No
es una idea de Andrés Manuel López Obrador, el querer el cambio de régimen sino
una necesidad ineludible pues el Priato ha terminado, los propios priistas
terminaron con Enrique Peña Nieto, lo que empezaron con Miguel de la Madrid
Hurtado, la privatización de todo lo público. Las “Reformas Estructurales” (Vaya eufemismo),
que no son otra cosa que la privatización de las empresas públicas se llevaron el
ultimo puntal de este régimen: la rectoría de la economía mexicana.
Los
presidentes mexicanos en turno hasta con Carlos Salinas de Gortari tuvieron todavía
el control de la política a través de los viejos métodos y con las viejas
estructuras (Sector obrero, campesino y popular con toda la fuerza del Estado),
y cuando esto no les alcanzaba tenían negociaciones con el Partido Acción
Nacional. Pero el surgimiento de más partidos forzó y terminaron con el monopolio
político del presidente en turno hasta perder la presidencia de la república
por dos sexenios.
Enrique
Peña Nieto entregó el poder del control de la economía, de manera definitiva, con
sus reformas estructurales, quedando sin poder en este rubro. Lo único que ha
sostenido al PRI en el poder político es su enorme y profunda corrupción en
todos los ámbitos. Las elecciones del estado de México, nos dio una clara
muestra de sus formas torcidas y retorcidas de actuar sin ningún pudor para
conservar el poder político.
El
presidente en turno ya no tiene el monopolio de la política sin dejar de ser
importante, el poder se ha fragmentado y, ahora lo tienen incluso, los llamados
independientes; ya tampoco tiene el control de la economía, ahora lo tienen las
grandes trasnacionales. El presidente en turno se ha convertido en el Gerente
General de México S. A. de C. V., al servicio de los megaricos. Es una triste
figura, una pálida sombra de lo que llegó a ser el casi todopoderoso símbolo del
Estado mexicano; el símbolo del pueblo mexicano, la voluntad que todo lo movía.
Hoy, es motivo de risa y escarnio bien ganado.
La
idea del cambio está más allá de los deseos de los ricos o del pueblo mexicano,
es una necesidad directa de las fuerzas desatadas (La implementación del libre
mercado, la liberación del ciudadano del paternalismo estatal, las nuevas
relaciones entre empresarios, gobierno, grupos de poder, pueblo etc.), que darán
como resultado un nuevo estado mexicano se quiera o no.
Pasa
lo que ha pasado en diversos momentos de la historia que, esa realidad indescifrable
de momento, se va vertiendo en las cabezas de los ciudadanos y va imponiéndoles
el deseo de cambio que se hace inevitable, no hay forma de parar este
movimiento social y político. El resultado final es de pronóstico reservado. No
es Andrés Manuel el único motivo del cambio sino el resultado de todas las
fuerzas desatadas y la concretización en forma de deseo en las cabezas, incluso
de los priistas, que llevará al punto concreto de la realidad.
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