miércoles, 2 de mayo de 2018

EL RÉGIMEN PRIISTA Y SU VIGENCIA



El Partido Revolucionario Institucional, es un partido que construyó un régimen político totalitarista, simplemente durante mucho tiempo no tuvo oposición real. Por ello, se dice que era una Dictadura Perfecta[1] porque simulaba la democracia y lo podía hacer por tener el control del Estado, era un partido único de Estado. En sus mejores años se decía vulgarmente que obtenía durante las elecciones “Carro completo”, es decir, arrasaba casi absolutamente todos los puestos de elección.

Claro, siempre hay quienes piensan diferente. Para ello se creó todo un sistema de elementos que tenían como fin de realizar los fraudes electorales cuando era menester. Parecía que nunca se iba a derrumbar el sistema. Pero, todos los sistemas tienen su vigencia. La Edad Media parecía que iba a durar toda una eternidad pero el racionalismo vino a darle la puntilla. El Renacimiento fue la puerta por la cual la Humanidad occidental entró a la Modernidad. La dictadura de Porfirio Díaz, parecía solida pero entrado en la decadencia el dictador ya no pudo evitar la caída de su régimen. Seis meses más o mensos duró la revolución para que el viejo dictador entendiera que todo se iba a las playas de la historia.

El sistema priista tuvo una duración más prolongada que una dictadura personal porque se basó no en la vida natural de un ser humano sino de todo un partido. Y, se blindo el régimen con la disciplina torcida de los tres grandes sectores: El obrero, el campesino y el popular apuntalados por las centrales obreras, campesinas, los empresarios, los medios de comunicación, los caciques y un dinamismo en dejar actuar a los líderes hasta donde fuera necesario sin que rebasaran al partido. “Roban pero dejan robar”, es una de sus máximas.

A los burócratas los tenía más o menos contentos. “Vivir fuera del presupuesto es vivir en el error”, es otra de sus máximas. Dentro de los limites señalados por el partido todo se podía hacer fuera de esos límites se caía en la ilegalidad, en el lado equivocado y la fuerza del Estado era la solución. Estaba la cárcel, las ejecuciones extra judiciales que había puesto en boga Díaz. “Mátalos en caliente” o “Mátalos y después averiguas”. Máximas que se cumplían al pie de la letra.

Sin embargo, el sistema estaba ya condenado a morir con el avance del Neoliberalismo. El presidente en turno fue perdiendo el poder político al surgir verdadera oposición con sus altas y bajas; de la misma manera perdió la rectoría de la economía y esta paso a las trasnacionales y también perdió el control de los medios de comunicación que en otros momentos tenia de forma casi absoluta. Esto tare como consecuencia la perdida de lealtad gradual hacia el partido único de Estado. Su caída era inminente y no hay forma de detener esa caída como no lo fue en los ejemplos citados.

Ahora bien, una cosa es el Partido Revolucionario Institucional y otra muy diferente el régimen aunque estén estrechamente ligados. El partido puede sobrevivir e incluso mutar ante la pérdida de la hegemonía, esto lo veremos más claramente los días siguientes al uno de julio de dos mil dieciocho. Pasadas las elecciones. El régimen priista no puede correr la misma suerte, ese se terminó porque se volvió inútil. Cumplió con su cometido pero no va más. En efecto, quieran o no los priistas tendrán que acostumbrase a ser un partido ordinario y lidiar en las elecciones como cualquier otro partido; eso abre la posibilidad de avanzar en la democracia. Se fue el “Carro completo”, se fueron los días de gloria, estos no son más que recuerdos. El Partido Revolucionario Institucional lleva en el nombre la contradicción ¿Revolución institucionalizada?. Tendría que desaparecer ya no pueden enarbolar esa ideología torcida.

Sentimos como nación que no pisamos en firme que el suelo se abre ante nuestros pies y eso es el efecto de la crisis política. No hay de donde asirse ni hacia donde encaminar los pasos. Las coaliciones disímbolas son el símbolo de esta época. Pero no se asusten ni se sientan totalmente perdidos. Los seres humanos deben pasar por crisis para medir fuerzas y en caso, de encontrar la estrella polar pueden Salir airosos de ese trance. Las crisis no son malas, es malo el no poder darles las respuestas adecuadas. Todos los actores que conforman el Estado mexicano que por el momento está enjuto, casi tullido se han puesto en marcha y con ello la maquinaria que habrá de construir el próximo Estado, el híper moderno.






[1] Mario Vargas Llosa. 

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