jueves, 15 de marzo de 2018

MÉXICO S. A DE C.V.





Los políticos en concreto han  impuesto un régimen político que funciona sin valores sino con antivalores. Todo lo que triunfa y todos los que tienen éxito material en México, con sus excepciones,  lo hacen a través de la corrupción, con la seguridad de la impunidad y se hace jactancia con todo el cinismo posible.

Las grandes fortunas en México, se han hecho rapiñando, despojando, expoliando, corrompiendo la república (La cosa pública), es decir, lo que ha sido creado, generado por muchas generaciones y millones de seres humanos para que unos cuantos se hagan inmensamente rico (Ninguno se hace inmensamente rico con trabajo individual y  honrado), comprando a precio de risa las empresas públicas. En este proceso los gobernantes, legisladores y, en general, todos los gobernantes y políticos reclaman su tajada que, si creemos lo que ellos mismos manifiestan, es entre el 20% y 30% del precio total de las obras o ventas de lo público. No ha sido buena idea privatizar lo público cuando no se tienen los recursos legales ni los órganos ni la voluntad política de castigar los corruptos.

El régimen priista que siguen alegremente los panistas, han vuelto al Estado mexicano en una gran empresa que les deja pingues ganancias y piensan seguir en esta línea. Para ello, han implantado una necesidad de la corrupción para que la burocracia, la policía, los oficiales de vialidad, la policía federal y hasta el más modesto servidor público,  pida o exija dinero  por los servicios que le son inherentes a su cardo.

La corrupción está en todo el gobierno mexicano y se ha encarnado que bien se puede afirmar que los que llegan al servicio público lo hacen con el fin primario de hacerse de lo público con toda la corrupción e  impunidad, a través de un pacto no escrito sino como un antivalor entendido. En la práctica la justicia es una mera ilusión. El presidente de la república en turno y hasta el presidente del municipio más modesto están bien blindados legalmente contra  acción judicial.

El pueblo también, es responsable y culpable de este lamentable estado que guarda lo público con su pasividad y complicidad ya sea activa o también pasiva. Los ciudadanos saben que todo lo que quieran del gobierno les va a costar y sin ningún pudor entran a la corrupción. LA frase acuñada por el pueblo de que “El Partido Revolucionario Institucional”, roba pero deja robar es el símbolo del régimen corrupto y corruptor. Claro es una soberana estupidez que el pueblo se robe lo que es suyo pues lo público es el producto del trabajo en conjunto del pueblo. Menuda forma de quebrantar lo publico en detrimento de la generalidad.

Al vivir con estos antivalores, corrupción, impunidad y cinismo, ha llevado al pueblo a la más descarada decadencia y pobreza tanto en lo material como en lo intelectual. El signo más notable de ello es que se carece de verdaderos intelectuales. Son contados. Los que brillan son aquellos que hacen deportes profesionales, es decir, lo físico está por encima de lo mental.  Y, eso es una verdadera desgracia.

En suma se han impuesto al pueblo los antivalores para poder hacer del Estado mexicano una Sociedad Anónima de Capital Variable, en donde el perdedor siempre es el pueblo por los diversos grados de corrupción que existe en la administración en sus tres niveles de gobierno.

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