendimiento. Aquí se quiebra toda lógica, toda forma de vivir razonable para saltar los pulsos vitales porque a pesar de todo el instinto de supervivencia los guía como un gps natural a seguir a pesar de las miradas de reprobación, la censura o toda ley u orden de la autoridad.

 

He visto gente sin ninguna higiene restregarse los rostros llenos de granos exprimidos con anterioridad o llevarse a la boca alimentos que no se creería poder ingerir y es todo un espectáculo increíble. Hay que mantenerse fuerte. La sana distancia no es más que una bobería cuando se trata de sobrevivir en tales condiciones. Y, con todo, la gente percibe el engaño de ir escalonadamente alargando los periodos de no poderse volver a la nueva normalidad. ¡Quédate en casa!, reza la letanía obtusa de los gobernantes y que tiene por respuesta la cacofonía de los estómagos vacíos o semivacíos.

 

La vigilancia policial se ha incrementado para controlar a los más pobres. Una y otra vez transitan con las torretas encendidas y el aullar siniestro de las patrullas. En México como en todo el mundo se viven realidades diametralmente opuestas. Pero también allí la moral de beatería no importa pues sirve como justificante de las buenas condiciones en que se vive y se deplora el resto de estratos sociales. Los mexicanos antiguos tenían trece cielos y mucho me temo que hoy tenemos muchos más.

 

Si la rueda de la fortuna da un giro mas ¿qué fuerza policiaca o publica podrá contener a las hordas hambrientas y ya desatadas; ninguna. Las 300 mil mentiras que ha prodigado Miguel Barbosa se ven aumentadas con las que graciosamente nos ha brindado el gobierno municipal. Pero esto no importa porque tienen mil justificaciones políticas que los hacen sentir reconfortables al grado de exigir se les erijan bustos y estatuas al estilo de los emperadores de Roma.

 

Todos los filósofos al tratar de política han mostrado las graves carencias de los gobernantes y han propuesto formalmente desde Aristocles hasta la actualidad pasando por Nicolás Maquiavelo y José Ortega y Gasset que, los políticos no sean tan brutos pues en ello nos va el bienestar. El poder político no solo enloquece a los seres humanos, sino que los embrutece a grados insospechados. En el estado de Puebla no se ha termina la ostentación, el lujo, la fantochería y todo lo malo para gobernar, sino que vino en dosis brutales.

 

El único camino que se puede seguir es el de la vitalidad, la inteligencia, la fuerza, la cultura; en fin el saber que con tanto esfuerzo han logrado conseguir y transmitir filósofos y científicos. Seguir las ordenes de estos gobernantes es seguir el camino equivocado y en lo personal, no tengo duda de que serán recordados como los más pusilánimes. Pudiendo mostrar y demostrar un mínimo de decoro se han mostrado como un coro de papagayos mal entonados. En una conversación de desatinos entre Gabriel Biestro y otros lerdos dicen querer expropiar o nacionalizar Universidades y de repente tercia Emilio Maurer. Eso lo dice todo… lo público, el Estado no les importa porque no tienen la mínima idea de lo que se trata.  


¿A QUIÉN O QUIENES LES PERTENECE EL TRIUNFO DE LAS LLAMADAS IZQUIERDAS EN MÉXICO?


¿A QUIÉN O QUIENES LES PERTENECE EL TRIUNFO DE LAS LLAMADAS IZQUIERDAS EN MÉXICO?

 

Se ha dicho por una corriente de pensamiento que los héroes son los importantes en la vida y que las masas son comparsas (Thomas Carlyle), y en México esto se ha seguido por Enrique krauze sin que se haya combatido eficazmente, él, en lugar de héroes llama caudillos a estos personajes en su obra “Un siglo de caudillos”. Con todo, esto es falso, las masas no son meros espectadores que son guiadas por héroes, lideres o caudillos; participan activamente en los hechos.

