REALIDAD INTRINCADA
Imaginen
que estamos en los albores de la historia humana. Ver el sol aparentemente
salir del oriente y, ponerse en el poniente y llegar la noche estrellada. Debió
haber sido intimidante y maravilloso. No había explicación para esto hasta que,
los griegos, tomando el conocimiento pasado hicieron de la razón el instrumento
por medio del cual conocer la realidad y lo lograron. Con ello, nos dejaron un
par de tesoros, la razón y el saber.
Hoy,
sabemos que el sol no aparece en el oriente ni se hunde en el poniente. La
realidad es intrincada, asombrosa a cada paso que damos. Con la pandemia es necesario
el confinamiento. Por lo mismo, he tenido el tiempo de quitar algunas plantas de
los maceteros para después sembrar otras. Deje por un par de semanas los
maceteros. Hoy, por la mañana volví para sembrar un par de plantas de ornato.
Me sorprendió (no debería), pues ya había plantas pequeñas surgiendo de la
tierra. Me sorprende la fuerza creadora del planeta tierra.
Estoy
aquí, pensando en el Universo o realidad y la maravilla de vivir con todas sus
peripecias. Viajamos en el enorme espacio sin tener conciencia de ello. La
Tierra viaja sobre su propio eje a 1, 600 kilómetros por hora y esto hace que
se ilumine una mitad del mundo y el otro este en oscuridad natural. Una constante
que ayuda a determinar la vida en la Tierra. Pero a la vez viajamos
aproximadamente a 106, 000 kilómetros alrededor del sol. Esto contribuye a determinar
las estaciones del año y, por ende, la vida. Ala vez todo el sistema solar y
todo viaja en el espacio.
Si
la física relativista nos ayuda a conocer lo más lejano, la mecánica cuántica nos
sume en lo infinitamente pequeño. Aquí la realidad se vuelve realmente extraña,
tan extraña que es difícil de creer. Sin embargo, los datos son innegables. Acostumbrase
a usar la razón para conocer la verdad es la vía por la que se debe transitar.
La ciencia, la tecnología al servicio del saber a pesar de ser cuestionable el desarrollo
que todo destruye.
Ahora
que hay tiempo; es hora de la ciencia, de la filosofía y del arte. Hoy seguimos
disfrutando del sol y de la noche de una manera menos aterradora y romántica pero
sigue siendo asombroso pisar la tierra, ver surgir la vida de unos simples
maceteros o pensar en este viaje montados sobre el planeta (errante o vagabundo
en griego), en una emocionante travesía en busca de nosotros mismos en un
deleite de sabores y de ideas.
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