Tan
malo es para la política el ciudadano apático como el ciudadano de partido que
busca su sola conveniencia. ¿Cuántos y cuantos ciudadanos solo se afilian a un partido para ver que sacan para
su provecho?. Véase el caso actual de Morena. Hay tantos que ya se arrimaron solo
para arruinar este movimiento con su acción personal o de grupo. Hay más arribistas
que los que realmente pusieron a trabajar. A la gente que trabajó, ahora la han
relegado o ni siquiera la han llamado para participar en “la lucha política”.
¿Qué
pretende ese ciudadano de partido?, ya el ser ciudadano de partido es acoger
una ideología irreconciliable con el bien común, ahora bien, si a esto le
sumamos la mezquindad que guía a la mayoría de hombres y mujeres que se alistan
a un partido, se podrá ya saber cuales son sus verdaderas intenciones y fines.
La gran mayoría de los militantes de un partido no tienen la mínima idea de que
lo que se debe perseguir es la implantación de la democracia. Lo que quieren es
un pellizco o una pequeña mordida del erario destinado a los partidos.
Puede
verse claramente que es, la necesidad material o el fracaso en las profesiones
lo que empuja a las mujeres y hombres a participar en la política a través de
los partidos. ¿A quien le importa la democracia mientras viva bien?. A pocos,
me parece. Pregúntesele a cualquier ciudadano de partido que es la democracia y
se vera inmediatamente que no tiene la mínima idea de lo que ella es. Por desgracia esta es la base de donde salen
los dirigentes y que no son los mas versados en política y la cultura sino esa concepción
muy mexicana que dice que este mundo es, de “los vivos” y que con ello quieren
significar que, son esas mujeres y hombres que saben alagar al líder en turno
esperando el suyo, los que llegan a liderar o a vivir a costa de los demás. Son
esos ciudadanos que pueden con mayor facilidad engañar, mentir, ser
serviciales, todos sonrisas hasta que les llega su turno y entonces tiran la
careta para mostrar que pueden ser tan, o mas déspotas que sus antecesores.
Maestros y profesionistas fracasados, entre otros arribistas, son los que
componen las filas de los partidos. En vano se busca al ciudadano de partido
interesado en la democracia, en el bien común cuando el ser ciudadano de
partido es una forma de vida material y no de la democracia. donde los intereses
particulares estén sometidos a los intereses comunes y generales.
La
sociedad actual esta basada en el egoísmo y dentro de poco se acentuara más
este egoísmo. Las nuevas legislaciones, que bien se puede resumir en una sola,
la legislación impuesta por las grandes empresas nacionales e internacionales
que señorean en cualquier nación y que han puesto bajo su mando a los, ahora, débiles
Estados nacionales. En el mundo occidental ha se ido imponiendo la Ley del trabajo poco a poco a
replica de la legislación laboral estadounidense sin sus beneficios, leyes que
van encaminadas dicen a la productividad que se traduce en mera ganancia para
los patrones. El pago por horas pondrá en más directa y feroz competencia a los
trabajadores que, sin otra opción de sobrevivir, harán lo imposible por agotar
sus fuerzas en el mayor trabajo de horas posible para perseguir la ilusión de
una vida mejor. Una vida mejor no esta en las perspectivas de la legislación por
horas. ¿Qué buena vida mejor se puede lograr cuando el centro de la vida misma
se pone en el solo trabajo?. Ninguna. En este contexto se ya no solo se compite
con el trabajador nacional sino con el extranjero. Bajo estas perspectivas se
puede abaratar la mano de obra a placer dado que la sobrepoblación mundial da
mano de obra en exceso para ello.
Los
legisladores mexicanos no han podio encontrar otra opción de legislar porque no
esta en sus manos legislar ya casi en ninguna rama legislativa, son un mero órgano
decorativo del Estado al servicio de los grandes capitales nacionales y extranjeros.
Véase los casos de Grecia, Italia, España o México y se encontrara de común en
ello que las manifestaciones son en contra de las nuevas legislaciones
laborales que han puesto al ser humano como mero producto transitorio de la producción.
Es muy significativo que con fecha catorce de diciembre de dos mil once se haya
aprobado en México la Ley de Asociación Publico Privadas que tiene un único
objetivo central que el capital privado, nacional o extranjero, invierta en la construcción
o prestación de servicios públicos de cualquier índole. Dice la mencionada Ley
que cualquiera puede invertir junto con el gobierno en dichas obras o prestación
de servicios públicos. Ahora bien, eso de cualquiera deja a solo unos cuantos
en tal situación ya que, ni siquiera los ricos podrán invertir en estos rubros,
solo las grandes empresas con capitales con cientos y cientos de millones de dólares
podrán objetivamente hacerlo. En efecto, esta ley es subjetiva al decir “cualquiera”
pero objetivamente debe entenderse solo “unos cuantos”.
Si
ya estaba aprobada la Ley de Asociaciones Publico Privas, es decir, si ya los
grandes capitales tenían a su servicio los bienes nacionales para su sobre explotación
hacia falta una Ley Laboral que surtiera de mano de obra muy barata a esas
grandes empresas, para su sobre explotación.
Antaño
Santo Tomás pensaba que la Ley Positiva estaba
en concordancia con la Ley Natural y esta con la Ley Divina y trató de que así,
fuera siempre. Esto fue solo un buen sueño. La modernidad iba a desplazar al
Dios cristiano del centro de la vida humana de occidente, la postmodernidad acentuó
tal cosa y con la híper-modernidad como llama esta época Lipovesky la idea del
Dios católico es una caricatura. Con ello se siente un gran vacío que se llena
con el consumismo entre otras cosas vanas. Ahora, las leyes están basadas no en
el bien común sino en el consumo común a una velocidad extraordinaria e inconsciente,
dogmática, es decir, acrítica. Al fin los grandes capitales han logrado dominar a
las masas a su entero antojo para el puro consumismo.
¿Hay
salvación de esto?, claro que la hay sino, la vida seria cosa ya predeterminada
como un guion de película imposible de dejar de seguir y escribir uno nuevo.
Hasta ahora, no se ha podido determinar de ya y para siempre la vida humana. El puro
determinismo haría de esta vida una vileza imposible, vida imposible de ser deseada y de ser
vivida. La ultima palabra no esta dicha. Ninguna victoria es para siempre así
como su correlato.
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