viernes, 16 de septiembre de 2016

EL GRITO DE DEPENDENCIA



Para vivir en sociedad fue creado el Estado moderno donde se creía que el ser humano tendría que alcanzar el máximo bien común en todos los rubros. En México, después de la revolución de 1910, se logró que la repartición de tierras, la nacionalización de las industrias petrolera y de generación de luz, se impuso que el ejido fuera inembargable y las parcelas indivisibles. Si bien esto se hizo bajo un régimen que gradualmente se volvía intolerante y autoritario. De la misma manera, los logros del Estado de bienestar fueron parciales.

Ahora bien, desde hace más o menos treinta y cuatro años se ha venido implantando el Neoliberalismo, es decir, la privatización de todos los bienes y servicios públicos. En efecto, se han ido quitando a los campesinos, obreros y trabajadores de todo tipo los derechos alcanzados. El Estado de bienestar se ha terminado sin que lograra sus objetivos. Ahora, los Estados débiles ya dependen totalmente de las trasnacionales, estas imponen el marco jurídico a los gobernantes y a los gobernados.

Este gobierno ha revertido todo lo conseguido desde la independencia política iniciada en 1810. Los Derechos Humanos y las garantías individuales son prácticamente letra muerta. La cosa se agrava si se tiene en cuenta que es la fuerza pública la que sistemáticamente viola los derechos humanos, desaparece, ejecuta y mata indiscriminadamente.

No se entiende la actitud de muchos mexicanos que siguen festejando los ritos oficiales sobre el grito de independencia cuando ya el motivo no existe. Somos dependientes, tanto de los gobiernos extranjeros como de las trasnacionales.

A esto súmesele la enorme corrupción que esta imparable. Desde el presidente de la república hasta el mas modesto de los presidentes auxiliares saquean lo publico en su beneficio, No hay forma de hacer que rindan cuentas ni son castigados. Hay una enorme simulación en la impartición de la justicia para los gobernantes que saquean lo público, dejando a las entidades federativas que gobiernan con deudas pagaderas a varias generaciones. 


Todos los gobernantes están activamente privatizando los bienes y servicios públicos, haciendo de paso, los negocios de sus vidas. A estas alturas ya no hay motivo alguno para festejar la independencia porque ya dependemos de los gobiernos extranjeros, de las trasnacionales, del Fondo Monetario Internacional, de la banca extranjera. Solamente las personas pasivas e ignorantes siguen yendo a los ritos oficiales para dar la apariencia de fiesta popular nacional.


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