En
un sistema electoral corrupto como el mexicano, es un error votar; no obstante,
no votar es más grave aún, en virtud de existir una oposición clara y hasta
ahora más o menos recta MORENA. No votar es claudicar, tirar la toalla vamos,
con un desanimo digno de los pesimistas más desilusionados.
Ahora
bien, el sistema electoral mexicano sigue la suerte de todo el sistema político:
La corrupción sin medida; en efecto, es público que los partidos políticos controlan
al Instituto Nacional electoral, sorprende que en tan poco tiempo (10/02/2014)
a la fecha se haya corrompido tanto o más que su antecesor. Este sistema
electoral solo beneficia a los políticos corruptos y los protege de las
inconformidades ciudadanas con un amplio manto de impunidad; es menester que se
vote y se cambie a como dé lugar este sistema jurídico torcido que propicia la corrupción
y la impunidad.
Determinados
organismos e instituciones deben pasar bajo el control meramente ciudadano; el
gobierno no es, garante de legalidad alguna. En consecuencia se debe construir
una legalidad que beneficie a los ciudadanos y no a los políticos. Por lo
pronto se debe votar para acotar el poder a los políticos y, a muchos botarlos a
las riveras del olvido, al cesto de la basura política.
Aquellos
que llaman a no votar solo quieren ver, por puro morbo, la decadencia de la política;
su intención es destructora; por el contrario se debe destruir a la vez que se
construye otro sistema. La cosa no es fácil y seguramente no alcancemos a ver
los frutos (Si se empieza a luchar sin descanso), pero eso no importa; lo
importante es, que no se corte o fragmente la lucha democrática.
Por
último, (que también es lo primero) si bien es, cierto que se ve a MORENA como
una oposición real y lo es, no menos cierto es, que se debe vigilar
estrechamente a los políticos de esta fuerza política. No son incorruptibles.
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