miércoles, 24 de enero de 2018

EL PRIISMO COMO OBSTÁCULO POLÍTICO Y SOCIAL



El priismo en el fondo es un régimen dictatorial que en todo momento se opone a la democracia de manera sistemática. El poder del Partido Revolucionario Institucional reside en el conservadurismo político y social; un sistema que no cambie demasiado y por ende, que la sociedad siga en la misma pasividad a modo seguir con su corrupción que todo ha contaminado.

No se trata únicamente de que haya un cambio de gobierno sino una total reforma que ponga los cimientos de un nuevo sistema político no sobre la sociedad sino desde la sociedad que sea permita que los más pobres tengan acceso a los mínimos derechos en la práctica y que, el pueblo en general, pueda ascender hacia otras capas sociales. De acuerdo a su trabajo físico o mental, es decir, se trata de que los individuos puedan desarrollarse plenamente y que en base en ello, la redistribución del dinero se haga una práctica. Claro, no sería esta la única forma de lograr la redistribución de la riqueza.

Con el PRI y el PAN esto no ha pasado ni pasará porque son los más entusiastas privatizadores de lo público con la mayor corrupción posible. Ya esta este problema de corrupción/impunidad bien diagnosticado pero poco se avanza para poner manos a la obra. No es posible corregir este doble mal mientras tenga vigencia el priismo y el panismo. Ambos partidos fueron desmantelando el Estado moderno mexicano sin tener el cuidado de sustituir el régimen político.

Priistas y panistas dejaron al Estado mexicano en calidad de títere de las grandes trasnacionales. El presidente en turno funge mas ya como un Gerente General y México S. A de C. V., como una empresa en manos de pocos nacionales y extranjeros. En este contexto no es una sorpresa que los órganos, las instituciones y dependencias del Estado, estén en franca descomposición y por lo tanto, inservibles. Parece que el propio gobierno propicia la injusticia. De la corrupción ni hablar esa si, ya está institucionalizada.

Los políticos del PAN y PRD se han unido al PAN y PRI para tratar de seguir administrando el Estado mexicano en toda su crisis, en toda su debilidad para seguir en la corrupción y la impunidad. En consecuencia, la sociedad se debe organizar o sumar a un partido para iniciar un cambio radical y el Estado vuelva a ser  lo suficientemente autónomo para regular las relaciones de este con las grandes trasnacionales, de estas con el pueblo, del gobierno con el pueblo y todas las nuevas relaciones que  han ido surgiendo. 

Es muy significativo que los partidos aludidos no piensen siquiera en proponer un nuevo modelo de Estado acorde a las nuevas relaciones políticas, sociales, económicas, culturales y todo lo que conlleva esta realidad actual. Terminado el Estado moderno no tuvieron priistas y panistas la atingencia de crear otro con órganos e instituciones  renovadas sino que se limitan a querer quitar a sus enemigos políticos del camino o permanecer en el gobierno. Si se deja que esto siga seguirá la anarquía.


No se trata de cambiar un gobierno por otro sino de cambiar todo el régimen que por lo más ya no sirve. El presidente perdió el monopolio político y la rectoría de la economía, el primero se trasladó a los partidos y ciudadanos, el segundo a las trasnacionales. Únicamente quedan recuerdos del Presidencialismo y una larga tarea por hacer. Se debe crear un Estado democrático en donde los corruptos sean castigados severamente, empezando por el presidente de la república.


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