jueves, 24 de mayo de 2018

MEADE. LA REENCARNACIÓN DEL PARTIDO REVOLUCIONARIO INSTITUCIONAL EN UN ROSTRO




El Partido Revolucionario Institucional, fue creado como un partido único de Estado con el totalitarismo como su eje rector de su política. Siempre fue, es y será un partido enemigo de la democracia; nació torcido y su fin ser del mismo estilo. La simulación es otra de las características del PRI, en toda su historia su rostro es una transfiguración del autoritarismo a la simulación de la democracia, de la justicia, de la institucionalidad, del viejo Estado de pesos y contrapesos que no era otra cosa que una mascarada.

La ultima que no la definitiva de las simulaciones es la de postular un candidato ciudadano que engañara a los incautos sobre los fines torcidos de conservar el poder a pesar de toda su historia sangrienta, violenta, antidemocrática, ilegal, ilegitima y fraudulenta  Basta recordar las matanzas recientes en las que se ha visto involucrado el PRI y las elecciones del Estado de México, ese es el PRI y nunca va a cambiar.

José Antonio Meade es una especie de aventurero que va a donde lo llevan las circunstancias. Es falso que sea una persona con una bagaje cultural amplio y profundo; no es más que un sujeto de la alta burocracia que ha aprendido el funcionamiento torcido del régimen priista. Sus formas afectadas u acartonadas dan la pauta para saber que es sujeto tipo que es el indicado para manejar. Por lo menos yo no le he oído ideas y menos teorías acerca de la alta política ni siquiera del régimen Presidencial ni respecto del nuevo tipo de régimen que de base al nuevo Estado híper moderno.  

Este es el máximo problema que debe resolver el pueblo ¿cómo desechar por completo el Presidencialismo y sus residuos que pueden transformarse en el régimen gubernamental sujeto de las grandes trasnacionales?. Esa es la misión de Meade y de Anaya, volverse gobiernos en uno y otro caso entreguistas con tal de montarse en el lomo de la corrupción y escapar en las alas de la impunidad.

Ahora bien, es evidente que el Presidencialismo se desmoronó sin remedio y abrió la posibilidad de la democracia y los propios matarifes del Presidencialismo, los priistas, iniciando por Enrique Peña Nieto están espantados por las consecuencias inesperadas que trajo consigo el de haber puesto el último clavo al ataúd de su propio monstruo. Por ello, a toda costa han puesto a funcionar la vieja maquinaria generadora de los fraudes y ni esto están seguros de que les funcionara. Están espantados porque los ciudadanos del norte de México han despertado como una pesadilla sobre el actual gobierno. Una golondrina les creo la ilusión de un largo verano, cuando en realidad el frio hielo crecía bajo sus propios pies mientras celebraban el ocaso de su régimen como si fuera un triunfo perene.

El ciudadano Meade, no es más que el rostro del viejo PRI, del nuevo PRI más decadente y ya sin ideología viva. Allí están los viejos ritos del pasado deambulando como esqueletos de ciudades perdidas; como espantajos de un régimen podrido que muestra su feo rostro porque la corrupción digamos lo abiertamente deja sus huellas indelebles. Y, estas cicatrices en nuestras manos y en nuestros rostros son la infamia de un sistema político que se niegan a dejar los más ambiciosos y viles de entre los mexicanos y debemos sentir vergüenza enorme por no detener esta podredumbre de la vida pública. Caro lo hemos pagado y caro lo seguiremos pagando.

La elevación en todos los sentidos pero más en dignidad humana de los mexicanos no podrá darse sin el aniquilamiento de este sistema priista. ¿Qué dignidad puede ofrecer la Bestia sanguinaria?. Ninguna. La cúpula priista argumenta en cada plaza y foro que han cambiado que tienen un nuevo rostro, el rostro ciudadano de Pepe Meade. Ese rostro no es más que una engañifa mal montada. Meade no se ha percatado que al entregarse en las garras del monstruo se le transmitieron todos los genes políticos de la intolerancia, de la violencia, de las mentiras, de la vileza, la corrupción y el cinismo.

Quien tenga ojos sensibles a los cambios casi imperceptibles y a la mimetización monstruosa podrá reconocer que el candidato priista es ya un ente priista con toda la sed diabólica de destruir, de ofender, de denostar, denigrar a sus contrarios políticos; que son en todo caso contendientes a puestos de elección popular y no blancos que se deben eliminar a toda costa.

Hace algunos días acuso a Nestora Salgado de ser “secuestradora”, y quizá este sabihondo ignora que el artículo 20 de nuestra Carta Magna, tiene como principio la presunción de inocencia y que es indebido culpar y condenar a una persona sin que haya sentencia firme. Con toda la destreza vil del viejo PRI, Meade se trasladó al sistema penal mexicano inquisitorial para tratar de humillar pública y nacionalmente a una mujer. Ante las críticas el ciudadano Pepe Meade no dio marcha a tras a sus acusaciones y sentencia para él, inapelable y ya firme y volvió a mascullar que no se arrepentía y no se disculpaba. Machacando con un violento ¡Faltaba más!.

Pepe Meade, ¿acoso ignora que dentro del PRI hay decenas de gobernadores corruptos y algunos de ellos procesados y otros en plena fuga?. Claro que no lo ignora, lo sabe pero fustiga a sus adversarios políticos pero bendice a los diablos priistas que pululan a su alrededor y que conviven a diario con él. La cúpula priista sabe que está en verdadero peligro de extinción pero no se van a ir sin dar ejemplos de violencia, de corrupción, fraudes electorales. El viejo PRI y el nuevo PRI se mimetizan en el rostro del ciudadano Meade pero también Pepe Toño tiene la capacidad de mimetizarse en el rostro del PRI y mostrar los largos colmillos, el garrote y la violencia que subyacen en su ser ya totalmente priista.  

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