Cuando
un régimen político se ha vuelto decadente pero además pierde su vigencia,
queda invalidado, inútil para un pueblo y debe cambiarse por otro que debe ser
construido no como una reacción contraria al anterior sino de acuerdo a las
necesidades reales y previendo como se va a desarrollar el futuro inmediato,
mediato y lejano. De esta manera se construyeron Esparta, el imperio mexicano
prehispánico y Los Estados Unidos de Norteamérica, previendo estos tres
estadios.
En
el Estado mexicano durante el Presidencialismo post-revolucionario, en general,
su gobierno fue diseñado para ser totalitario y mantener a un pueblo sujeto a
ese régimen para así evitar desacuerdos y oposiciones. El pueblo mexicano no
conocía ni de lejos lo que era la democracia, la libertad, la legalidad ni
legitimidad más que como conceptos nunca en la realidad. El gobierno tenía
monopolios en todos los rubros y estos eran diques y diques para que el régimen
siguiera funcionando por mucho tiempo y, lo consiguió hasta que la
mundialización de la economía y, la globalización de la comunicación entre los
diversos pueblos del mundo abrieron un boquete incontenible de ideas, de
realidades sociales, económicas y, políticas que arrollaron y sepultaron bajo
sus aguas todo el pasado.
Ahora
bien, toda transición política es por antonomasia zozobra, caos, desorden hasta
que se consolida el nuevo régimen y, retoma su curso la vida pública y, privada
más o menos rutinaria y bajo la monotonía cotidiana y, esto se repetirá una y
otra vez hasta que este mundo se haga añicos. Bien. Esta Cuarta Transformación
no es la excepción y ante la realidad los apologistas de la exageración mal
intencionadamente esparcen noticias que bien miradas son exageraciones burdas
con las que tratan de hacer que, el pueblo vea el Apocalipsis; no hay tal. En
este tipo de etapas debe prevalecer la serenidad, por lo menos, en quienes
tienen la responsabilidad de gobernar. Claro, no faltan los dislates, los
errores pues es bien sabido que los políticos bien constituidos y que saben
mandar son raros. A esta Cuarta Transformación la hace falta mucho con relación
a sus políticos y gobierno. Hagan un
recuento de este gabinete; hagan un esfuerzo de imaginación y de historia y
compárenlo con el gabinete de Benito Juárez, es evidente que el actual es de
una calidad ínfima comparado con aquel. Y, ni siquiera Juárez puedo evitar que
la política deviniera en una dictadura personal. En efecto, las transiciones
son bruma que requiere luz y esa luz no solo debe provenir del gobierno sino
del pueblo mismo.
Se
tiene que desmontar o destruir para hablar con propiedad este régimen en su
estructura gubernamental para construir sobre sus ruinas y eso no es fácil. Va
haber afectados, incluso del mismo bando pero la construcción de un nuevo
régimen es así pero este costo comparado con los beneficios son rentables. Lo
único que debe cuidar este gobierno es la vida de los ciudadanos y procurar el
respeto de los derechos humanos, incluso de los delincuentes porque el
Humanismo es total y debe ser el sello del régimen que se construya. Como pueblo
tenemos la obligación de ser actores de este cambio que se nos ha negado por
cientos de años.
¿Se
deben y se pueden dejar intactas las instituciones corruptas del Partido
Revolucionario Institucional?. Hay que dejar lo sano y derribar lo que es insano.
El error que cometió el tío abuelo del ciego y hablador senador Gustavo Madero
no se debe repetir. Francisco I. Madero dejó intacto el régimen podrido de Porfirio
Díaz y el resultado fue “La decena Trágica” y un retraso monumental por la
democracia. En lugar de la democracia logramos una dictadura de partido único de
Estado por más o menos 90 años. La realidad es dura, pero es como es. No hay
que rehuirla sino enfrentarla. Tenemos todo lo material pero lo insospechado,
la semilla del valor de un pueblo indomable. Déjense de niñerías, de aquí al
futuro vayamos con valentía o mejor nos ponemos a disposición de los más tontos
y nos volvemos el hazmerreír del mundo. Eso es indigno de nuestro pasado. Con
el Partido Revolucionario Institucional y el Partido Acción Nacional vamos y
fuimos a la decadencia total, vamos hacia nuestro destino manifiesto, ser un
pueblo digno de existir y tenemos todo para hacerlo. Ustedes lo saben y yo lo
sé. Morir no es más que nuestro destino anticipado, pero para ser dignos
humanos hay que trabajar duro. No demos marcha atrás, el pasado es ominoso y
vergonzante.
Yo,
no concuerdo con tantos y tantos arribistas y tontos políticos de Morena, pero
yo no estoy en esta lucha por un puesto ni pido retribución alguna, estoy
porque estoy seguro de que estamos por el buen camino. Me emociona el saber que por lo menos podemos
dejar iniciado el camino hacia la democracia. No crean en los mentirosos de
siempre. Sean inteligentes y tengo al pueblo mexicano, en general, por
inteligente, lo sé, en cada trato con el mismo, porque soy parte de ese pueblo
llano.
A
pesar de todo, no le demos la espalda a este gobierno, somos parte y
responsable de lo que pase o no pase. Y, saben ha pasado un hecho insospechado,
hemos dicho no, a un régimen podrido y corrupto que no puede pedir un solo
miramiento. Hermanos, no seamos lo que hemos sido, ceros, cuando podemos ser
dignos humanos. Yo juro que a pesar de todo no daré marcha atrás a este momento
histórico y no me importa mi vida sino el futuro. Hay que querer el futuro no
el presente que ha sido determinado por el pasado, siempre el futuro y mientras
más lejano será mejor.
Estoy
dispuesto a pagar el precio que se me ponga, no cambio mi vida por este
momento. Sé que todo cuesta y estoy dispuesto a pagar, incluso con mi vida este
momento y moriría dignamente por un futuro mejor. Me daría vergüenza ser
cobarde. ¿Dónde está la piedra del sacrificio?.
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