miércoles, 31 de octubre de 2012

CONGRESO ESTILO HOLLYWOOD





Cada vez más se parece el Congreso de la Unión a la industria cinematográfica de Hollywood. El artista de cine ha perdido su aura del aquí y ahora, actúa no para una un publico presente sino para un publico indeterminado y esto lo vuelve vacío, banal y en una mercancía. Por eso, es, que se tienen las grandes celebraciones con entregas de trofeos para llenar el hueco que deja lo impersonal. En contraparte, los actores de teatro son con mucho mas auténticos y deben actuar para un publico presente que registrar su aura del aquí y ahora. Hemos visto que muchos artistas de cine dicen que son o fueron además artistas de teatro para darse un toque de profundidad y quitarse lo banal. El dinero que la iniciativa privada debe invertir en la realización de películas es cada vez en mayor cantidad para atrapar al público con más efectos especiales que buenas actuaciones. Para ello el artista de cine debe estar rodeado ya no de un aura, esta perdida en este rubro sino de glamour a todas horas so pena de devaluarse tan rápido como subió esa estrella llamada actor cinematográfico.

En el Congreso de la Unión también los legisladores han perdido su aura del aquí y ahora con que antaño se engalanaban al dar discursos ante una audiencia real. Esos tiempos se han ido para no volver. La forma en que se presentan no dista mucho de la forma en que aparecen ante la audiencia cinematográfica los actores. Y, no me refiero solo a las formas afectadas que han adoptado los políticos sino en la forma en que se hace la reproducción de las imágenes en diarios y revistas o en los medios televisivos y ahora en las redes sociales. Esta reproducción deja en evidencia que se prefiere lo mediato a lo inmediato. Aquí también se actúa para las cámaras y el resultado es una producción que al final nos deja un producto que no tiene que ver con la realidad. Los políticos también tienen menester del glamour y de que su imagen sea reproducida hasta el infinito. Bien se puede aplicar la sentencia de Goebbels que dice: “Una mentira repetida mil veces…se transforma en verdad”. Y, eso es lo que vemos imágenes de políticos repetidas millones de veces hasta que la mentira se viste con los ropajes de la verdad y con ello basta para que sigan en la farsa. Aunque en el fondo sepamos que eso es falso, hay tanta atracción en la repetición que la mayoría de gente queda subyugada por la apariencia y no hay forma de que la gente desconfíe lo suficiente de lo aparente.

Ya Alejandro Magno y después los Cesares habían utilizado sus imágenes para mantener el poder. Se sabe que se hacían estatuas de fino acabado, representando a estos gobernantes en su juventud. “Juventud divino tesoro” dice un refrán popular”. Con la llegada de los medios de reproducción de las imágenes los políticos utilizaron estos medios hasta la saciedad para dar una imagen fresca, juvenil, dinámica que atrajera a los votantes y en especial a las mujeres. No importa que los políticos sean en su gran mayoría ignorantes hasta de su materia de trabajo, las leyes. Lo que importa es la imagen.

Es una locura que ahora, como en Hollywood el capital privado haya invertido millones de dólares para crear políticos que actúen casi en exclusiva para las cámaras y no para sus votantes. Están tan lejos de la realidad que no hay forma de hacer que vuelvan a la realidad. Son adictos a la imagen prefabricada que morirían si esto cambiara radicalmente. El atractivo de ser acercarse a ser divos y de ir de cámara en cámara los tiene cautivos. Así las cosas el Congreso de la Unión tiene una producción cinematográfica y el producto de ello es, una empresa con el único fin de poner en vigencia leyes contra el pueblo con tal de que el glamour que dan los millones de dólares invertidos en los políticos, siga fluyendo. 

El Congreso de la Unión ya no es un órgano del Estado mexicano sino estudios cinematográficos y los partidos políticos oficinas de casting para los más avezados políticos en busca de la vida hollywoodense. 


