¿Qué
hay de cierto en los dichos y sentencias al parecer inapelables sobre la Cuarta
Transformación sostenida por propios y extraños?. Se debe iniciar quitando todo
tipo de ideología. Los que están con esta 4T, aplauden todo y los que están en
contra, reprueban todo. ¿Quién tiene la verdad?. El segundo paso es ceñirse a
los hechos reales sus efectos y tratar los mismos con toda frialdad e
imparcialidad. Esto no gusta a unos y otros, pero no hay otra forma de llegar a
la verdad y poco debe importar si se quiere ir mas allá de esta trompetería triunfante
o la gritería apocalíptica.
Otra
pregunta que se debe responder es ¿es posible seguir con el antiguo régimen político?,
es evidente que no. El pueblo mexicano en su conjunto agotó todas sus opciones.
El Presidencialismo quedó sin vigencia, obsoleto e inservible. El Partido Acción
Nacional tuvo en sus manos dos sexenios como oportunidades inmejorables de
construir, a los menos, el tránsito hacia la democracia, pero su apego al régimen
priista como continuismo de la política Neoliberal sin combate a la corrupción lo
llevó a un desgaste fulminante. El Partido de la Revolución Democrática, que
fue la esperanza de millones de mexicanos sufrieron la misma metamorfosis al
firmar “El Pacto por México”, con este acto se firmó el acta de defunción del
priismo y de los tres principales partidos. Ciegos como lo son los políticos no
se dieron cuenta de las consecuencias de este acto. Lo demás es historia.
Ahora
bien, ¿puede el gobierno actual cumplir con lo prometido?, es evidente que no.
La tarea es inmensa y un sexenio es muy poco como para cumplir todo. El nuevo
gobierno debe y tiene un lado destructivo pues no se puede gobernar con la
anterior estructura política del Estado mexicano. Esta es la tarea que nunca
hizo Vicente Fox y mucho menos Felipe Calderón. Es bien sabido el hecho histórico
que le pasó a Francisco I. Madero, quiso gobernar con la estructura porfirista
y fue asesinado junto con el vicepresidente José María Pino Suárez, su hermano Gustavo
A. Madero. Está claro que, de historia de México, el actual senador Gustavo
Madero sabe cero o prefiere los rumores como forma de política.
En
efecto, no se puede dejar intacta la estructura caduca del anterior sistema político;
se debe eliminar a la par que se debe construir el nuevo régimen político. Y,
esto ya de por si, en su conjunto es una tarea titánica; ahora imaginen la
cantidad de opositores políticos, internos y externos, de opositores
empresarios que ven como se les van de las manos los negocios de sus vidas como
el nuevo Aeropuerto de la ciudad de México y todos los que estaban en marcha. A
esto se le debe sumar la prensa ávida de revancha o ya de plano en concordancia
con la oposición pues prensa critica hay muy poca.
El
lado constructivo, no puede darse sin la eliminación de la antigua estructura burocrática
afín al priismo y, panismo y sin el combate decisivo de la corrupción. Como en
toda guerra no se pueden ganar todas las batallas, pero este gobierno debe
tener la mira del futuro si quiere en realidad sentar las bases de un nuevo
Estado mexicano. La Primera Transformación duró alrededor de 49 años
(1808-1857), la Segunda 53 años (1857-1910), la Tercera 108 años (1910-2018),
estos periodos son arbitrarios pues las prácticas o tradiciones traspasan los
periodos rígidos como los fueros militares que no terminaron con la Constitución
de 1857, pues ese era unos de sus fines y fue hasta muy entrado el siglo XX
que, los militares dejaron de gobernar a México.
Morena,
tiene todo a su favor pues la opinión publica lo es todo, para transitar hacia
la democracia y sentar las bases de una nueva política. Es evidente que le
hacen falta políticos preclaros y claros, estamos como en las anteriores Transformaciones,
que formaban sus ejércitos revolucionarios a través de la leva y esta 4T, ha
incorporado a sus filas lo más variopinto, pero de una calidad muy por debajo
de las exigencias reales; esto se siente ahora y tendrá sus efectos en un
futuro no lejano.
En
este contexto, la oposición en su conjunto esta sin rumbo y casi en el límite
de la extinción. El Partido Acción Nacional podrá recomponerse a medias para
las próximas elecciones, pero el Partido Revolucionario Institucional y el Partido
de la Revolución Democrática de manera alguna; el primero ha cumplido con sus
fines y desparecerá pues sin la presidencia de la república, sin muchos
gobiernos estatales y municipales que representan las arcas de donde se nutrían
de dinero para hacer política está destinado a desparecer; el segundo, corre la
misma suerte pero por la pérdida de la confianza de los votantes. La próxima parada
está en el 2021 que serán las elecciones intermedias para ver qué rumbo toma la
realidad. Veré si mis apreciaciones son fundadas o no.
Las
tres anteriores Transformaciones han tenido sus momentos álgidos. La Primera,
la revolución de independencia por un momento parecía sin futuro pues los
independentistas estaban en franca desventaja y, a punto de ser derrotados y
fue Agustín de Iturbide, un realista quien llevó a cabo la independencia con la
formación del ejercito trigarante y el Plan de Iguala con el apoyo de Vicente
Guerrero.
La
Segunda Transformación, también parecía no tener futuro; los conservadores no
le daban tregua al gobierno de Benito Juárez. Los conservadores nombraron como
presidente interino a Miguel Miramón, quien fue un hábil jefe del ejército de
su bando y quien le propino a los liberales sonadas victorias. Pero el reconocimiento del gobierno de Juárez,
por parte de Los Estados Unidos les dio la ventaja definitiva a los liberales.
La
Tercera Transformación, estuvo a punto de ser frustrada cuando se da el golpe
de Estado y se nombra a Victoriano Huerta como presidente de la república con
el apoyo de Félix Díaz (sobrino de Porfirio Díaz), Bernardo Reyes (padre de Alfonso
Reyes, el gran escritor mexicano), entre otros y con el apoyo del gobierno
estadounidense. Tuvieron que unirse los revolucionarios (Villa, Zapata, Carranza
por nombrar algunos), contra Huerta para quitarlo del gobierno y que se lograra
avanzar hacia una democracia, pero se creó una dictadura ya no personal, pero
si del partido único de Estado, el PRI.
Por
lo pronto, la oposición tiene perdida esta partida y sus sentencias catastróficas
no dejan de ser eso, exageraciones desesperadas y sin sustento real y
definitivo. Por desgracia, no cambiaran de tono y de método pues, si la 4T, está
limitada intelectualmente la oposición lo está con mayor hondura.
En
resumen, no se volverá al anterior régimen político pues es imposible que
regrese lo que ya cumplió con su cometido, se agotó y únicamente los despistados
o los que tienen intereses políticos y económicos siguen apoyando. La 4T, como construcción
humana lleva el sello característico de las limitaciones humanas y no cumplirá con
todo lo ofrecido. Claro, tiene a su favor, la creencia popular y por lo pronto
es una locomotora que todo va aplastando. Al final el pueblo tendrá la palabra
con su participación o su pasividad. Pero ya estamos lejos del Presidencialismo
priista. Los que auguran un nuevo presidencialismo lo hacen por pura amargura
de la derrota. Esta 4T, necesita tener esa fuerza que le faltó al PAN, para
destruir lo viejo y cimentar lo nuevo, mal o bien eso ya se verá.
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