LA CONSTRUCCIÓN DEL FUTURO MEXICANO
Los
mexicanos en conjunto no hemos podido, hasta ahora, lograr dar rienda suelta a
toda la creatividad contenida en nosotros mismos. En todo momento hemos estado
a merced de los gobernantes en turno. Hemos sido determinados, muchas veces, a
ser lo mínimo y lo hemos aceptado; con todo, es posible que este sea el momento
de que, el pueblo pueda, en realidad, determinar la forma de gobierno y hacer
que funcione el Estado mexicano con las correspondientes sanciones
administrativas, civiles o penales a todos los servidores públicos que cometan
faltas o delitos. Que realmente el pueblo sea soberano y que, todo el poder que,
de él, dimana sea en su propio beneficio.
La
construcción del futuro de los mexicanos debe iniciar ahora, los elementos para
ello ya están en la propia Constitución General en el artículo 39
constitucional que contiene dichos elementos y que en general son los
siguientes: “La soberanía nacional reside esencial y originariamente en el
pueblo. Todo poder público dimana del pueblo y se instituye para beneficio de
éste. El pueblo tiene en todo tiempo el inalienable derecho de alterar o
modificar la forma de su gobierno. Lo aquí contenido son principios.
A saber, estos principios son:
a) Que es del pueblo de donde emana la soberanía
nacional; es decir, que, si bien esa soberanía emana del pueblo, esa misma soberanía
no se traslada en ningún órgano o institución, sino que vuelve soberano al
pueblo mismo.
b) De lo anterior se sigue que, todos los cargos públicos
son un atributo del pueblo y es quien debe elegir en forma democrática, legal,
legitima y real a las mujeres y hombres que deben detentar los puestos sin que
los titulares de los órganos Ejecutivo, Legislativo y Judicial puedan siquiera
llamarse soberanos pues nos surgiría una pluralidad de soberanos y los
intereses generales del pueblo entrarían en conflictos con los intereses
particulares. La soberanía popular no puede tener rival alguno. Los titulares
de los órganos no son soberanos, eso es un contrasentido.
c) El pueblo en uso de su soberanía puede decidir
la forma de gobierno que se debe dar.
Estos tres principios. a) Origen de la soberanía,
b) El ser soberano y c) el uso del poder soberano son los principios sobre los
cuales se debió haber construido el Estado mexicano, pero hasta el 2018, no se habían
puesto en la práctica, ni siquiera se había pensado en hacerlo. El Estado
mexicano había sido tratado como cosa privada en beneficio de los militantes más
prominentes del partido único de Estado y de los empresarios que hacían negocio
con los gobernantes en turno.
A contrario de lo que se piensa de común, si ha
habido mexicanos que han trabajado a favor del pueblo mexicano y tratado de
construir un Estado democrático, legal, legítimo y justo y la teoría de Juan
Jacobo Rousseau fue adoptada por los legisladores mexicanos pero truncada por
los gobernantes al escamotear la soberanía al pueblo y someterlo a la servidumbre
y en el mejor de los casos a la minoría de edad. Pero la servidumbre y minoría de
edad se acabó el 1 de julio de 2018, y es responsabilidad del pueblo mantenerse
libre y en su mayoría de edad. Y será culpable si se deja manipular y se le
vuelve a escamotear su soberanía.
En efecto, estando los elementos políticos y jurídicos
en manos del pueblo este, debe iniciar la construcción del nuevo régimen y Estado
mexicano siguiendo todos los principios contenidos en nuestra Constitución Política
y en su caso implementar otros que sean benéficos para la nación mexicana. La construcción,
modificación o reforma del Estado nunca debe parar pues la vida siendo dinámica
le es menester un Estado dinámico y no uno estático.
Por otro lado, se tienen dos principios en el lema “Sufragio efectivo, no reelección”, a saber:
a) Que las elecciones sean reales, sin simulaciones ni fraudes y
b) Que los presidentes de la república no puedan
reelegirse para evitar los dictadores.
Estos principios políticos y jurídicos deben ser
enseñados al pueblo en las escuelas y Universidades para que, conociéndooslos
desde la niñez se vuelvan de saber común y su práctica sea normal y no una excepción.
Si el pueblo mexicano se decide podrá construir el futuro México, desde hoy con
mucho esfuerzo, muchos sacrificios, pero más con inteligencia y cuidando en
todo momento a los gobernantes, políticos y a los empresarios nacionales y
extranjeros que hagan negocios con el Estado mexicano.
Por lo que se ve, primero se necesitan a los
mexicanos que piensen correcta y profundamente para plantear las mejores ideas
que puedan contribuir a la construcción del nuevo régimen y Estado mexicano.
Las ideas europeas ya están en las cabezas no solo de los mexicanos sino de la mayoría
de los latinoamericanos, sin embargo, es necesario corregir esas ideas o
adecuarlas a la realidad concreta. Por ello, se deben convocar a los
profesionistas y adelantados para que propongan ideas al respecto. Sin un plan
con ideas nuevas o ideas puestas a la realidad concreta no se podrá avanzar.