 

En las elecciones del primero de4 julio de 2018, los votantes mexicanos dieron una sorpresa insospechada al darle el triunfo a Andrés Manuel López Obrador. Ninguno de los grandes analistas nacionales y extranjeros supo analizar el estado del viejo régimen y poder sacar las conclusiones fundamentales que llevarían a la caída definitiva del mismo. Fue inesperado, inusitado que, las “izquierdas”, hayan logrado el triunfo siendo, el Estado mexicano, vecino de los Estados Unidos de Norteamérica y de estar ligado a la poderosa economía capitalista de este Estado.

 

La explicación es que, las llamadas izquierdas no pueden ser comunistas o socialistas en este momento sino seguir los mismos lineamientos del Libre Mercado. Hasta ahora no ha sido siquiera presentada una sola iniciativa de expropiación, nacionalización de ningún inmueble o rama de la economía. Simplemente no hay forma de hacerlo. El Estado mexicano sigue siendo tan capitalista como con los anteriores gobiernos y eso es completamente comprensivo; lo contrario, sería un suicidio colectivo e irremediable. ¿Se imaginan que los inversionistas se llevaran todos sus recursos económicos?.

 

Volviendo al tema principal, se debe decir que, el resquebrajamiento del régimen presidencial tiene un punto de quiebre con los hechos sangrientos de 1968, en que, los estudiantes fueron masacrados por el gobierno de México. Tomó mucho tiempo que políticos, pensadores y el pueblo mexicano adquirieran la conciencia y actuar en consecuencia para terminar con el totalitarismo político.

 

El Presidencialismo, tuvo como objetivo principal, el someter al pueblo mexicano a un totalitarismo político-económico-social, cultural y de todos los rubros de la vida al partido único de Estado y contra esto lucharon algunas personas de entre millones y después fue creciendo este movimiento hasta hacerse imparable. Y esto fue el trabajo y el sacrificio de miles de personas que incluso perdieron sus vidas. Esto fue anterior a la entrada a la escena política de Andrés Manuel. Fueron 50 largos años de lucha. Es admirable que, algunas personas guardaran los ideales de democracia, libertad, legalidad, legitimidad y todos los demás rubros que van aparejados a estos y con los cuales la democracia no sería ´posible.

 

El cambio político en México obedece a todos los cambios mundiales. No se pueden dejar de lado los hechos externos como tampoco se pueden dejar de tomar en cuenta los hechos y actos internos. Todo debe ser analizado para tener todos los elementos para sacar las conclusiones si no absolutos por lo menos los más completos para explicar el triunfo formal de López Obrador. No se trata de quitarle un ápice de méritos que pueda tener pero tampoco se trata de seguir con la idea de que, un “Mesías Tropical”, es el actor principal en la vida de los mexicanos y que el pueblo es una masa manejable sin ninguna importancia a no ser de meros actores secundarios. Las elecciones del 2018 son la refutación. Krauze ha sido refutado a todo lo largo y todo lo ancho de los hechos. No hay vuelta atrás.

 

Para la marcha de los mexicanos no es suficiente que los políticos sean demócratas que, es lo que se intenta, sino que los ciudadanos sean demócratas y el pueblo en general, sea demócrata para no perder el rumbo correcto en la política y en todas las demás áreas de la vida. Los ciudadanos deben ser activos en lo público y dejar esta práctica a las generaciones jóvenes.

 

El costo de esta incipiente democracia ha sido demasiada costosa como para dejar de cuidarla. Desde los años sesenta hasta la actualidad, por diversas formas se trató de cambiar el Presidencialismo totalitarista. Se intentó por la vía electoral, pero fue imposible pues incluso el Partido Comunista fue proscrito y el Partido Acción Nacional no tenía otra intención que arrebatar un poco de poder al partido oficial. La vía armada se intentó, pero no tuvo la fuerza suficiente.

 

Parecía que sería imposible que el Partido Revolucionario Institucional, perdiera el poder, pero en el año 2000, perdió las elecciones y durante dos sexenios se mantuvo en ese lugar. Pero el proceso iniciado tendría un cierre inesperado; si durante mucho tiempo fueron los luchadores sociales y políticos demócratas los que intentaron cambiar de régimen político, en las elecciones del año 2018, fueron los electores los que lograron ese cambio. El parido único de Estado ya no tenía sentido. Todo había cambiado.

