No
hay trabajo más indigno que la de abogado, excepto el de burócrata, ese trabajo
si es la ignominia total y allí estamos insertos. El nacimiento de un nuevo Estado
mexicano ha sido errático, endeble y difícil por acéfalo. Esto es grave, si el
propio gobierno esta postrado ante el poder económico no debe extrañar que los
derechos humanos y las garantías individuales sean a lo sumo una ilusión.
A
este gobierno no le importa la dignidad humana sino salir impunes de sus múltiples
crímenes y lo lograran, no hay leyes que los alcancen ni voluntad política ni
tribunal que los juzgue. Todo el sistema es una engañifa bien orquestada para
que se haga un saqueo nacional sin precedentes.
No
pude haber dignidad humana cuando se pone la vida por debajo de lo económico. No
puede haber dignidad humana cuando los salarios alcanzan para una vida de
miseria. No puede haber dignidad humana cuando los muertos por el narco
gobierno son solo estadísticas que se discuten hasta la saciedad y nunca se
llega a ninguna solución certera.
No
puede haber dignidad humana cuando viene el Francisco I, a decir que la culpa
de lo que le pasa al pueblo mexicano es del “Diablo”, dando una interpretación pueril
y enredándose con sus propias tonteras. No se le puede creer palabra alguna
cuando muestra una ignorancia total del problema de México: la corrupción y la impunidad.
No
hay gobierno ni líderes religiosos que puedan regresar la dignidad humana a los
mexicanos. Somos lo mexicanos mismos los que debemos dignificar la vida y de allí,
la política, la economía, el arte y todo lo que conlleva la vida diaria.
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