Los
seres humanos no cambiaremos nuestra forma torcida de actuar de manera natural
porque es parte de nuestra naturaleza. La corrupción es una manera,
relativamente fácil de conseguir ganancias del trabajo de otros que aportan a
lo público. El trabajo de todo un pueblo pasa a las manos de unos pocos. Gran negocio
turbio. Cuando la corrupción es el eje que hace funcionar a un gobierno en sus
tres niveles todo está perdido y en México eso ha pasado. El sistema priista
del Presidencialismo ha muerto de pura corrupción. La zozobra no es casual, sin
ningún sistema sólido para gobernar las circunstancias se tornan sombrías. La corrupción
concreta de los gobernantes nos ha traído hasta este lamentable estado. Sin
embargo, para que la corrupción creciera y todo lo contaminara fue posible por
medio de complicidades entre la clase política hasta que impero la impunidad.
El
binomio maldito Corrupción e Impunidad, es el ariete que utilizan los corruptos
para allegarse de lo público y volverlo privado con toda impunidad. La clase política
no puede curar este mal político por ser ellos mismos los que están enfermos,
contaminados y torcidos por este binomio. La cura debe llegar desde la ciudadanía.
Durante
el Priato, se simulaba la corrupción y su combate. La falta de democracia hacía
casi imposible siquiera señalar los actos de corrupción. Mientras el Partido Acción
Nacional fue únicamente oposición se mantuvo fuera de la corrupción pero tan
luego accedió al poder y su ejercicio fue hecho trizas.
Con
el Partido de le Revolución Democrática pasó exactamente lo mismo. Sería ocioso
relatar una historia de todos conocidos y, con los demás partidos ha ido
pasando exactamente lo mismo. Se puede evitar con los que no hayan caído ya
irremediablemente en la corrupción. Por eso en este punto se debe ver la unión entre
el PAN, el PRD y MC como la suma de tres institutos corrompidos y corruptores.
Por ello se les debe combatir en lugar de sumarse a ellos.
Los
priistas usan las instituciones públicas para la corrupción y con ello han
logrado volver no solo inútiles a estas instituciones sino viles y nocivas para
el pueblo. ¿Quién podría confiar en la Secretaria de Hacienda y Crédito Publico
si la manejan corruptos que desvían millones de pesos públicos para fines ilícitos?.
Al parecer todas las instituciones están ya contaminadas por la corrupción del
gobierno en turno. ¿Cómo puede pedirse que se confié en el gobierno, en las
instituciones en tal estado de corrupción ya francamente grave?. Ninguna
persona que sea mínimamente razonable.
La
solución, repito, debe venir de la ciudadanía organizada; no más corrupción e
impunidad, hacen falta Consejos Ciudadanos para la Seguridad Publica, para la Educación,
para la Salud, para la defensa de los Derechos de los Consumidores de bienes y
servicios; en resumen, Consejos Ciudadanos para todo lo público de manera
permanente.
Romper el binomio Corrupción/Impunidad es el
reto que tiene el pueblo mexicano y, este tiene la palabra y la acción o la
pasividad.
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