lunes, 4 de mayo de 2015

LEGALIDAD SIN DEMOCRACIA



En México la híper individualización no ha venido como en otros lugares a través de la ideología del derecho divino a conquistar, a la autorrealización y en primera y última instancia a vivir sino a través de las leyes. Las viejas tradiciones mexicanas están a prueba sin que el pueblo sospeche que se le está induciendo una dinámica hasta ahora desconocida por interesarse por sí mismo, a bastarse por sí mismo y abandonar el viejo sistema político paternalista de asistencia pública.

El Neoliberalismo no es, una teoría acabada ni tiene los elementos propicios para que el ser humano en su híper individualidad se salve sino para que sea vuelto un ciudadano consumidor. En la medida en que, el ciudadano se vuelva una pieza dócil en el engranaje de la producción/consumo es bien visto; en el caso contrario es un estorbo para el sistema. Hoy día se trabaja más pero se consigue menos no solo en lo material sino en el desarrollo personal que conlleva al sentimiento de frustración, de abandono y pesimismo. Desde hace unos treinta años más o menos se ha visto puesto de moda la paradoja como un signo de estos tiempos. La educación ya no es, el gran ejemplo a seguir se consigue más el éxito material por medios no lícitos e inmorales que con el conocimiento científico o de otra índole.

El gobierno es el claro ejemplo de ignorancia y desmedida ambición por el poder económico y político. Platón entre otros filósofos quería que gobernasen los mejores. Los aztecas elegían a los más fuertes y capacitados para gobernar y estos deberían dar muestras de ello; tenían que ir a la guerra para traer sus propios esclavos para el sacrificio. No se puede concebir la grandeza azteca sin la regia disciplina seguida de la disciplina al pueblo en todos los ámbitos. Virtud y más virtud. Hoy día, gobiernan los peores en los tres con un profundo desprecio por la virtud. Maquiavelo sabía muy bien que los que gobiernan no solo no leen sino que muy a menudo carecen de virtud alguna, por ello, pide que, en caso de ausencia de virtud alguna en el gobernante, por lo menos simule tener alguna.

La República decía, dice Montesquieu le corresponde tener gobernantes virtuosos ya que las mayorías mandan y se tiene que agradar a los gobernantes y dar cuenta a todos de sus actos; por el contrario, al tirano no le importa agradar ni dar cuentas de su proceder, para sostenerse tiene el mágico don de convencimiento de la represión, de las armas. La moderación pertenece a la República y el lujo desmedido a la Monarquía y a la Tiranía. En México la República tiene solo una época verdaderamente gloriosa, la época de Benito Juárez; se consolida el Estado mexicano y si se echa una mirada a los hombres que gobernaron junto con él, se puede ver que nunca se han vuelto a ver reunidos tantos hombres y mujeres virtuosos. Ni siquiera la revolución de 1910 logró reunir tanta sabiduría y patriotismo o bien podría decirse soberanía. Juárez luchó contra la intervención extranjera los revolucionarios del 1910 contra un dictador.


Ahora bien, se ha terminado, al parecer, la República y solo queda el republicanismo que pugna débilmente por una legalidad que no llega. El sueño del triunfo de las mayorías y la toma de decisiones con base en la soberanía del pueblo ha muerto y solo se puede pedir que el Neoliberalismo permita legalidad a secas. Se terminaron los revolucionarios y quedan los descontentos con su impotencia.


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