Vivimos
bajo reglas escritas y no escritas. Creemos que nuestra forma de vivir es no
solo correcta sino la mejor que la de nuestros enemigos declarados y no
declarados. Vivimos d prejuicios más de lo que creemos y sabemos. Cierto que,
no somos el único pueblo en el mundo que vive de esta manera; en general, todos
los pueblos viven engañados sin saberlo, obviamente. El poder político y el
religioso se han encargado de primer momento en engañar a los gobernados; a
todo esto se han sumado las grandes trasnacionales. La publicidad, en el fondo,
no tiene otro objetivo.
Ya
desde el imperio azteca había descontento entre estos, los sometidos y los
pueblos no alineados como los tlaxcaltecas y michoacanos. Con la llegada de los
españoles estos descontentos llenos de odio, de ira; es decir, las
contradicciones terminaron por romper desde dentro el poderoso señorío. Los
españoles fueron beneficiarios de estas contradicciones pero no propiamente
conquistadores. Los españoles no pasaban de mil al día que se decidió el ataque
de Tenochtitlan y unos sesenta mil tlaxcaletecas, cholultecas, huejotzincas y
de otros pueblos como Quecholac, Tecamachalco y Tepeaca. En el avance se fueron
sumando más pueblos hasta casi dejar a los aztecas solos. Aun así no hubiera
sido fácil derrotarlos pero les había caído una epidemia de viruela traída por
un esclavo de Pánfilo de Narváez, llamado Francisco Eguia. Como sea las contradicciones
estaban desatadas y no había forma de darle marcha atrás.
Los
españoles, entonces, se apoderaron de todo el reino y se dedicaron al saqueo de
todo tipo. No les importaban mas que hacerse ricos y eso es comprensible. Que
trajeran la religión católica, las artes, la ciencia, la política y forma de organización
administrativa no hizo otra cosa que aumentar las contradicciones, el odio, la
ira durante trescientos años aunque se mantenía soterrada en su mayor parte.
Todo esto desembocaría en la revolución de independencia de 1810.
Lograda
la independencia en 1821, las contradicciones no habían terminado sino mutado
de importancia, y se pensaba en una forma de gobierno monárquica para iniciar
pero las ideas de democracia, igualdad, justicia ya se habían implantado, en
por lo menos, las cabezas más sobresalientes y se inició una lucha entre
conservadores y liberales. Al final los liberales se impusieron pero no
pudieron imponer la democracia del todo, a pesar de haber promulgado la constitución
de 1857 de corte liberal.
La
iglesia con todo su poder se negaba a someterse al poder público civil y promovía
el odio contra los liberales. La Guerra de Reforma de 1858 a 1861 fue el
resultado de esas contradicciones y el triunfo liberal no terminó con estas
contradicciones, estas se mantuvieron latentes.
La
intervención francesa (1862-1867), volvió a revivir con gran intensidad las
contradicciones y odios entre conservadores que querían un imperio bajo la dirección
de los sacerdotes y los liberales que tendían a la democracia, la modernidad y
la república entre otros rubros. El triunfo del gobierno liberal encabezado por
Benito Juárez, puso al Estado mexicano en la escena mundial, lo consolidó pero
no terminó con los odios ni contradicciones. El camino el pueblo mexicano iba a
tomar un derrotero muy diferente al conservadurismo y liberalismo bien marcados
para volverse una síntesis.
La
dictadura de más de treinta años de Porfirio Díaz mezcló conservadurismo social
con liberalismo económico enmarcados por pobreza de muchos y riqueza de pocos;
es decir, contradicciones que decantaran en la revolución mexicana de 1917. Ahora bien, esta revolución se hizo sin ningún
plan político inicial, tal y como se había iniciado la de independencia, y,
derrotado el régimen de Díaz, se inició la lucha por el poder entre los grandes
caudillos. Si bien el siglo XIX esta preñado de caudillos, estos no desaparecen
en el siglo XX ni desaparecerán en el XXI, se institucionalizan ya sea en el
presidente o se oficializan al volverse lideres referentes de la política. En
todo el territorio surgen pequeños caudillos.
Todo
el intervalo del régimen priista manipula las contradicciones y las minimiza al
incorporar el grueso del pueblo en tres grandes sectores el Obrero, el
Campesino y Popular, fuera de estos esta la ilegalidad, los enemigos. Sin
embargo, esta Dictadura casi perfecta, fue desmoronándose por empuje externo
del Neoliberalismo y del interno de los partidos que han surgido.
El
Neoliberalismo, es decir, los dueños de las grandes trasnacionales, terminó en
definitiva con el régimen priista, al obligar a Peña Nieto a privatizar todo lo
público. El régimen priista tenía dos puntales, el monopolio de la política en
la figura del presidente pero ha perdido esta hegemonía sin dejar de ser
importante; de la misma manera tenía la rectoría de la economía, misma que
obsequio a los dueños de las grandes trasnacionales. Sin estos dos elementos el
Presidencialismo está acabado.
Pues
bien, las contradicciones no se han terminado y siguen en forma económica que
apoyan dos corrientes políticas que se tocan y mezclan en lo político pero convergen
plenamente en lo económico. Los panistas son los herederos de los conservadores
y, los priistas los herederos de los caudillos revolucionarios convertidos en
una parte de la clase política arraigada con el riesgo serio de ser convertida
en una fuerza ordinaria.
Los
viejos anhelos de conservadurismo religioso son promovidos por los panistas que
a toda costa quieren un pasado teológico como régimen de la vida con un
Neoliberalismo en lo económico y, ellos a la cabeza por considerar que son los
elegidos de Dios. Los panistas han escondido, para el grueso del pueblo su teología
torcida, y la han tratado de racionalizar para que sea digerible. Tratan de
imponer “El reino de Dios en la Tierra”.
Por
otra parte están los liberales de la política pero enemigos del régimen económico,
los de izquierda. Las contradicciones del pueblo mexicano, el odio no se han
terminado y sigue la vieja pugna por imponer una forma ideológica en la política
conservadora o liberal y por seguir en lo económico en el Neoliberalismo y una
forma de economía libre de corrupción que no es de izquierda plena sino de
centro izquierda.
En
el plano económico el régimen actual se ha inclinado plenamente del
Neoliberalismo, produciendo millones de pobres y millones en extrema pobreza
con unos pocos ricos; esto trae contradicciones irreconciliables que se agravan
por la corrupción pues la misma es el ariete con lo que los ricos y políticos han
logrado alzarse con los bienes y servicios públicos para volverlos privados, es
decir, el trabajo de todo un pueblo y muchas generaciones pasado legalmente y
con toda la corrupción a manos de personas físicas y morales. Un negocio pingue
que crea más contradicciones. Este es el trabajo del pueblo mexicano, terminar
con estas contradicciones que generan odio soterrado y que aflora de diversas
maneras como la discriminación, la intolerancia, crímenes y delitos,
autodefensas contra la delincuencia organizada y contra el gobierno. Al parecer
la debilidad del gobierno ha sido parte del plan para imponer las
privatizaciones. Un gobierno débil permite todo lo malo.
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