jueves, 3 de marzo de 2016

LA VIDA Y SU DISMINUCIÓN AXIOLÓGICA



El viejo problema de la vida se vuelve a presentar bajo el aspecto económico. No es que, en el pasado no haya existido este problema; sin embargo, no era el problema central. En la antigüedad la vida estaba bajo la presión del mito. Toda la vida se explicaba a través de la mitología en todo el mundo. No hay pueblo alguno que no haya utilizado al mito para explicar la realidad, la vida.

La humanidad avanzo hacia otro tipo de explicaciones y se afirmó en la metafísica teológica. La vida tenía su centro de gravedad fuera de la vida misma.  Hacían falta seres perfectos, inmutables, omnipresentes, llenos de amor y todopoderosos para darle sentido a la vida.

Esto ha sido posible porque la vida misma no tiene fundamento alguno más allá de la vida misma. La vida se haya en suspenso constante. Flota sobre un abismo terrible. El vacío se abre a cada paso que se da. Esta es la raíz de todas las angustias humanas. La vida exige toma de decisiones rápidas y permanentes. Queda entonces la toma de decisión de cómo darle sentido a la vida propia, de cada uno.

Se tiene la convicción de que, las épocas anteriores han sido inferiores en todo a la actual. Cuan lejanas nos parecen las conductas de nuestros antepasados. La mitología nos entretiene y la teología parece no dar respuesta alguna viable para la vida. Con todo, la Edad Media supo poner, por lo menos, lo económico al servicio de la vida.

¿Ha sabido el ser humano actual darle sentido a su vida?, la respuesta es inquietante, no. El liberalismo en todos sus ámbitos dio libertad a los seres humanos. Toda la Ilustración tuvo su base en el “Sapere aude”, (Atrévete a saber), en donde iba implícito el individualismo. Esto significaba que los seres humanos debían dejar los símbolos de autoridad como los sacerdotes, maestros, padres (por lo menos de manera acrítica), entre otros y con la sola razón abrirse paso en la vida y darle el sentido libremente.

¿Qué sucedió?, toda la época falló. Los seres humanos no pudieron entender y practicar la libertad y tres casos nos muestran las torcidas formas que surgieron en pleno siglo XX: el fascismo italiano, el nazismo alemán y el totalitarismo japonés. Los seres humanos postrados ante los líderes que ofrecían cosas extremas. Estos modelos fallaron estrepitosamente con un alto pago en vidas y destrucción.

Sin embargo, la amenaza sobre cuadrar la vida, encartonarla y ponerla bajo control no desapareció sino que se vistió y revistió  de democracia a lo occidental. Todo lo que no se asemeje a la democracia occidental es el enemigo. ¿Qué nos ofrece la democracia occidental?, cuerpos de leyes que favorecen a las grandes trasnacionales y desde allí, moldear la vida. La consecuencia ha sido, poner la vida bajo la pesada loza económica. Quienes tengan los caudales de dinero ponen los valores de la vida. La vida vale menos que lo meramente material. La vida, ente metafísico puesto de rodillas ante lo meramente material.

Los seres humanos no hemos sabido darle sentido a la vida desde la vida misma. En muy raras ocasiones se ha visto que se viva por solo vivir. En la mayoría de los casos, aun hoy, la vida está sujeta a las explicaciones mitológicas, a la teología (fatalmente) y al pragmatismo material del Neoliberalismo.

En el caso mexicano se debería entender el símbolo de Huitzilopochtli como una forma extrema y furiosa de darle sentido de supremacía de los aztecas sobre los demás pueblos. Sin embargo también muestran otra faceta, la razón y las virtudes humanas encarnadas en Quetzalcóatl. Sería bueno transformar el símbolo de la guerra en la duda como método y la razón como su ariete para darle sentido a la vida, sin buscar fuera de la vida misma su centro de gravedad. La búsqueda de modelos ajenos al pueblo mexicano ha resultado en desencuentros e imposiciones.

La nueva forma de disminución del valor de la vida debe ser tomada por los cuernos y no solo por los cuernos, para tratar de darle un sentido propio a la vida, libre en lo posible de mitos, teología, mercantilismo y cualquier otra forma de desviación de la vida.

Por desgracia no hay un movimiento unificado que luche por los derechos humanos y por las garantías individuales base de una vida digna. Al contrario del pensamiento hegeliano, en donde el Estado está por encima de los seres humanos, es decir, de la vida, en occidente (no todo está perdido), se piensa que, el Estado debe dejar una esfera de libertad a los gobernados para ejercer su vida en libertad, sea cual sea esta libertad.


Finalmente se debe subrayar que, la mayoría de los mexicanos siguen explicando sus vidas desde la mitología, la teología y aceptando la determinación de sus vidas desde lo económico. La vida es responsabilidad individual en muchos de sus ámbitos y esto implica obligaciones de hacer pero se han elegido las de abstención, las de no hacer. El Neoliberalismo ha moldeado ya a los mexicanos actuales en el fundamento de sus vidas. Es hora de despertar de este sueño dogmático.

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