 

Durante mucho tiempo hubo luchadores sociales y, políticos los que habían resguardado la llama de la democracia no se puede soslayar que fueron miles de caídos anónimos, en su mayoría, El triunfo de las llamadas izquierdas en México, ha sido el producto del esfuerzo combinado de individuos, políticos, grupos, partidos políticos, intelectuales, y el pueblo en general y los votantes en particular. La tarea de imponer la incipiente democracia ha sido y será un trabajo demasiado grande e importante para ser concebido y ejecutado por caudillos y se puede decir que, estos han perdido la importancia que Krauze les atribuye.


Son demasiados los personajes que han puestos su esfuerzo para que las izquierdas ganaran y seria ocioso ponerlos a todos en el presente escrito y muchos pueden resultar controversiales pero no se pueden olvidar a los que intervinieron en el movimiento del 68, los guerrilleros de los años 70, los que unieron las izquierdas en 1988, el ejercito zapatista y todos los que intervinieron en las elecciones del 2018 y ni que decir de los gobernantes del PRI y del PAN que con sus actos y hechos contribuyeron a su propio desprestigio y con ello al triunfo de las izquierdas.

 

El cambio de régimen político por sí mismo no es garantía de bienestar pues el mismo depende del trabajo en conjunto del Estado mexicano y de hechos externos que no están bajo el control del gobierno mexicano y la maduración de la democracia será el resultado de una larga practica del pueblo.




miércoles, 3 de junio de 2020

1968-2018, SIN IDEALISMOS


1968-2018, SIN IDEALISMOS

 

A menudo los procesos de toda índole no terminan. Pero, en el caso de la democracia, pues de eso se trataba, aunque eso se vea, en ese hecho de manera marginal, ha tenido su fin en la caída del régimen Presidencial por muy diversas razones que ya explique en diversos escritos. El movimiento del 68, se creía un chiste sin sentido y no podía ser de otra manera debido al apogeo del régimen; se veía imposible la viabilidad del movimiento estudiantil. El Partido Único de Estado estaba en uno de sus mejores momentos y deberían pasar 50 años para que se cumpliera un ciclo insólito: La caída formal y material del régimen totalitarista.

 

Se puede decir, sin temor a equivocarse, que el 68, hoy está más presente que en las décadas que siguieron. Resulta extraordinario que, durante cinco décadas mujeres y hombres se auto convirtieran, por pura fe, basada en la democracia, en guardianes de los derechos políticos de todo un pueblo sin importarles los grandes peligros que les acechaban a cada paso. Se pensaba por propios y extraños que, ese movimiento no tendría futuro. El futuro guardaba secretamente una sorpresa en el 2018.

 

Antes de seguir, quiero advertir que, no trato y no se debe de ver el movimiento del 68 y las elecciones del 2018, de manera idealista como si con esto se hubiera alcanzado el clímax de la democracia y menos del comunismo o del socialismo; ideas tan equivocas y mal empleadas. Los problemas políticos, sociales, políticos y todos los rubros de la vida nunca terminan, nunca. Por el contrario, los problemas en este tipo de rompimientos son el cultivo perfecto para los disidentes para elaborar toda clase de rumores, cotilleos y, bajezas políticas; la mayoría de los recién llegados al poder carecen de la calidad humana, política, jurídica y de gobierno como para hacer una Transformación tersa y cercana a lo ideal. Por lo general, este tipo de transiciones son azarosas, llenas de peligros que se deben superar y los planes no alcanzan a cumplirse, quedando en las tareas para las siguientes generaciones. Las actuales generaciones quedaran en deuda con las siguientes y ni siquiera se están preparando a los futuros políticos para enderezar todas las torceduras que están y las que se están formando. La mera consciencia de un pueblo no es suficiente para que se consolide la democracia pero sin ella tampoco es posible.

