Dice
Platón que la primera virtud del filosofo es admirarse. Thaumatzein –dice en
griego- de donde viene la palabra “taumaturgo”. Admirarse, sentir esa
divina inquietud, que hace que donde
otros pasan tranquilos, sin vislumbrar siquiera que hay problema, el que tiene
una disposición filosófica esta siempre inquieto, intranquilo, percibiendo en
la mas mínima cosa problemas, arcanos, misterios, incógnitas que los demás no
ven. Aquel para quien todo resulta muy natural, para quien todo resulta muy
fácil de entender, para quien todo resulta muy obvio, ése no podrá nunca ser
filosofo. Manuel García Morente.
Creo
que a muchos mexicanos que votan por un sistema que los mantiene bajo los mas
grandes problemas económicos, políticos, sociales y de injusticia, que ven muy
natural y aun agradecen que los gobiernos totalmente tiránicos los sigan
ordeñando como a ganado vil y envilecido, ésos nunca podrán mirar siquiera eso
como problemático y nunca podrán atisbar una mínima solución a tamaña
injusticia. El colmo es que se sienten ganadores porque gano el viejo sistema
represor mientras ellos ganan cinco o seis mil pesos mensuales. El colmo de los
colmos es que entre los alienados hay
muchos profesionistas orgullosos de su partido, mientras mendigan por
trabajo.
A
pesar de toda esta realidad los líderes políticos, sindicales, eclesiásticos y
los periodistas a modo de Mexico cantan epifanías sobre un Estado de Derecho, justo y
perfectible solo por ellos. Bajo sus liderazgos nos dicen se hará la voluntad
del pueblo sin ellos será el caos sin fin. Estos mexicanos, es indigno de un
pueblo que debe transitar y obtener su mayoría de edad sin que quede duda
alguna. Y, eso solo lo puede hacer un pueblo que no solo barrunte su fuerza
sino que muestre que la soberanía nacional efectivamente reside en el pueblo y
no en los órganos e instituciones pervertidas del Estado. Ayer como hoy sigue
vigente la frase “Atrévete a saber” y para ello hay que ver por uno mismo los
problemas nacionales y actuar en consecuencia sin que medien líderes al pronto
charros que nos ven como sus monturas por ley.
Hemos
llegado al individualismo aislante e indiferente en donde se estanca toda lucha
hacia la democratización del poder. El regreso del viejo sistema político sujetado
por los intereses económicos privados tanto nacionales como extranjeros no da
tregua en pos de los recursos naturales, minerales, de servicios, de venta de
bienes ante un presidente electo ignorante y débil mental que no pierde ocasión,
antes de iniciar su gestión administrativa, de ofrecer ayuda a España olvidándose
por completo de la nación mexicana y por sobre todo por aquellos que votaron
por él. Parece más la instauración de un virrey en la Nueva España que la de un
servidor público mexicano. Es esa indiferencia estoica la que sirve de soporte
a todo el sistema político, económico y social. Véase como los funcionarios de
todos los partidos políticos o gremiales se pueden dar impunemente sueldos a
placer o desviar dinero hacia sus cuentas privadas mientras el pueblo tiene
sueldos de miseria. Para aumentar la burla y la vejación esos mismos
funcionarios hablan en nombre del pueblo y nos dicen que están a favor del
pueblo otorgándole salarios mínimos que solo servirán para mantener aun mas
sujeta a la nación mexicana. De tal desvergüenza es responsable también ese
pueblo mexicano que todo lo comprende y todo lo perdona fácilmente porque hay
un dios en el mas allá que juzgara justamente a todos los criminales y a todos
los pecadores sin cuarta y sin vara. Esta evasión de la realidad no puede ser
posible si no se tiene en cuenta la enajenación religiosa que a través de mitos
infantiles y desviados de toda razón y quehacer humano recto.
Esa
fe ciega de los mexicanos que no les permite hablar de política, de futbol ni religión
es una carga aun mas pesada que la pobreza extrema, dado que así se mantiene a
la población en el topos uranus mientras en la tierra se le trata menos que a
una mercancía. Ese tipo de mexicano es, el que atrasa con todas sus fuerzas la marcha
de la democracia. Se siente tan cómodo entre líderes sindicales, políticos,
caciquiles y fatalmente entre líderes religiosos. El siglo de las luces tuvo el
lema Sapere aude “Atrévete a saber”, no dependas de ningún líder sino tan solo
de tu propio esfuerzo de razón y físico para forjar tu vida diaria, tu futuro.
En México esta prohibido desde los órganos de gobierno e instituciones saber
mas allá de lo conveniente no sea que surja el tan temido mexicano bárbaro que
en un santiamén arrase con todo en un brutal movimiento revolucionario. ¡Cuantos
malabares indignos de la política han hecho los políticos y gobernantes para
mantener a los mexicanos en la ignorancia, en la pobreza mientras subastan al
mejor postor los bienes nacionales!.
No
se trata de quedarnos estáticos y mucho menos de siquiera añorar el pasado sino
de mostrar al mundo que los mexicanos somos conscientes de nuestra
universalidad en calidad de ciudadanos del mundo con nuestros derechos y
obligaciones. Nunca hemos sido, en lo general, menos ni más que los demás seres
humanos de otras regiones y latitudes sino en virtud de endebles ideologías de
superioridad de raza, de cultura, intelectual y hasta por el risible derecho
divino.
Hoy,
los extranjeros se frotan las manos ante la perspectiva de los negocios que ya
atisban ante un presidente electo mentalmente débil, ignorante tanto de las
ciencias como de la cultura. Seguramente son fieles seguidores de Og Mandino y querrán
abrir a la inversión privada hasta el pensamiento libre. Véase con que descaro
ha salido Peña Nieto a ofrecer los bienes nacionales a la inversión extranjera
y a dilapidar el dinero que tanto hace falta invertirlo en México. Ese
servilismo ha caído bien en el extranjero y es una señal inequívoca de buenos
negocios. Mientras en México los lideres charros implantados por Jesús Díaz de León
(apodado el charro por su afición al jaripeo y a los caballos), desde la administración
de Miguel Alemán se reparten las jugosas aportaciones de los trabajadores bajo
la complicidad de los gobiernos en turno.
No
es a ninguna nación extranjera a la que se le reprocha cosa alguna en este
estos renglones ni mucho menos a la nación española, porque ni siquiera desde la
conquista ni durante la Colonia fue la nación española la que sujeto
indignamente a nuestros antepasados, fueron unos pocos los que se enriquecieron
y dilapidaron los bienes de la entonces Nueva España, es decir, la monarquía y
toda clase de pillos. Hoy, no es la nación española la que recibirá la ayuda
que tanto ha comprometido el régimen tiránico de Calderón y el siguiente con
esas empresas españolas. Como ayer solo serán unos cuantos los que se llenaran
los bolsillos de dinero mientras a los trabajadores españoles les darán como
siempre migajas. Allá, no lo sé pero aquí tenemos gobiernos tiránicos. Muera el
mal gobierno sigue siendo la divisa del pueblo mexicano.
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