EL ARTE POPULAR EN MÉXICO
El
arte es una de las pautas que hay que seguir para saber hacia dónde se dirige
una sociedad. Y, los mexicanos hemos estado perdidos, siguiendo caminos extraviados
sin poder encontrarnos; es interesante y será sorprendente cuando el pueblo
mexicano se encuentre, asimismo. La dictadura del partido único de Estado trajo
como consecuencia la estrechez de la creación en todos sus ámbitos y el arte
fue uno de ellos. En la música se impuso el machismo como forma de ver y actuar
en la vida. Con todo el potencial que tiene el pueblo mexicano se le sujetó a
formas desviadas del verdadero arte libre. Dos ejemplos.
En
la comicidad en, donde los griegos son modelos a seguir se prefirió crear y
difundir la más ñoña de las formas que encabezó Roberto Gómez Bolaños. Bolaños,
supo de inmediato que incursionó en el arte que, no tenía la mínima posibilidad
de alcanzar las alturas a las que pretendía. Al leer a William Shakespeare,
Bolaños se sintió tan pequeño, tan insignificante que se auto impuso el mote de
Chespirito como estigma para engañar a las masas latinoamericanas y estas
cayeron en el garlito. Pasarían décadas antes de que este mal cayera. Para bien
o mal esto empieza terminar. ¿Cómo pudo un personaje símbolo de la decadencia haber
cautivado a millones?. Las masas eran decadentes. Aceptar la estupidez como
forma de distracción fue un error fatal. Todos los personajes de Chespirito son
decadentes, son basura. Afortunadamente esto empieza a cambiar y los mexicanos deberíamos
crear una nueva mentalidad que sea aún más fuerte y proyectarla en héroes imaginarios
que vayan acordes.
El
otro ejemplo, es Alejandro Lora, este hombre nació sin las limitaciones económicas,
académicas y sociales que a las mayorías aquejan. Con todos los elementos básicos
de sobra Lora, pudo haber alcanzado la finura en el blues, en el rock y, sin
embargo, prefirió ser otro Chespirito, en este caso del rock. Se hizo una
caricatura, se vendió a granel entre el público inculto y con esto llevó a la
mediocridad a un sinnúmero de mexicanos. Esto es lastimoso y de vergüenza.
Que
deben existir mediocres en el arte es innegable, pero un pueblo no debe tener
como paradigmas a héroes con pies de barro pues eso muestra y demuestra su decadencia.
Que esto ocurra en México no es motivo de orgullo sino de preocupación y de ocupación
para redirigir estos hacia nuevos horizontes que lleguen redescubrir al
verdadero pueblo mexicano como creador, como artista de largos alcances. Esto
no es una mera especulación si no un llamado a pasar de la potencia al cato
mismo y hay con que responder a este llamado pues nuestro asado genético está
latente en espera de ser escuchado.
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