El
viejo problema de la vida se vuelve a presentar bajo el aspecto económico. No
es que, en el pasado no haya existido este problema; sin embargo, no era el
problema central. En la antigüedad la vida estaba bajo la presión del mito.
Toda la vida se explicaba a través de la mitología en todo el mundo. No hay
pueblo alguno que no haya utilizado al mito para explicar la realidad, la vida.
La
humanidad avanzo hacia otro tipo de explicaciones y se afirmó en la metafísica teológica.
La vida tenía su centro de gravedad fuera de la vida misma. Hacían falta seres perfectos, inmutables,
omnipresentes, llenos de amor y todopoderosos para darle sentido a la vida.
Esto
ha sido posible porque la vida misma no tiene fundamento alguno más allá de la
vida misma. La vida se haya en suspenso constante. Flota sobre un abismo
terrible. El vacío se abre a cada paso que se da. Esta es la raíz de todas las
angustias humanas. La vida exige toma de decisiones rápidas y permanentes. Queda
entonces la toma de decisión de cómo darle sentido a la vida propia, de cada
uno.
Se
tiene la convicción de que, las épocas anteriores han sido inferiores en todo a
la actual. Cuan lejanas nos parecen las conductas de nuestros antepasados. La mitología
nos entretiene y la teología parece no dar respuesta alguna viable para la
vida. Con todo, la Edad Media supo poner, por lo menos, lo económico al
servicio de la vida.
¿Ha
sabido el ser humano actual darle sentido a su vida?, la respuesta es inquietante,
no. El liberalismo en todos sus ámbitos dio libertad a los seres humanos. Toda la
Ilustración tuvo su base en el “Sapere aude”, (Atrévete a saber), en donde iba implícito
el individualismo. Esto significaba que los seres humanos debían dejar los símbolos
de autoridad como los sacerdotes, maestros, padres (por lo menos de manera acrítica),
entre otros y con la sola razón abrirse paso en la vida y darle el sentido
libremente.
¿Qué
sucedió?, toda la época falló. Los seres humanos no pudieron entender y
practicar la libertad y tres casos nos muestran las torcidas formas que
surgieron en pleno siglo XX: el fascismo italiano, el nazismo alemán y el
totalitarismo japonés. Los seres humanos postrados ante los líderes que ofrecían
cosas extremas. Estos modelos fallaron estrepitosamente con un alto pago en
vidas y destrucción.
Sin
embargo, la amenaza sobre cuadrar la vida, encartonarla y ponerla bajo control
no desapareció sino que se vistió y revistió de democracia a lo occidental. Todo lo que no
se asemeje a la democracia occidental es el enemigo. ¿Qué nos ofrece la
democracia occidental?, cuerpos de leyes que favorecen a las grandes
trasnacionales y desde allí, moldear la vida. La consecuencia ha sido, poner la
vida bajo la pesada loza económica. Quienes tengan los caudales de dinero ponen
los valores de la vida. La vida vale menos que lo meramente material. La vida,
ente metafísico puesto de rodillas ante lo meramente material.
Los
seres humanos no hemos sabido darle sentido a la vida desde la vida misma. En muy
raras ocasiones se ha visto que se viva por solo vivir. En la mayoría de los
casos, aun hoy, la vida está sujeta a las explicaciones mitológicas, a la teología
(fatalmente) y al pragmatismo material del Neoliberalismo.
En
el caso mexicano se debería entender el símbolo de Huitzilopochtli como una
forma extrema y furiosa de darle sentido de supremacía de los aztecas sobre los
demás pueblos. Sin embargo también muestran otra faceta, la razón y las
virtudes humanas encarnadas en Quetzalcóatl. Sería bueno transformar el símbolo
de la guerra en la duda como método y la razón como su ariete para darle
sentido a la vida, sin buscar fuera de la vida misma su centro de gravedad. La búsqueda
de modelos ajenos al pueblo mexicano ha resultado en desencuentros e
imposiciones.
La
nueva forma de disminución del valor de la vida debe ser tomada por los cuernos
y no solo por los cuernos, para tratar de darle un sentido propio a la vida,
libre en lo posible de mitos, teología, mercantilismo y cualquier otra forma de
desviación de la vida.
Por
desgracia no hay un movimiento unificado que luche por los derechos humanos y
por las garantías individuales base de una vida digna. Al contrario del
pensamiento hegeliano, en donde el Estado está por encima de los seres humanos,
es decir, de la vida, en occidente (no todo está perdido), se piensa que, el
Estado debe dejar una esfera de libertad a los gobernados para ejercer su vida
en libertad, sea cual sea esta libertad.
Finalmente
se debe subrayar que, la mayoría de los mexicanos siguen explicando sus vidas
desde la mitología, la teología y aceptando la determinación de sus vidas desde
lo económico. La vida es responsabilidad individual en muchos de sus ámbitos y
esto implica obligaciones de hacer pero se han elegido las de abstención, las
de no hacer. El Neoliberalismo ha moldeado ya a los mexicanos actuales en el
fundamento de sus vidas. Es hora de despertar de este sueño dogmático.
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