miércoles, 12 de agosto de 2020

PRIVILIGIARSE EL TRABAJO Y LA CREATIVIDAD

 

PRIVILIGIARSE EL TRABAJO Y LA CREATIVIDAD

 

El Presidencialismo mexicano fue un régimen que en sus últimos 50 años por lo menos se corrompió a tal grado que, era del conocimiento público y práctica cotidiana la corrupción y la impunidad; eso tanto a nivel particular como en el gobierno. En el segundo caso es de tal gravedad pues el presidente de la republica era el gran promotor de la corrupción, así como de la impunidad. Es increíble que un Estado como el mexicano tenga una duda de alrededor de once billones de pesos que equivale al 44% del Producto Interno Bruto, que es el resultado del valor de bienes y servicios que se producen en un año. Es de locura. Eso es lo que nos heredó el Presidencialismo priista y panista.

 

En el régimen Presidencial se veía bien hacer dinero a cualquier precio y con cualquier método y el método más eficiente lo es la corrupción institucionalizada; es decir, el gobierno, comenzando por el presidente en turno hasta el más modesto de los presidentes auxiliares participaban en el saqueo, rapiña, malversación de bienes y servicios que requiere el Estado. Contratos a los amigos o a cualquiera que reporte alguna ganancia pingue sin importar las leyes ni la mortal. De esta forma han hecho fortunas muchos de los personajes más conocidos, ya sean de la iniciativa privada o del gobierno pues hay una complicidad inseparable para que funcione la dupla corrupción/impunidad.

 

Los ejemplos cotidianos de corrupción e impunidad se volvieron tan comunes que los ciudadanos adoptaron este modelo y hasta se acuñó la frase “El PRI roba, pero deja robar” y esto es muy significativo pues se hizo partícipe al pueblo para hacerlo sentir vergüenza de sus acciones corruptas y callara al tener la certeza de que era cómplice de la corrupción. Para que esto funcionara existía toda una trama dentro del Estado mexicano que, a pesar de ser evidente la corrupción no hubiera sanción alguna a los responsables y en consecuencia, únicamente a los más torpes se les aplicaba la ley.

 

Es sabido y es una vergüenza nacional que, en las Universidades, en particular en los colegios de Derecho se enseñaba que, en el caso el Derecho Penal, el mismo solo se aplicaba a las tres Ps, a los pendejos, a los pobres y a las putas. Semejante concepción de la justicia no solo es vergonzante sino clarificadora del funcionamiento del Estado mexicano. Simulación en todos los ámbitos.  La sucesión de presidentes del mismo partido único de Estado y de los panistas aseguraba que la corrupción tendría su correlato de impunidad. Todo asegurado por el pacto de los gobernantes.

 

Ahora bien, el pueblo se cansó de este pensamiento y, su práctica debido a que todas las fuerzas, hechos, actos y conciencia nacional y extranjera dieron ese resultado y se decantaron por dar fin a toda una época. No hay ya futuro para el priismo y el panismo tardará un buen tiempo en recuperarse y será según se alejen de la corrupción, no antes. Toda la gritería vulgar que tienen no tiene como fin lograr posiciones positivas en la política, se trata únicamente del estado psicológico de la derrota. Desde la Reforma e intervención francesa los conservadores no habían sufrido una derrota de esta magnitud. Lo peor para los panistas no es la derrota sino estar realmente impotentes para poder reaccionar y menos accionar; ni siquiera pueden ser reaccionarios; se quedan en la simple histeria. De la misma manera, para los priistas la derrota no es lo peor sino el abismo que se les presenta como única vía: su desaparición inmediata.  

 

En efecto, esto no tiene vuelta y de lo que se deberían estar preocupados y ocupados los políticos, gobernantes, simpatizantes y pueblo en general, es de cambiar en ciento ochenta grados este régimen y que, en lugar de desear, premiar y seguir las conductas corruptas seguidas de la impunidad se privilegie el correspondiente buen pago a los mejores trabajadores, a los que tienen creatividad y ni se diga s los que inventan en beneficio de los demás. Se debe aportar antes de pedir o solicitar a la república.  

 

Que no se engañen los nuevos y viejos políticos que han llegado al poder público del partido MORENA, no se les firmó, por pate de los electores, un cheque en blanco para que hagan lo mismo que los priistas y panistas. Si no se vuelcan a la democracia, a la legalidad, a la legitimidad y no observan una moral superior tendrán que enfrentarse al pueblo y tengan por seguro que no habrá cuartel ni perdón ni olvido por su mal comportamiento. No más corrupción, no más impunidad.  

 

La base del nuevo régimen debe ser la justicia positiva y efectiva, la legalidad y legitimidad sin simulación ni torceduras, la solidaridad y oportunidad irrestricta a todos. Que las virtudes, las capacidades, la observancia a las leyes benéficas sean las únicas ventajas que tengan los que los tengan y que las mismas no sean extremas. Porque dos defectos humanos se saben: la pobreza extrema y la riqueza extrema. Siempre se puede corregir y por esta corrección yo venero al pueblo mexicano.

 

Volvamos a decirlo, si este gobierno no tiene la intención de poner las virtudes y la ley como eje de la vida del pueblo mexicano el esfuerzo de millones será nulo; habrán echado al cesto de la basura la vida de todos estos buenos mexicanos. No crean que el esfuerzo es menos, no crean que se les eligió para ser priistas o panistas sino para que cumplan con la voluntad soberana del pueblo. Yo hago responsable a todos y cada uno de los servidores públicos que están ejerciendo por MORENA y que no les quepa duda de que serán combatidos oportunamente. Hagan su trabajo y muchos no son merecedores de estar en esos puestos, pero ya están ahí, hagan su mejor esfuerzo y en caso contrario, la nación, el pueblo se los va a reclamar. Todo ha cambiado.


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