Las
cúpulas del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y del Partido Acción
Nacional (PAN), habían logrado mantenerse en el poder (el primero durante más
de 8 décadas) sobre un sistema político realmente nocivo para el pueblo llano
pero muy rentable para ellos. El régimen político Presidencialista estaba
diseñado para ser totalitarista y acorazado por todos lados para evitar ser
vulnerado y su desmantelamiento capa por capa tardo más de medio siglo.
Los
dirigentes del Partido Acción Nacional, fueron herederos directos de ese tipo
de gobierno y en lugar de iniciar la transición lo usaron para su beneficio
personal y de grupo; no les importó la democracia, la legalidad, la legitimidad
y la confianza que los votantes les dieron. Igualaron a los priistas en sus prácticas
corruptas y en algunos puntos los superaron. Ni el PRI ni el PAN se dieron
cuenta que los tiempos habían cambiado tanto externamente como internamente y
siguieron con su política ya francamente obsoleta. Este es el contexto general
que nunca entendieron estos políticos.
El
regreso del PRI al gobierno en el 2012, les hizo abrigar la falsa esperanza de
seguir en el gobierno tanto al PRI como al PAN, en una mancuerna ya pactada
desde hace cuatro sexenios. Con esta confianza fueron a las elecciones y
recibieron una derrota por parte de Andrés Manuel López Obrador. Lo impensable había
pasado. El 1 de julio de 2018, se iniciaba el Génesis de ambos partidos como oposición,
con un quebranto material ante la pérdida del erario, con una derrota moral
ante la pérdida de la confianza de los votantes y del pueblo en general y, una
debilidad inédita ante la disminución de sus militantes y de sus mejores ideólogos.
Haber nacido como oposición en la decadencia los tiene marcados y, sus hechos y
actuaciones posteriores son pruebas irrefutables de ello.
Con
la llegada de Morena al poder político, se inicia ha iniciado el desmantelamiento
del viejo régimen y esto les ha calado hondo a los priistas, panistas,
empresarios y hasta periodistas que vivieron en el régimen y del régimen.
Añoran los años dorados en los que el dinero fluía sin trabas y, llegaba a los
bolsillos y, cuentas con toda precisión y sin ninguna responsabilidad a pesar
de las vías corruptas. Acostumbrados a vivir sin el mayor esfuerzo que tener la
aprobación presidencial no se acostumbran a estar sin el dinero público, sin el
poder público pero lo grave para ellos es su debilidad material y su ignorancia
de una nueva forma de hacer política.
El
presidente del PAN, Marko Cortés es todo un ejemplo claro de lo que no debe
hacer un líder, ser superfluo ante la gravedad que tiene entre manos. Sus declaraciones
rayan en lo hilarante por absurdas; esto de continuo. El mismo camino lleva el
senador Gustavo Madero, quien no deja de hacer declaraciones catastrofistas y
hasta apocalípticas en medio de sus publicaciones de lo que en las redes
sociales se llaman memes. Esta falta de seriedad y de ideas verdaderamente políticas
lo hace ver como lo que son, unos ineptos. No tienen siquiera el hábito de ser oposición
menos la costumbre. Eso les va a traer como consecuencia que un atraso en poner
manos a la obra para recuperar la serenidad y crear un verdadero plan para
llegar al poder nuevamente.
Ahora
bien, la oposición debe olvidarse del viejo régimen político, el mismo ha
cumplido sus objetivos ya históricos y políticos pero terminada su vigencia no
hay forma de ponerlo nuevamente en práctica. Mucho me temo que la ceguera y la
manquedad de esta oposición los llevará a continuos fracasos hasta que el PRI desaparezca
y el PAN, rectifique el rumbo. El Partido de le Revolución Democrática (PRD),
ha iniciado un intento de renovación, pero está condenado al fracaso por el
abandono de sus ideales iniciales. El panorama no solo no le pinta bien a la oposición,
sino que se les presenta sombrío.
En
efecto, este es el panorama general en el que está inserta la oposición. Tan débil
como esta no acierta a dar buenas batallas ni a señalar crítica y efectivamente
los errores a este nuevo gobierno, sigue con su viejo discurso de desprestigio al
comunismo y al socialismo. Eso no les ha funcionado ya, ni les funcionará. La oposición
esta huérfana de ideas y hasta de ideologías. Eso, para ellos es grave.
Los
hechos y los actos reales de la oposición no les alcanzan para volver al poder;
es decir, más que lo existente, lo que han dejado de hacer les pesa más. Deberían
prepararse para una larga lucha tal y como lo hicieron las izquierdas en el año
de 1988 pues de allí tiene sus cimientos el triunfo de López Obrador, sin este
momento histórico no hubiera logrado el cometido. Fueron 30 años de lucha y que
tienen largos antecedentes.
El
PRI y el PAN, carecen de esta larga experiencia de lucha y de construcción de vías
ideológicas, de planes de lucha, de organizaciones verdaderamente populares. Si
a esto le sumamos la desconfianza ciudadana, tienen serios problemas y poco
remedio para ello.
Tres
personajes principales pretenden ser la voz de la oposición, Vicente Fox, Felipe
Calderón y Diego Fernández de Cevallos. No hay día en que no salgan a la plaza pública
para denostar al actual presidente, tachándolo de todo lo malo existente y por
existir. Y quizá en algunos aspectos tengan la razón; con todo, carecen de
cualquier autoridad en cualquiera de los ámbitos que aborden. En consecuencia,
tienen cero credibilidad y si, el repudio popular pues el pueblo no olvida sus desastrosas
administraciones, su corrupción de cada uno de ellos, su cinismo e impunidad.
En
resumen, la oposición está en pañales, en la oscuridad y sin verdadera
oportunidad de volver al poder. Las elecciones de 2021 darán las pautas a
seguir y ahí se decidirá la suerte de priistas y perredistas. En caso de no
lograr triunfos, la oposición deberá luchar por lo menos cuatro sexenios para
aspirar volver al poder político federal. Para ello es menester que despierten
y se preparen con nuevos discurso, ideologías y prácticas para el largo camino.