Los
viejos articulistas y periodistas no aciertan a comprender ¿Cómo es que se está
dando el cambio político?. Se encuentran desconcertados sobre la forma en que
se desarrollan los hechos. A mí no me sorprende pues la mayoría de estos
personajes no tienen ni los estudios adecuados ni la inteligencia para
desentrañar los resortes de los hechos humanos colectivos.
La
historia o los hechos históricos tienen como base la decadencia del sistema
Presidencial mexicano, en el cual el presidente en turno era el motor único en
el Estado mexicano, era una especie de Luis XIV que sostenía que “El Estado soy
yo” (L'État, c'est moi), pues tenía el monopolio de la administración de la economía,
la política, era el jefe del partido único de Estado, era y es, además, el
representante del Estado mexicano a nivel internacional. Tenía facultades
constitucionales y meta constitucionales; la legislación secundaria y
reglamentaria le daban una larga lista de facultades. Todos los puestos de los órganos,
legislativos y judicial estaban entre sus facultades de otorgarlos de manera
discrecional. Era además, el gobernante del Distrito Federal. Sus facultades
eran inmensas.
Con
el surgimiento de nuevos partidos y la perdida de gobiernos estatales,
municipales, diputaciones federales y locales la política se fue transformando
en un crisol de intereses que se integraron a la política hasta hacer que el
monopolio político se diluyera de las manos del presidente en turno, dejándolo sin
esa facultad.
A
la pérdida del monopolio político le siguió la pérdida del monopolio económico.
El Estado mexicano podía regular precio e imponer el ritmo de importaciones
pero con la apertura económica esta facultad extraordinaria consagrada en el artículo
131 constitucional segundo párrafo, dejo de ser útil al presidente. La imposición
del Neoliberalismo fue minando el poder del presidente en turno hasta dejarlo
en calidad de mero adorno.
La
apertura cultural a través de las redes sociales también tuvo sus efectos en la
psique de los mexicanos; ahora, podían interactuar con diversas personas del
extranjero, las ideas que fluían en las redes, irremediablemente permearon en
los mexicanos que gradualmente cambiaron su forma de ver la vida.
La
pérdida de la presidencia de la república en el año 2000, por 12 años permitió
la interrupción del Presidencialismo y aun se puso en desuso su práctica y por
lo menos unas 17 generaciones desde el año 1995 ya no nacieron en el régimen Presidencial
y cuando tomaron consciencia de sí mismos faltaba ese elemento ideológico en su
haber formativo psicológico.
Durante
el Presidencialismo, la Secretaria de Gobernación fungió como el Santo Oficio
de lo que se podía transmitir en la televisión y lo que se podía escribir en
los diarios; este método le permitió al priismo controlar la información a la
que podía tener acceso el pueblo mexicano. Se moldeaba a los mexicanos desde la
censura oficial.
El
Neoliberalismo expulso a millones de mexicanos, principalmente a los Estados
Unidos, desarraigándolos del campo y de su cultura. Los campesinos no fueron
los únicos perjudicados, obreros, amas de casa y profesionistas engrosaron a
este rubro por lo que al ser marginados del sistema se fueron incluyendo a las
filas de la oposición.
El
propio Partido Revolucionario Institucional, a través de su cúpula, no pudo ver
o si lo vio que al no poder ya mantener esa unidad forzada en sus filas los
priistas inconformes se irían a la oposición hasta formar una oposición
aguerrida que no terminaba de unirse contra el PRI, pero finalmente lo ha
hecho.
La
enorme corrupción que emana desde el presidente de la republica hasta el más
modesto de los presidentes auxiliares fue un rubro que ha estado de forma
permanente en el gobierno en sus tres niveles y en sus tres órganos pero esta corrupción
fue y es más censurada con la caída del Presidencialismo.
La
impunidad de la que gozan los presidentes, gobernadores, legisladores y todos
los que tengan que ver con la administración de los recursos públicos es otro
de los elementos que se le reprochan al presidente en turno, quien es incapaz
de darle una solución más o menos eficaz y se ha quedado en el discurso hueco.
Hay
otros factores internos y externos pero sería ocioso y largo de enumerar. Estos
elementos bastan para entender que si el Presidencialismo se terminó, es de
esperarse que esa unidad que mantenía el presidente en turno se terminara en el
2015 con las reformas privatizadoras de Enrique Peña Nieto.
Todos
estos elementos materiales o reales fueron cambiando la forma de pensar de los
mexicanos que apoyaban al régimen priista o que eran ciudadanos pasivos pues el
mismo ya no satisfacía siquiera a sus propios militantes. Ese cambio de
pensamiento se fue construyendo gradualmente conforme el presidente en turno
iba perdiendo sus facultades, su poder de unión.
El
calendario ritual del régimen priista por ende, perdió sentido ya surtía
efectos que se hiciera o se hagan ritos festivos en aquellos días marcados como
importantes para la nación mexicana. ¿Qué sentido tiene ya festejar el 18 de
marzo, día de la expropiación petrolera o el 15 y 16 de septiembre como fechas
de la independencia mexicana si hemos vuelto a la dependencia?. Y, esto pasa con todo el calendario ritual, se
ha vaciado de contenido, de sentido.
Los
seres humanos en todo momento y mayormente en los de crisis intentan darle
sentido a sus vidas y, el caso mexicano no es la excepción. La debacle del
Presidencialismo hizo que la unidad en que mantenía a la nación mexicana se
perdiera y, ante esta pérdida de sentido se debe buscar la senda. El factor psicológico
de abandonar lo que ya no sirve y la búsqueda de una salida a esta crisis política
está ya instalado en la mente de la mayoría del pueblo mexicano. No es un
capricho, no es casualidad ni únicamente la personalidad carismática de Andrés
Manuel sino una ne3cesidad imperiosa con bases reales que ya se plasmaron.
El
estado psicológico de que el régimen Presidencial está acabado y, en
consecuencia, inservible se ha terminado de afianzar en la mente del colectivo mexicano.
En consecuencia, el viejo régimen ha caído en el descredito por todos los
rubros ya señalados y, de la misma manera el colectivo social ha adoptado la única
salida que tienen, la oposición encarnada por Andrés Manuel López Obrador. No
es que López Obrador vaya a ser la solución mágica a todos los males como lo
imaginan muchos pero es la solución inmediata. Con el paso del tiempo el pueblo
mexicano tendrá por fuerza que encaminar sus pasos hacia la construcción de un
nuevo régimen político como base del nuevo Estado en esta era híper moderna.
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