La idea principal de la oposición mexicana (y, así es la
realidad de cruda), es que la administración del actual gobierno fracase,
siempre con la labor destructiva de esa misma oposición que al verse desplazada
del gobierno no le ha quedado otro camino que implementar agresiones verbales,
noticias falsas, exageradas y una política de destrucción. Esto, es paradójico
porque ante las vacilaciones del gobierno se han lanzado a señalar esto con
exageración y se esperaría que las molestias reales y exageradas hicieran que
una buena parte de los que votaron a favor de Andrés Manuel López Obrador, se desilusionarían,
se pronunciaran al respecto y se pusieran en su contra. Con todo, ¿Qué ha
pasado?, todo lo contrario a lo que busca la oposición, un respaldo lo
suficientemente fuerte al gobierno.
La oposición ha de estar simple y llanamente confundida por
este comportamiento, se podría decir masoquista de los que apoyan al gobierno.
No hay tal. Los estadios históricos se deben entender tomando en cuenta todos
los elementos o factores que los construyen. Estos elementos o
factores, ya lo he dicho son externos e internos y ambos, son de igual
importancia; sin embargo, en algunos momentos pueden unos u otros ser más
importantes y estar fuera del control, incluso de los actores más importantes
como el Fondo Monetario Internacional o de Los Estados Unidos de Norteamérica.
Ahora no tengo el tiempo de analizar a profundidad (y creo
que sería inútil, se me ha dicho que escribo a un nivel casi incomprensible, un
error de estilo), todos los elementos que construyen un momento dado de la
historia; sin embargo, cuando un régimen de cualquier tipo se agota no hay cosa
que se pueda hacer para detener su decadencia y su necesario cambio por otro.
Y, esto es lo que ha pasado en los Estados Unidos Mexicanos. El
Presidencialismo se vació debido a factores internos y externos al punto de ser
ya inútil. En balde esperaran los que crean que se puede restaurar el
Presidencialismo priista o de cualquier otra índole. No hay Santo Oficio que
pueda detener esta herejía en contra del viejo partido único de Estado.
¿Qué será la Cuarta Transformación?, no se sabe y miente
quien diga que lo sabe a ciencia cierta. Las tres anteriores Transformaciones
refutan a cualquier pitonisa o adivino del devenir. En realidad no se sabe que
surgirá de la dinámica dialéctica creadora de las distintas fuerzas que intentan
dirigir en determinado sentido el rumbo del régimen político como base del
nuevo Estado. Ni el gobierno con todo el apoyo aparentemente apabullante puede
controlar todas las fuerzas a placer; tiene que estar inmerso en esa dialéctica
creadora.
Por otro lado, las demás fuerzas parecen ciegas a la
realidad y pretenden de la misma manera dirigir este régimen político en
construcción poniendo sus mejores esfuerzos. Pero, si el gobierno no tiene
asegurado el triunfo, la oposición y otras fuerzas tienen menos garantías de
seguridad. Las circunstancias trabajan en su contra. Hay dados cargados en su
contra. Una y otra vez recibirán derrotas tras derrotas en donde antes obtenían
triunfos fáciles y apabullantes. Y, hasta puede suceder que tengan excelentes argumentos
(No digo que este sea el caso), y hasta la verdad misma pero la psicología
individual de una buena parte del pueblo está ya programada para abandonar el
antiguo régimen y avanzar hacia donde del resultado de la suma de todas las
fuerzas operantes incluida la del propio pueblo vaya. No hay vuelta atrás. Todo
intento restaurador dará como resultado la sepultura del viejo régimen y la
creación del nuevo. La intención y la lucha por la democracia tiene su historia
muy larga en México y se puede remontar a los años sesentas del siglo pasado
pero creo que los últimos cuarenta han sido decisivos para que se lograra
cambiar el viejo régimen. Los errores y corrupción de priistas y panistas
lograron convencer al pueblo para que este diera el cambio. Andrés Manuel López
Obrador estuvo también en el momento y lugar exacto para ser electo como
representante del cambio. La acumulación psicológica del cambio se vació el uno
de julio de dos mil dieciocho.
¿Está totalmente derrotada la oposición?, no, tendrá su
lugar en el nuevo régimen pero no como lo desea. Esto es dramático porque lo
mismo le pasa a los demás actores, quedaran con el sabor agridulce del cambio.
Yo, lamento, decir esto pero no puedo decir otras palabras. La Cuarta
Transformación no se cumplirá al pie de la letra y lamento que muchos no salgan
beneficiados con la misma. Esto es la realidad no el Edén prometido donde todo
es perfecto. Tampoco se sabe qué tiempo durará ni su resultado final. Bien, no
quiero ser pesimista como para que los ciudadanos dejen de trabajar o de luchar
por conseguir un régimen democrático pero eso se intentó en las tres
Transformaciones y no salieron como se pensaron.
Lo que sí se puede decir de ya es que, esta Cuarta
Transformación no ha sido pero ni de lejos costosa en vidas humanas, ni en
pérdida de territorio ni de soberanía popular sino todo lo contrario. Y,
eso se debe agradecer y señalar sin ningún tapujo. Hasta ahora la Cuarta
Transformación con todos sus defectos y limitantes ha sido positiva. Quienes
tengan a bien apoyar a nuevo régimen no deben dudar van por el camino correcto
aunque no perfecto del cambio. Es evidente que no se debe preguntar de qué lado
estoy, sería una deshonestidad ocultar o por lo menos tratar de ocultar tal
hecho.
Finalmente, ojala y por lo menos una buena parte se diera
cuenta de esta realidad sin apasionamientos para saber las causas y los efectos
de este momento pero mucho me temo que las pasiones están por encima de la
razón y que no hay forma de cambiar esto. Con todo, si hubiera una buena parte
del pueblo que se enfocara al bienestar común sería maravilloso aunque quizá
insuficiente para condicionar el rumbo del Estado. El futuro no está hecho a
priori es el resultado de todo un proceso como se quiera ver, ya desde el punto
de vista marxista o como el resultado de otras índoles que esperan ser dichas.
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