domingo, 28 de octubre de 2012

LA PAGA DEL DIABLO




Estamos pagando décadas de conformismo, de pasividad y hasta de cobardía, al no luchar por nuestra libertad y democracia. ¿No nos hemos dado cuenta  la monstruosidad a la que hemos llegado?, entronar a una persona de muy baja educación académica, de muy baja calidad cultural, sin la mínima consciencia de lo que es y significa la patria mexicana, lleno de vanidades, en fin a un imbécil. Hemos regresado el poder a un sistema podrido, corrupto, tiránico somos responsables y culpables de semejante abominación humana y política. No se nos avizora un buen futuro. Como los romanos hemos dado el poder a locos como Calígula, megalómanos como Nerón, imbéciles como Claudio solo que los romanos dominaban y nosotros nos sometemos como pueblo dulcemente al masoquismo más extraño y degradante. Esta mal una sociedad que se refleja en la ignorancia, en la imbecilidad y tiranía de un gobernante y de un sistema de la misma calaña.


Es tanta la necesidad y pasividad del pueblo mexicano que no tenemos empacho en darles el poder a personas que guardan los mismos sentimientos de grandeza y de iluminación que Hitler. No tienen empacho en desatar cualquier acción para tratar de imponer su visión torcida del cristianismo y de la vida misma. Pasaremos a la Historia como una sociedad sembrada de zopencos, acríticos, dogmáticos que mendigábamos democracia y libertad sin saber lo que ello significa, tanto en su concepción como en su consecución. Somos cómplices marcados de este régimen a todas luces tiránico. En la hora de nuestra definición como demócratas añoramos y preferimos los cacicazgos y la tutela a la antigua. Señores que nos traten a su antojo con tal de no ser responsables de nuestra desgracia social, de nuestra vida común. Preferimos insultarlos y creer que con ello somos patriotas y estamos salvados de esta monstruosidad política y humana. No, somos tan responsables como los tiranos. Hemos de aplicarnos el “Tanto peca el que mata como el que le levanta la pata”, no por estoicismo ni masoquismos sino para tomar consciencia de ello y tomar acción para corregir la mala política de todos los partidos.

Es una farsa la lucha política. La lucha la pone el pueblo, los muertos son del pueblo y la terminan negociando los altos dirigentes políticos con el argumento de que es por el bien de todos los mexicanos. Una engañifa y no otra cosa. El pueblo sigue y seguirá igual de pobre en todos los rubros mientras los políticos se asignan los sueldos a capricho y antojo. No tienen empacho en dilapidar o concesionar los bienes nacionales al mejor postor para sus intereses particulares y vivir con ello como sátrapas. Un Estado donde los crímenes cometidos por los políticos quedan impunes no puede estar en un Estado de Derecho sino en una ilusión de un Estado fallido, por ello recibimos la paga del Diablo. 
 



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