La
política es lo cotidiano, es el aquí y ahora; totalmente mundana. Se tiene que ocupar
bien o mal de la vida de los gobernados sin poder desocuparse por mucho tiempo
de esto pues si pierde su acción de poder otros lo ocuparan. El poder político tiene
una faz radicalmente horrible pues se ocupa de la realidad y la realidad, perdóneme,
es brutal, por ello los poetas tratan de hermosear la vida con sus cantos y
rimas. Los románticos y soñadores están en concordancia con los poetas.
Por
otro lado, está la teología que también pretende regir sobre la vida de manera
absoluta e intemporal pero torciéndose al querer que lo trascendental, lo metafísico
teológico rija a toda costa lo pasajero, la vida humana. Los elementos de la teología
son, el alma, el más allá, el Dios cristiano, los ángeles, la vida eterna y
otros símiles. Ya aquí se siente, se ve la tensión con lo terrenal, con la vida
terrena.
En
el campo de la lucha, de la acción política hoy día es la republica democrática;
una veces torcida hasta grados inéditos pero ese es el fondo en los que se
aplica la política. La republica tendrá como bases, el pueblo, la soberanía, la
democracia y lo que se ha llamado la división de poderes. La filosofía de Juan
Jacobo Rousseau (soberanía) y de Louis de Secondant Montesquieu (división de
poderes), rigen en la constitución.
Los
panistas al tratar de hacer política llegan con un error fatal querer que lo teológico
rija sobre lo político. Eso es la barbarie. La política rige sobre lo
imperfecto, sobre lo imperecedero, sobre la vida que se tiene que resolver de
manera inmediata y diaria. El mundo corrompido sobre el que nadamos
inexorablemente es lo que se trata a toda costa de salvar de momento a momento
con no pocos fracasos y sus correspondientes desilusiones.
La
política al ser hecha por lo peor de los seres humanos; los más ambiciosos, los
menos preparados, los menos escrupulosos con sus salvedades debe dar como
resultado regímenes totalitarios, dictatoriales, demagogos y de vez en cuando democráticos,
libres y justos. Los conservadores panistas al ver esto se les ha ocurrido y se
les seguirá ocurriendo que el reino divino con su eternidad, con su belleza imperecedera,
con su amor infinito, con su vida eterna y todas las promesas de que está
preñada la teología no solo son posibles sino que es obligado a llevar a cabo
por mandato del dios cristiano. La vida perfecta del más allá se debe imponer
en la tierra. Y, se va a tratar de implantar a través de la moral cristiana.
Claro esto trae aparejada una serie de contradicciones a la vida pues la vida
terrenal debe regirse por leyes jurídicas mientras que la moral es una preparación
constante para la salvación del alma.
Los
panistas al tratar de hacer leyes, tratan a toda costa de incrustar su moral
disfrazada de leyes jurídicas con la necesidad de tener todo un aparato ideológico
para tratar de convencer a los incautos para que acepten esta chapuza. Sin
embargo, los panistas pasan por alto mañosamente su condición de humanos
imperfectos pero la realidad no admite alegatos y mucho menos apelaciones pues
es como es.
Es
precisamente esa condición humana de los panistas la que va a entrar en guerra,
en contradicción al tratar de imponer “El reino de Dios en la Tierra”, porque
mientras tratan de suplantar la realidad con el reino perfecto viven sin poder
frenar sus apetitos naturales humanos. “Animo Montana”, “Lo que dura dura”,
bien pueden ser sus gritos de batalla contra sus propios dogmas teológicos. Y,
que la final van a dar al traste con su concepción ideal de la política y la
realidad.
Por
un lado, los panistas dicen creer en la fe católica y su práctica pero por otro
su ambición de poder terrenal los obliga a decidirse por una forma de política y,
la democracia no les satisface por su tendencia a la moderación; lo mejor es el
libre mercado que ofrece la riqueza material sin límites. Si a esto se le suma
la corrupción del régimen priista ya se puede avizorar su desastre político.
Si
los panistas anuncian una vida semejante a la perfección celestial pero logran
una vida totalmente corrompida con claros fines de obtener riquezas terrenales
a través de los métodos más corruptos e impresentables conocidos no se puede
esperar otra cosa que no sea la decadencia y pérdida de confianza de los
gobernados y del pueblo en general.
Básicamente,
los panistas han sido sus propios enemigos pues entran a la política con una contradicción
irreconciliable y que no admite solución práctica. Luego, suman un método ajeno
que es el priista, por eso se les asocia mucho a los priistas al grado de ponerlos
como hermanos del mismo mal las privatizaciones llenas de corrupción. La política
no admite triquiñuelas teológicas de manera permanente sin que cause muchos
dolores y dolores de abdominales de tanta risa. Claro esto es paradójico pero así
es.
Hacer
política con los elementos teológicos es ver la realidad con los lentes del engaño
con las consabidas desilusiones. La política se debe hacer con los elementos políticos
a la mano libres de elementos extraños a riesgo de desviar y torcer aún más la realidad y la vida.
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