La
caída y desuso del régimen priista es evidente, no hay duda de su pérdida de
vigencia y su inviabilidad práctica. El Partido Revolucionario Institucional
como representante simbólico y origen de la práctica del Presidencialismo debe
ser puesto como un partido político ordinario para que no vuelva a poner en
vigencia el Presidencialismo o una forma torcida del mismo tal y como lo hizo
en 2012 para seguir con las privatizaciones en medio de la corrupción más
plena.
El
remedio a todas estas privatizaciones y de la corrupción es el juarismo, es
decir, la austeridad, la honestidad, la justicia, la democracia, la
transparencia y la defensa de la nación mexicana y la consolidación del nuevo régimen
político sobre estas bases para crear un nuevo Estado. Por lo menos eso es lo
que ha dicho Andrés Manuel López Obrador y que, por lo visto asi será al
ponderar sus acciones como presidente electo.
A
los primeros a los que les impone la austeridad es a los gobernadores,
senadores, diputados federales y locales así como a los presidentes, todos
electos del Movimiento de Regeneración Nacional. Esto es perfectamente
entendible y plausible; si se quiere eliminar en su totalidad y evitar el
regreso del anterior régimen se debe iniciar con la austeridad siguiendo con la corrupción. La primera medida es bajar los
sueldos de los funcionarios electos (austeridad), y dejar de ser gestores
ciudadanos (combate a la corrupción); lo primero tiene como fin que se abandone
el lujo innecesario pues quiere eliminar la contratación de asesores, quienes
elevan el gasto público en el gobierno; lo segundo, trata de evitar que los
legisladores lleven la corrupción de facto a través de las gestiones que se
implementaron para que administren presupuesto y con ello se lleven dinero de
manera anómala. Con las gestiones, muchos legisladores, se han hecho de sendas
fortunas.
Es
cierto que, López Obrador tiene la intención firme de concentrar el poder político
y manejo de la economía publica que no privada; lo primero, a través de los 32
coordinadores; lo segundo, al realizar las compras de todas las dependencias
por medio de la Secretaria de Hacienda y Crédito Publico. La concentración
excesiva de poder en único órgano tiene
alarmados a muchos tanto de su lado como los políticos de los otros partidos así
como los grandes empresarios. Esto es un síntoma psicológico provocado por el
cambio. Con el PRI ya hubo una concentración casi absoluta del poder político, económico,
de la fuerza pública, de los medios de comunicación y de todos los ámbitos públicos
y privados. Allí no se quejaban como ahora, estaban tan acostumbrados, mandando
felizmente. Vaya paradoja.
Es
de esperar que el juarismo de Andrés Manuel no caiga bien, tanto a propios como
extraños, pues precisamente lo público iba en sentido contrario de la republica
juarista de austeridad, iba lo publico en el gasto fausto como si estuviéramos en
jauja y con formas monárquicas. Y, para ser sinceros todos en general añoramos
la abundancia sin mérito alguno, vivir de lo público era y es un fin. Es claro
que esta forma de hacer política y gobernar tendrá sus opositores así como de
los propios como de los ajenos que ven truncados sus sueños de una vida
abundante sin mucho esfuerzo más que la retórica hueca y la complicidad genérica.
López
Obrador ha manifestado su voluntad firme de ganar únicamente 108 mil peso al
mes con lo cual pone en un brete a todos los altos funcionarios que ganan
millonadas sin justificar el sueldo. De acuerdo al artículo 127 en su fracción II de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos ,
señala los límites de lo que percibirán los funcionarios públicos y que es el
salario que perciba el presidente de la república. Entonces es legal que todos
los funcionarios públicos tengan un sueldo menor al que perciben hasta estos
momentos. Claro, deberá salvarse el obstáculo que pone el artículo 94 párrafo
onceavo de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos que mandata que la remuneración que perciban los miembros del órgano judicial
no podrá ser disminuida durante su encargo que para los Ministros de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación durara 15 años, según el siguiente párrafo del
mimo numeral.
Por
todo esto es necesario que por el momento, a la manera de los romanos que ante
circunstancias extraordinarias daban poderes especiales para solucionar el
peligro y tan luego se solucionaba, cesaban eso poderes. Únicamente de esta
manera se podrá crear un nuevo sistema político con tintes juaristas de
austeridad pública y acotar la corrupción pública que fluye por los tres
niveles de gobierno. El pueblo debe dar el apoyo a López Obrador pero siempre
vigilando que se cumplan los fines públicos con democracia, libertad, justicia,
transparencia, solidaridad y rendición de cuentas.
El
Neoliberalismo ha despojado de todos sus derechos a los ciudadanos, dejándolo desnudo
para que con sus propias fuerzas alcance los bienes y servicios que tenga
necesidad, es decir, que todo le cueste pero también ha liberado del
paternalismo al pueblo y este, debe tomar su papel de actor principal cada vez
que sea menester en lo que respecta a lo público. Es de esperarse que el pueblo
al tomar conciencia, gradualmente vaya madurando hasta alcanzar la madurez política
para poder conducir su vida pública con toda responsabilidad.
No
se deben alarmar los neoliberales nacionales y extranjeros ni los gobiernos de
los Estados más poderosos pues ellos mismos son los que han provocado y dado la
libertad al pueblo en general. De lo que se trata es construir un nuevo sistema
político base de un nuevo Estado donde imperen la democracia, las leyes justas,
la libertad y el respeto. No se debe permitir a ningún líder que se encumbre
para ser un dictador y menos transexenal. Ya lo dijo Benito Juárez: “Entre los
individuos como entre las naciones el respeto al derecho ajeno es la paz”.
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