La pérdida de poder
del presidente en turno en México, se inicia con Miguel de la Madrid Hurtado,
con exactamente el inicio de la privatización de todo lo público. Esto fue
mermando la soberanía nacional y el desmantelamiento del Estado moderno mexicano. Alegremente, los priistas, se
disparaban al cuerpo, se mordían el corazón, se disparaban a los pies, se hacían
el hara kiri una y otra vez hasta que con gran teatralidad Enrique Peña Nieto
anuncia con bombo y platillo sus “Reformas estructurales”, es decir, logró lo
impensable, lanzarse a la tumba y poner el último clavo al sarcófago y bailar
sobre la tumba del régimen priista con suma alegría.
Esto no queda en
esta escena sino que, al parecer los restos purulentos del régimen esparcieron
un virus de ceguera, de mentiras, de locura, desatinos entre priistas y sus
comparsas los panistas que gritan a todo pulmón en cada plaza, en cada calle,
en cada foro, en cada oportunidad televisiva, en medios de comunicación, en
redes sociales y en sus sueños que, el responsable de todo es Andrés Manuel. Los
tramoyeros que desmantelaron el régimen priista y sepultureros del mismo sufren
terrores inéditos con altas fiebres que los hacen desvariar pública y
privadamente. Esto sería de risa si el resultado no fuera trágico para el
pueblo.
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