sábado, 20 de enero de 2018

UN CASO EXTRAÑO DE ANARQUÍA: EL FRENTE CIUDADANO




Los mexicanos somos un pueblo de leyes con anhelos de  igualdad social, de justicia, de democracia que se quedan en meros deseos o intentos. Desde la independencia (1821), la historia de México es la historia de caudillos que no han desaparecido hasta la fecha y, que con la mínima excusa se lanzan a desconocer la legalidad para tratar de alzarse con el gobierno.

Terminada la dictadura de Porfirio Díaz, el resultado fue la anarquía; los jefes militares se mataban por el poder; esto no podía seguir indefinidamente así, los caudillos revolucionarios concibieron un gobierno de un solo partido de Estado. Probaron con el Partido Nacional Revolucionario (PNR, 1929-1938), con el Partido de la Revolución Mexicana (PRM, 1938-1946), hasta que cuajó el Partido Revolucionario Institucional (1496-), y a la “Paz porfiriana”, le sucedió la “Paz priista”. Durante el auge del régimen priista hubo pocos cambios o disidencias; esto no significa que no las hubiera con resultados graves que tendrían sus efectos muchos años después pero el régimen pudo controlar esto por el momento.

Durante el tiempo más brillante del Presidencialismo mexicano el Estado moderno se mantuvo fuerte hacia el interior y relativamente fuerte hacia el exterior y, era válido hablar de soberanía nacional. Este periodo se puede dividir en dos etapas; la primera inicia en 1929 y dura hasta 1984. A partir del mismo año de 1984 se inician las privatizaciones en México y con ello empieza el declive del Presidencialismo que forma parte de la segunda era que termina en el año 2000 con la perdida de la presidencia de la república que si bien lo hacen a favor de sus símiles en ideología y prácticas, el Partido Acción Nacional.

Este segundo periodo (1984-2000), tiene por objetivo volver enteco al Estado mexicano al punto de que, el presidente de la republica pierde su poderío político y su poder sobre el control de la economía. Con esto quedaba anulado el representante del Estado mexicano. El surgimiento de diversos partidos va a tomar las posiciones perdidas por el órgano ejecutivo en lo político y as trasnacionales se pondrán por encima del gobierno en lo económico con efectos en lo político.

El tercer periodo (2000-actualidad), se va a caracterizar por la nula capacidad del Estado para poder seguir brindando los bienes y servicios públicos mínimos para el pueblo mexicano. El punto culminante, la estocada final la recibe el Estado mexicano y el propio presidente de propia mano con las llamadas “Reformas estructurales”, que no son otra cosa que reformas privatizadoras envueltas de corrupción y el corazón lleno de putrefacción.

Los gobiernos en turno, tanto priistas como panistas en concordancia con sus partidos satélites se fueron encargando de matar el Estado moderno mexicano, ese Estado llamado de bienestar que si bien no cumplió son sus metas en plenitud si al menos tenía una práctica nacionalista de defender determinados derechos (Educación, trabajo, vivienda, seguridad pública, el campo etc.), que permitían la explotación indiscriminada y la casi total ausencia de buen gobierno.

Lo que estaba latente y se desató fue la anarquía gradual desde el año 2000 hasta la fecha. Al no contar el Estado mexicano con un gobierno autónomo sino sujeto a las trasnacionales y con las instituciones muy débiles la consecuencia fue la pérdida del gobierno y el surgimiento del arte musical narco que fue el preludio de la vida de este estilo, no tardaron en surgir grupos de autodefensas ante la falta de gobierno, grupos armados de todo tipo surgieron los gobernadores se tornaron reyezuelos autónomos que contribuyeron a la delincuencia y ellos mismos fueron y son delincuentes. El propio presidente de la republica encabezó la corrupción que se desató en todos los niveles y en toda la sociedad.  El infierno de Dante en la Tierra. No son casual tantos delitos, masacres, desaparecidos, muertos con toda impunidad.

Esto ha culminado por dar un fruto, una unión impensada entre una buena parte del Partido Acción Nacional de corte totalmente conservador y el Partido de la Revolución Democrática de línea liberal, ambos en lo formal, con el apoyo de un delincuente declarado judicialmente Dante Delgado y su partido Movimiento ciudadano. Estos dos partidos, PAN y PRD, se han convertido en la práctica en los carroñeros del Estado mexicano. Los priistas y panistas al desmantelar el Estado mexicano no tuvieron la prudencia de crear un nuevo Estado, el híper moderno, por una razón fundamental no les conviene transitar hacia la ciudadanización plena del gobierno, prefieren administrar la anarquía.

El mal gobierno es el sello del priismo y el panismo pero se fue agravando y únicamente para efectos de fechas pongo el año dos mil como el punto de agravamiento hasta llegar a la anarquía y es altamente significativo que esa anarquía provenga del gobierno y trate de ser aprovechada por “El Frente Ciudadano”,  pues trata de terminar con este gobierno y tomar las riendas del mismo sin proponer ningún buen remedio y el remedio central: construir el nuevo Estado mexicano con sus órganos fuertes y autónomos, instituciones funcionales y eficaces en un marco legal que resista todos los embates del caudillismo y de la delincuencia, tanto oficial como común.

Es evidente que, la administración de la anarquía les traería pingues ganancias a los integrantes de este Frente Ciudadano que tiene todo menos ser ciudadano. Las candidaturas ya están repartidas, tanto en lo federal como en lo estatal y municipal, es decir, el asalto a lo público para la rapiña está bien planeado por esta fuerza política; falta lo que las otras fuerza políticas tengan que decir en la práctica. No pretenden un buen gobierno sino enriquecerse.

Las historias de los integrantes de este Frente son como una novela de Televisa, altamente mediocre pero atractiva para muchos el “Niño Maravilla” del PAN con sus características de supremacía blanca aliado con repugnancia oculta a los pobres símbolos mexicanos de la azafata y el “Niño sin amor”, que a base de esfuerzo han logrado el sueño de alcanzar el éxito. Claro esto en el discurso porque en la realidad son, junto con Dante Delgado, carroñeros de lo público con ansias perrunas de siempre más.

Este Frente Ciudadano ha hecho a un lado sus ideologías para pactar la consecución del poder público, libre de toda moralidad, de todo bien común, de toda transparencia, de todo respeto por el pueblo, de todo respeto por sus militantes. Se fragua una traición al pueblo sin límites pues en lugar de la democracia y la construcción de un nuevo orden a través de un nuevo Estado buscan la Administración de la Anarquía con sus mortales y desastrosos efectos.


El pueblo debe decir no a estos nuevos anarquistas de derecha,  proponer y lograr la construcción de un nuevo Estado democrático que ponga a cada órgano, institución, partido político, trasnacionales en su lugar con los ciudadanos en el centro de la actividad política.  Terminar con esta anarquía es trabajo del pueblo, en caso contrario, seguirá inmerso en la anarquía que a todos golpea pero con especial a los más débiles, es decir, al pueblo y, en especial a los que están en la pobreza extrema.


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