En
la antigüedad el ser humano trataba de conocer el ser de lo existente, de las
cosas, del mundo, de la realidad vamos. Así nació el realismo. Durante el
devenir de la vida el ser humano sospechó que la realidad no era tan ingenua;
por ello, el idealismo debutó con toda una metodología para conocer. Ortega y
Gasset sabia que estas dos corrientes filosóficas con todas sus variantes eran
las dos caras de la misma realidad. En consecuencia, propuso superar ambas a través
del racio-vitalismo. Esto quedó trunco.
¿Qué
pasó?, el ser humano vio que a través del Neoliberalismo o que es lo mismo, el
pragmatismo a ultranza, podía colmar todas las ambiciones hasta antes negadas
de poder sobre toda la humanidad o por lo menos su mayoría. Para ello era
necesario frenar la filosofía en su tercera navegación y poner al ser humano a
explotar y consumir todo lo que este mundo pueda dar como si este planeta
tuviera recursos inagotables y un equilibrio inmutable o hubiera diez mundos en espera para ser vividos
en la misma tónica.
Se
ha paralizado toda acción reivindicatoria a favor de la naturaleza y se le
trata como si ella dependiera del ser humano y no al revés. Muchas eras han
pasado y la tierra ha desechado a muchos de los seres que se han creado en
ella. ¿Qué hace pensar al ser humano que él, es la única raza que esta exenta
de seguir la misma suerte?. Esto no es más que un espejismo. Del saber para
como bien vivir se ha pasado al consumir para ignorar como bien vivir en una
desenfrenada acción colectiva de explotación y consumismo.
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