domingo, 20 de enero de 2019

SIN UN FIN DETERMINADO




La vida siempre corre el peligro de petrificarse, de volverse rutinaria sin que el ser humano se dé cuenta. Toda la estructura de la vida que se construye lo empuja a ello. La razón es determinada a aceptar patrones de vida ajenos al instinto a la intuición. La máxima libertad posible debe ser vivir sin un fin determinado aunque sobre la marcha se vaya descubriendo una unidad estructurada un fin pero estos debe ser consecuencia de la unidad de la vida y como resultados a posteriori. Claro, por primero de cuentas el ser humano en su individualidad debe darse cuenta de este hecho y tratar de salir de tales circunstancias en la medida de lo posible y de su preparación intelectual integral (Razón, instinto e intuición),




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