UN SÍMIL DE LA EDAD MEDIA
A
menudo nos maravillamos de los adelantos de la ciencia y la tecnología y no es
para menos. Hace escasos 20 años era imposible comunicarnos como hoy ni
encontrar tanta información en las bibliotecas con la facilidad que hoy
podemos. Es extraordinario poder ir comprendiendo gradualmente la vida y su
hogar el vasto espacio llamado Universo. De común tenemos la idea de que el
remoto pasado, en la Prehistoria y al inicio de la Historia junto con la Edad
Media entre otras épocas son abismos de oscurantismo. No hay tal. Si se quiere
sentir como seria vivir en alguna de esas épocas no es menester viajar en el
tiempo pues todos los miedos, los prejuicios, lo irracional y lo monstruoso.
No
importa si se vive en un Estado nacional de los llamados del “Primer Mundo” o
de “Tercer Mundo”, en ambos existen teorías conspirativas, dogmas, mitos,
fanatismo e ignorancia. Hoy día hay gente que no cree en la existencia probada
del Coronavirus, pero si cree en la existencia del alma, de Dios, del Diablo por
nombrar a unas cuantas creencias de locura. Lo más sorprendente es encontrar a
personas con títulos universitarios y doctorados que, ingenuamente, tienen
creencias populares y es extraordinario ver como defienden ficciones,
invenciones o mitos con gran pasión. Esto es sentir, de primera mano, un
ambiente similar a este tipo de épocas. El resultado es escalofriante si cae
uno en la cuenta de estas torceduras y retorceduras.
En
México, por estos días, hemos visto salir a la clase pudiente y ha sido un espectáculo
sorprende ver a los ricos protestar con cartulinas y pancartas mal escritas,
con discursos sobre el comunismo y socialismo propios de personas incultas. El
no saber expresar una concepción del mundo racional muestra la pobreza mental
por falta de educación de calidad. No espanta oírlos decir las palabras
consideradas como “insultos y groserías”, sino porque, en lugar de transmitir
su mensaje de manera clara y positiva muestran y demuestran que no están a la
altura de su momento y, por lo que se ve, no lo estarán nunca. Traen
arrastrando todos los males de sus antepasados, los conservadores del virreinato,
de la independencia y de la Reforma; en resumen, traen el Génesis como base de
su tradicional modo de ser.
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