sábado, 27 de enero de 2018

AMLO



Andrés Manuel López Obrador, es un ser humano con defectos y virtudes; no lo convirtamos ni en santo ni en demonio; es un ser humano, solo eso. En este contexto no se debe perder de vista nunca lo que simboliza: el deseo del pueblo mexicano de justicia, de igualdad, de democracia y todos los valores democráticos y aun éticos y morales. No todo el pueblo esta torcido y me atrevo a decir que la mayoría del pueblo es honesto pero ha sido empujado a grados de deshumanización por el actual régimen priista/panista.

La misión democrática no es de un solo hombre como lo intentan hacer ver los priistas y panistas sino del pueblo en general, este periodo de zozobra debe superarse con el esfuerzo de todos los que tienen la consciencia de que, este régimen totalitario, represivo y criminal debe terminar. Para bien o para mal este régimen lo agotaron, lo exprimieron hasta el tuétano los propios priistas y panistas con ayuda de sus cómplices de otros partidos. Peña Nieto como un vampiro insaciable le clavo sus colmillos en la garganta hasta llegar al corazón del mismo con sus reformas estructurales. ¿Qué pensaría el muy tonto si se diera cuenta de lo que realmente hizo?.

Andrés Manuel, no es un loco ni un ser divino ni siquiera un “mesías tropical”, como lo ha llamado el ciego y torpe de Enrique Krauze como para solucionar los problemas nacionales. El trabajo es de todos. Hay grandes tareas, la educativa es una de ellas. El actual modelo de estudios es un desastre, basta con ver y seguir la senda de los que llegan a ser profesionistas, con excepción de algunos, la gran mayoría está hueca, les es menester el verdadero saber. Es patético ver generaciones y generaciones de profesionistas lerdos que pretender pasar por lo que no son. Les gustan más las apariencias que el verdadero ser.

Es lamentable que haya abogados con doctorado que imparten clases pero nunca han llevado un solo juicio y es de triste verlos pavonearse como si fueran un paradigma inevitable. Pero este drama se extiende hacia abajo y en la amplitud del pueblo que ni siquiera tiene acceso a la educación mínima que la haga distinguir entre dogmas y realidad; de este sector se nutre el régimen y eso es cruel para permitir que siga. La Constitución General preceptúa que todos los mexicanos somos iguales pero la realidad manipulada por el régimen desmiente y justifica con mil discursos esta pobreza. Esta gente está aislada de la justicia, del trato digno de lo más elemental que debe tener por el solo hecho de tener la calidad de seres humanos. Este sistema deshumaniza. No se pueden entender tantas muertes si no se entiende que a los más pobres se les ha deshumanizado para lanzarlos a los brazos de la muerte sin responsables y menos culpables.

El Neoliberalismo de “club de amigos”, sin importar que estén calificados es una de las fuente de nuestras desgracias. Vemos pasar a los miembros del gabinete en turno de un puesto a otro sin mayor requisito que pertenecer a ese club cuyo único objetivo es “que les haga justicia la revolución”, y esa justicia se traduce como la corrupción seguida de la impunidad. No es casual que se haya institucionalizado el “Año de Hidalgo”, que consiste en llevarse el dinero público, los bienes públicos incluyendo sillas. Es una vergüenza. Este régimen ha ensuciado todo, ha salpicado a todos incluyendo a un ex rector de la máxima casa de estudios: José Narro; es lamentable ver a un personaje de este calibre andar de mitin en mitin y de reunión en reunión repartiendo migajas de corrupción del erario hasta lograr un hueco en las finanzas y una montaña de corrupción.

López Obrador, como ser humano encarna el deseo de cambiar este sistema corrupto por uno justo pero el trabajo es de los ciudadanos. No hay que preguntarse qué puede dar el gobierno sino que puede uno aportar al Estado sin quitar los ojos del gobierno sea quien sea el que gobierne. Es necesario que se distinga entre El Estado el continente donde está el contenido: Órganos de gobierno (Ejecutivo, legislativo y judicial, todos los institutos, fideicomisos y dependencias de gobierno), el pueblo y el territorio. Se debe hacer grande al Estado pero no perder de vista a los gobernantes y participar activamente en la política y en todo lo público.

Hay dos opciones seguir, como quieren panistas y priistas, viviendo con y en este régimen corrupto o iniciar la transición a un sistema democrático. Lo que propone el PRI con sus aliados, con José Antonio Meade es el continuismo de este régimen; lo que propone el PAN, PRD y MC, es quitar a los priistas del poder para ellos beneficiarse de la corrupción y seguir en lo mismo. Lo que el pueblo, en general, debe proponer es el inicio de un cambio radical de este sistema en la persona de AMLO, pero guardando siempre que este nuevo sistema tenga y contenga la democracia como base y que los subsiguientes gobernantes, independientemente, de su filiación sean democráticos y, en caso contrario, sean castigados ejemplarmente.

AMLO, no debe ser santificado ni demonizado sino convertido en símbolo de las humanas aspiraciones de los mexicanos. Debe ser símbolo de lucha y el juicio futuro dira si por sus acciones positivas y negativas tiene el derecho de estar entre los grandes hombres y mujeres que han forjado con su liderazgo nuestra realidad y futuro. Todo esto cuando se hayan calmado los ánimos. Ahora, ahora es tiempo de concientización y de lucha ideológica, científica, filosófica con aplicación en la realidad mexicana.


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