jueves, 19 de julio de 2018

LA LLAMADA CUARTA TRANSFORMACIÓN





La primera revolución mexicana lo fue la independencia; la segunda, la de Reforma; la tercera, la revolución de 1910 y hoy se intenta la cuarta. De las tres primeras, la segunda es la más interesante por los personajes que intervienen como actores decisivos en la consolidación del Estado mexicano de la mano de Benito Juárez. 

Justo Sierra, Ignacio Comonfort, Ignacio Manuel Altamirano, Porfirio Díaz, Miguel Lerdo de Tejada, Mariano arista, Manuel Doblado, Manuel María Zamacona, Juan Nepomuceno Almonte, Santos Degollado, Sebastián Lerdo de Tejada, General Ramón Corona, León Guzmán, Benito Juárez, José María Iglesias, Luis Gonzaya Osollo, Francisco Zarco, Ignacio Ramírez, Miguel Miramón y Guillermo Prieto, son los más sobresalientes de la llamada generación de 1842 y que hizo triunfar la república. No hay una generación o grupo de mexicanos tan extraordinarios, tan preparados y que por lo mismo fueron capaces de enfrentar tanto a conservadores como a la intervención francesa con éxito.

En 1867 triunfan los liberales contra los conservadores y contra el gobierno francés al fusilar a Maximiliano. Con lo cual triunfa el liberalismo que va a dar paso a nuestro presente neoliberal, se quiera o no. Claro, Juárez y todo este grupo de masones no hubieran querido que se torciera su legado hasta llegar a la dependencia de México con otros Estados extranjeros como ha ocurrido.

El estudio de este periodo da una idea clara de los peligros y del gran trabajo de este grupo que por demás estuvo a punto de perder y con ello perderse su proyecto de nación. No se crea que esta etapa fue un conflicto interno. Por el contrario, hubo intereses foráneos por cada lado, tanto de conservadores como de los liberales. Los primeros fueron por ayuda a Francia con Napoleón III y los segundos, recibieron la ayuda de los Estados Unidos de Norteamérica.

Los franceses querían poner coto al expansionismo de los Estados Unidos y estos querían que ningún Estado europeo interviniera en Latinoamérica. El plan de Napoleón III no pudo lograse pues los Estados Unidos terminan sus guerra de secesión en 18565 y ya estaban listos para seguir con sus planes imperialistas pues ya habían despojado de más de la mitad del territorio a México y se trataba de cuidar sus intereses. Para bien o para mal la historia de México está estrechamente ligada a nuestros vecinos del norte y viceversa pues el trauma que les ha quedado por su despojo de tierras les lacera sin remedio. Que relaciones tan difíciles pero no imposible de llevar a cabo en buenos términos.

Bien, lo que trata de hacer Andrés Manuel López Obrador tiene sus antecedentes en estos hechos y actos y se debe analizar si cuenta con el grupo político que pueda hacer esta revolución política sin otras armas más que, la calidad política. Ahora bien la pregunta es evidente. ¿Existe un grupo de políticos que estén a la altura de la empresa que se trata de llevar a cabo?. A mi parecer no, y esto puede comprobarse pues ninguno de los que rodean a Andrés Manuel puede ser considerado como su par para, en su caso, seguir la tarea. Eso parece ser que lo tiene claro López Obrador. Quien trata de no perder tiempo para implementar su política.

Del análisis de los funcionarios electos tanto gobernadores, senadores,  diputados federales y de su gabinete no se puede hallar verdaderos hombres o mujeres de Estado o intelectuales que puedan clarificar el rumbo para construir el nuevo régimen político como base del Estado en la híper modernidad. El nuevo régimen traerá como consecuencia, nuevas relaciones jurídicas, sociales, económicas y políticas por supuesto. Esto es el mayor problema que en la práctica se debe salvar. Sin embargo, quizá se trate de la voluntad de una sola persona que haga todo el cambio político.

Es evidente que no estamos ante una generación de gigantes sino de bisoños legisladores que al parecer no tienen ni idea de lo que es un régimen y un Estado en plena transformación hacia la híper modernidad. Por l tanto, todo hace pensar que, en lugar de tener un equipo capaz de apuntalarlo en esta inmensa tarea en similitud de Juárez, López Obrador, tendrá que hacer un símil con la admiración del General Lázaro Cárdenas, esto, evidentemente, guardando toda proporción tempo/espacial y de circunstancias.

A Juárez, le correspondió salvar y consolidar el Estado liberal mexicano, a López Obrador rescatarlo de  la corrupción que ya es decir mucho pero tiene un plan más ambicioso como lo es, el de lidiar con el Neoliberalismo que, sinceramente se ve muy difícil sino es que imposible de salir del mismo, máxime que le han dejado implementadas las privatizaciones y bien apuntaladas con toda clase de seguridades a los inversionistas privados.

No se crea que los afectados, adictos a vivir del erario, van a quedarse con los brazos cruzados; muchos se opondrán veladamente, otros tantos públicamente pero todos no están dispuestos a sacrificar los injustificados sueldos de lujo mientras el pueblo generador de la riqueza padece la pobreza. Deberían saber que contra la voluntad soberana no caben disensos de los particulares y menos cuando se trata de remediar los excesos de las administraciones pasadas.

El cambio es imposible de detener pero en cambio si se puede torcer de su fin primordial, volver a la austeridad republicana y dejar la corrupción como forma de vida. Es hora de que “vivir fuera del presupuesto no sea un error”, que es necesario “Avanzar sin transar”, es decir, sin corrupción. Son necesarias una nueva ética una nueva moral para el pueblo y leyes severas para combatir la corrupción de manera directa, clara e irrenunciable en un nuevo marco constitucional que observe la justicia y la equidad.  

Muerto el régimen priista y vuelto este un partido ordinario lo que sigue le corresponde al pueblo mexicano, esta es su hora para saber si está a la altura de las circunstancias. El panorama no es claro y el futurismo le corresponde a los videntes pero a los filósofos les corresponden como al historiador los hechos pasados. Hasta entonces la lechuza levantara el vuelo, cuando todo haya pasado.

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