LA HÍPER-POST-MODERNIDAD




Se hace el llamado al ser humano contemporáneo para echar una mirada esta nueva realidad. Después de meditarlo este dice:

Estoy aquí, sin ninguna divinidad ya a la vista, para bien o para mal. Los valores cristianos están colapsados, inservibles ya para la vida. Esa engañifa religiosa es un estorbo para esta nueva empresa. Estoy a las puertas de la Híper-post-modernidad. La ciudad de la moral tradicional esta en ruinas, también están en ruinas la economía, eso que se llamó Estado de Derecho, la política y todo lo que hasta ahora el ser humano había construido con fe ciega en el libre mercado. Una nueva concepción de la vida y por ende del mundo. He ahí el trabajo, que a mi humano naufrago en el mar de la Híper-post-modernidad se me ofrece para poder incidir en la dirección de la vida. Eso y no otra cosa es mi nueva empresa. Vanidad y consumismo son los nuevos paradigmas. Un profundo vacío se nos ofrece por doquier. He ahí mi trabajo llenar vacíos.  


martes, 30 de octubre de 2012

LA DESAPARICIÓN DEL ESTADO SOBERANO. UNA NUEVA DIALÉCTICA EN LA HÍPER-POST-MODERNIDAD




En la concepción tradicional se tiene al Estado conformado por tres órganos (Legislativo, Ejecutivo y Judicial), que no tres poderes además el Estado esta conformado por la población y territorio. Ahora bien dentro del gobierno los tres órganos son primarios. Con todo, estos órganos que ejercen de manera directa la soberanía popular no son suficientes para que el Estado desarrollara todas las actividades necesarias para servir a los gobernados, así que se crearon instituciones. Las instituciones no ejercen la soberanía de manera alguna sino que son entidades que ejercen actividades encaminadas a dar apoyo a uno de los tres órganos en sus actividades, según lo establezca la Constitución General. 

En este contexto, se tiene la autodeterminación soberana para que un pueblo se imponga el gobierno que considere sin la injerencia de otro Estado. Si la soberanía no es, puesta en acción se vera que uno de los tres órganos o dos o los tres caerán bajo la acción de otros Estados. En el caso presente de las grandes empresas privadas nacionales o extranjeras que someterán al Estado a sus deseos y entonces, adiós soberanía.
Veamos al pronto si por lo menos uno de los tres órganos esta sometido al capital privado u a otyro poder exdterno o interno en el caso del Estado mexicano.

Recapitulando se tiene que en la concepción ortodoxa del Estado se le endilgo como rasgo distintivo tener soberanía, es decir un poder por sobre el cual no podría haber otro poder ya fuera externo o interno. Y, en cierta medida se logró que los Estados nacionales pudieran gozar de este poder. Sin embargo, las grandes empresas nacionales como extranjeras del mundo occidental gradualmente se fueron consolidando como las que dirigían el comercio y los Estados nacionales cedieron y dejaron de incidir en la regulación comercial. Se dejo al mercado seguir su propia regulación. Ahora bien, para que la gente consumiera al ritmo de la producción se necesitaba que el Estado no solo cediera en la regulación del mercado sino que pusiera en vigencia leyes que hicieran posible en lo legal la mano de obra necesaria para tal producción. Y, ha resultado que los órganos de los Estados han sido infiltrados por políticos dóciles a los deseos de las grandes empresas para dictar leyes contrarias a los fines de los pueblos. Hemos vistos las protestas masivas en Grecia, Italia, España, México y otras naciones latinoamericanas.

Es decir que, los Estados nacionales ahora son dependientes del capital privado. En México con la Ley de Asociación Publico Privadas publicada con fecha catorce de diciembre de dos mil once, por medio de la cual el capital privado no solo podrá sino que invertirá en obras públicas imponiendo en la realidad las condiciones de sus ganancias aunque en lo formal se diga lo contrario. Ya no hay Estados soberanos sino dependientes del capital privado. En este contexto se debe preguntar si Estados como el mexicano nunca llegaran a ser plenamente soberanos. Al parecer no tiene sentido seguir hablando del Estado soberano y que en el caso mexicano, eso ha sido una ideología mas que una realidad.Dos organos del Estado mexicano por lo menos estan sometidos al capital privado: el Legislativo y el Ejecutivo. Lo anterior, a efecto de poder sobre esplotar las riquezas del territorio naciona y sobre explotar la mano de obra mexicana.