 

La mayoría de los políticos que han llegado al poder son inexpertos y hay demasiados arribistas, infiltrados y llegan contaminados por el pensamiento de hacer fama, dinero y perpetuarse en el poder sin aportar lo mínimo. No puede ser de otra manera, carecen de la preparación para tales puestos en cualquiera de los tres niveles de gobierno. No hay un plan general que sostenga a la 4T, es puro pragmatismo como lo han sido las anteriores Transformaciones.

 

El plan de la revolución francesa lo fue el Iluminismo; el plan de la revolución rusa lo fue el marxismo. La 4T carece de ese plan, de esa base sistemática. La conciencia que el pueblo mexicano tomó de antemano es el resultado de múltiples factores internos y extranjeros que dieron como resultado, el triunfo de las izquierdas excepto del Partido de la Revolución Democrática. Es indebido que, se le atribuya tal éxito a un Andrés Manuel López Obrador pues la larga caminata de 50 años está construida con el sacrificio de miles de personas, anónimas en su mayoría, con la contribución ideológica de muchas mujeres y hombres que nunca se rindieron para alcanzar el objetivo político de acabar con el viejo régimen totalitarista e implantar uno nuevo. ¿Quién puede quitarle los méritos a un Heberto Castillo, a Cuauhtémoc Cárdenas?, por citar magramente a unos, pero con una larga lista de líderes que conformaron un Frente contra el oficialismo y que a pesar de todos los obstáculos desembocó en el triunfo de las izquierdas en el 2018.

 

Ha sido el pueblo quien tomó principalmente en sus manos el destino en sus manos y dio el triunfo a López Obrador y no al revés por más que se quiera ver de otra manera; esto, sin quitarle mérito alguno al personaje. Se debe terminar con la vieja idea de Tomas Carlyle y de la cual es adicto Enrique Krauze de ser los “Héroes”, él, encubre el termino con la palabra “Caudillos”, los que hacen la historia y el pueblo meros comparsas. Esto es falso y ha quedado demostrado en el 2018. Ninguno de los grandes expertos esperaba un triunfo tan arrollador del actual presidente. Ese era el gran secreto que nos deparaba el proceso iniciado simbólicamente en el 68. Sería justo honrar a todos y cada uno de los caídos durante ese periodo de 50 años y quizá no sea así por la mezquindad humana, pero sirva el presente como un modesto reconocimiento a ellos. Con ellos todos, sin ellos los equívocos.

 

Antes que seguir a los caudillos y se deben acabar en su hechura pasada se deben seguir ideales democráticos, de justicia, de legalidad, de legitimidad, de observancia plena a los derechos humanos y todo aquello que haga digna la vida de todos los seres que habitan el Estado mexicano. Claro esto queda como una tarea diaria y como un pendiente para las generaciones futuras. El presente escrito debe sacudirse todo idealismo. Sería muy bueno que las izquierdas en verdad pusieran en práctica los ideales ya enumerados y se crearan políticos rectos en lo posible para evitar la corrupción que aqueja al Estado mexicano; esa es la tarea más importante que tiene el Estado mexicano y que el actual partido en el poder a dejado de lado sin sospechar el gran peligro que representa.

 

No se deben tener grandes esperanzas con los políticos pues inmediatamente que se les deja de observar actúan llevados por las pasiones desenfrenadas sin importarles mucho el pueblo; son unos simuladores en toda la extensión de la palabra. Por ello, los ciudadanos no deben dejar de ejercer sus derechos, mandar e imponer los límites al ejercicio del poder político, económico y social. El triunfo fue del pueblo soberano y debe mantener su soberanía intacta y nunca cederla a los políticos; es decir, la soberanía popular debe mantenerse imprescriptible, inalienable y siempre como el limite a los excesos de cualquier político. Honremos a los caídos y forjemos un Estado fuerte con órganos sanos, independientes e instituciones del mismo corte. Este pueblo no es más pero tampoco menos que el resto de la especie. 1968-2018, un ciclo que se debe estudiar a fondo y que queda como otro pendiente.