sábado, 6 de febrero de 2016

LA CONSTITUCIÓN DE 1917



La revolución mexicana de 1910 dio como fruto la Constitución de 1917 que, pretendía reivindicar a dos sectores muy dañados por la dictadura de Porfirio Díaz y con permanentes carencias económicas, de educación y de todo tipo: los campesinos y los obreros. El 5 de febrero de1917 se promulgó la Constitución emanada de la revolución e incorporaba el Derecho Agrario y el Derecho Laboral; el primero tutelaba el campo y en especial el ejido con lo cual se beneficiaba a los campesinos; el segundo, beneficiaba a los trabajadores. A los campesinos se les dieron unas 100 millones de hectáreas, se crearon unos 30,000 ejidos. Para los obreros se crearon el Instituto Mexicano del Seguro Social y el Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los trabajadores. El régimen oficialista gradualmente fue controlando el sector campesino y el obrero a través de la incorporación de los mismos, al partido único de Estado: el PRI.

Con la caída del Muro de Berlín, el Neoliberalismo tenía necesidad de expandir su dominio en todos los Estados nacionales que pudiera y era evidente que el que más a la mano era México. Desde 1984 se venía implementando el Neoliberalismo por los gobierno priistas. Las reformas privatizadoras se fueron implementando hasta barrer por completo con el Derecho Agrario y el Laboral; el primero con la reforma que hizo Carlos Salinas de Gortari en 1992 y el segundo con la reforma Laboral llevada a cabo por Enrique Peña Nieto en el año 2013. Con esto concluyen, básicamente, las reformas privatizadoras; a menos que, se privatice el aire y el la luz del sol, por ejemplo, y que, van en contra de los beneficios sociales logrados por la revolución mexicana de 1910.

Es cierto que, en ningún momento se alcanzaron los fines propuestos en la Carta Magna en los artículos 27 y 123, en el ámbito agrario y laboral pero, ello no, porque no fuera factible sino porque el régimen se volvió totalitario, anti democrático, y ello, obstaculizó, freno e hizo que se pervirtieran estos fines sociales para convertirse en fines particulares a favor de los líderes agrarios, caciques, líderes políticos, organizaciones campesinas ligadas al partido oficial entre otros; lo mismo pasó en el ámbito laboral, se encumbraron líderes sindicales corruptos, grupos privilegiados, sindicatos ligados al régimen en una larga cadena de complicidades. Todo ello trajo como consecuencia que ambos sectores vivieran en el mismo atraso económico, educativo y social.

Hoy día, la Constitución no solo ya no protege a estos sectores sino que los ha puesto bajo la terrible presión de la competencia desigual con los mismos sectores de los demás Estados nacionales. Por ejemplo, con los sectores agrario y obrero de Los Estados
Unidos de Norteamérica. En este contexto el régimen autoritario que, se niega a morir, ha logrado que millones de mexicanos de estos sectores vayan a conquistar el territorio perdido en 1847.

Por todo ello, se debe crear una nueva Constitución que realmente re funde el Estado mexicano híper moderno, con fines sociales de manera integral que incluya a estos dos sectores y, evidentemente, a todos sin fragmentar radicalmente a la nación mexicana sino que la una con propósitos comunes y, que los mexicanos puedan lograr tener éxito en todos los ámbitos laborales por su propio esfuerzo y se erradique la corrupción oficial en la medida que no sea la reguladora de los actos de gobierno y de los ciudadanos. Sin embargo, se debe poner un alto a los gobernantes políticos a través de normas eficientes que permitan sanciones en lo civil, administrativo y lo penal. Lo mismo se debe hacer en lo económico, regular a las grandes trasnacionales poniéndole freno a su poder corruptor. La democracia debe ser la base del gobierno no permitiendo la perversión de la misma.


Ahora bien, para que esto sea posible, el pueblo en general debe intervenir activamente a través de organizaciones no gubernamentales, de asociaciones civiles, es decir, se debe ciudadanizar la política. No se puede esperar que los mismos corruptos que han tomado a los partidos para sus fines propios, sean los que se encarguen de hacer esa nueva Constitución. En efecto, pensar que la clase política monárquica mexicana que, no está así etiquetada en lo formal pero que en la realidad así se comportan, sea la misma que pueda enmendar su esencia corrupta. Los partidos tradicionales son agencias de trabajo, medios para mantener a los corrutos y, traidores al pueblo menos defensores y representantes del pueblo. Sin estos presupuestos seguiremos en una monarquía (en beneficio de pocos) malhecha, defectuosa que se viste (simula) y reviste de república (cosa pública, de todos), para seguir en el poder político y económico.


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