Así pues, se debe de hacer nuevas teorías para definir el Estado. De la misma manera los gobernados deben encontrar nuevas formas de lucha ante gobiernos serviles a los intereses privados. En esta transición hacia la híper-post-modernidad no habrá vuelta atrás y no habrá marcha atrás en la lucha de los mínimos derechos de los pueblos. Siempre serán posibles cambios violentos a pesar de la legalidad institucional. Esa legalidad que iluminada por los discursos oficiales dicen responden a los nuevos tiempos y en favor del pueblo y que sin embargo, en la realidad son contrarios a la mayoría de los pueblos. Los legisladores no pueden hacer cosa alguna en favor del pueblo son meros transmisores de los deseos y ordenes de los grandes grupos capitalistas. Al respecto véase el caso mexicano en donde hay una aprobación y publicación de leyes contrarias al pueblo vigiladas con toda minuciosidad por los legisladores que integran la “Tele-bancada”. 


domingo, 28 de octubre de 2012

LA PAGA DEL DIABLO




Estamos pagando décadas de conformismo, de pasividad y hasta de cobardía, al no luchar por nuestra libertad y democracia. ¿No nos hemos dado cuenta  la monstruosidad a la que hemos llegado?, entronar a una persona de muy baja educación académica, de muy baja calidad cultural, sin la mínima consciencia de lo que es y significa la patria mexicana, lleno de vanidades, en fin a un imbécil. Hemos regresado el poder a un sistema podrido, corrupto, tiránico somos responsables y culpables de semejante abominación humana y política. No se nos avizora un buen futuro. Como los romanos hemos dado el poder a locos como Calígula, megalómanos como Nerón, imbéciles como Claudio solo que los romanos dominaban y nosotros nos sometemos como pueblo dulcemente al masoquismo más extraño y degradante. Esta mal una sociedad que se refleja en la ignorancia, en la imbecilidad y tiranía de un gobernante y de un sistema de la misma calaña.


Es tanta la necesidad y pasividad del pueblo mexicano que no tenemos empacho en darles el poder a personas que guardan los mismos sentimientos de grandeza y de iluminación que Hitler. No tienen empacho en desatar cualquier acción para tratar de imponer su visión torcida del cristianismo y de la vida misma. Pasaremos a la Historia como una sociedad sembrada de zopencos, acríticos, dogmáticos que mendigábamos democracia y libertad sin saber lo que ello significa, tanto en su concepción como en su consecución. Somos cómplices marcados de este régimen a todas luces tiránico. En la hora de nuestra definición como demócratas añoramos y preferimos los cacicazgos y la tutela a la antigua. Señores que nos traten a su antojo con tal de no ser responsables de nuestra desgracia social, de nuestra vida común. Preferimos insultarlos y creer que con ello somos patriotas y estamos salvados de esta monstruosidad política y humana. No, somos tan responsables como los tiranos. Hemos de aplicarnos el “Tanto peca el que mata como el que le levanta la pata”, no por estoicismo ni masoquismos sino para tomar consciencia de ello y tomar acción para corregir la mala política de todos los partidos.

Es una farsa la lucha política. La lucha la pone el pueblo, los muertos son del pueblo y la terminan negociando los altos dirigentes políticos con el argumento de que es por el bien de todos los mexicanos. Una engañifa y no otra cosa. El pueblo sigue y seguirá igual de pobre en todos los rubros mientras los políticos se asignan los sueldos a capricho y antojo. No tienen empacho en dilapidar o concesionar los bienes nacionales al mejor postor para sus intereses particulares y vivir con ello como sátrapas. Un Estado donde los crímenes cometidos por los políticos quedan impunes no puede estar en un Estado de Derecho sino en una ilusión de un Estado fallido, por ello recibimos la paga del Diablo.