viernes, 25 de enero de 2019



19. NUEVOS SOCORROS A LOS SITIADORES

Aumentábase cada día las fuerzas de los españoles con nuevos socorros y nuevas alianzas de ciudades y provincias enteras; de suerte que no habiendo en los tres reales al principio del sitio 90,000 hombres, pasaron dentro de pocos días de 240,000 los sitiadores. El nuevo rey de Texcoco, para manifestar a Cortés su gratitud y buena voluntad, procuraba conciliarle toda nobleza de su reino, y consiguió formar por este tiempo un ejército de 50,000 hombres que envió al socorro de los españoles bajo un príncipe hermano suyo que en el bautismo se llamó don Carlos Ixtlixóchitl,[1] joven de cuyo valor y prudencia dan ilustre testimonio los historiadores y entre ellos el mismo Cortés, que pondera la importancia y oportunidad de este socorro.

Quedó el príncipe con 30,000 hombres en el real de Cortés y los otros 20,000 se repartieron con los campos de Sandoval y Alvarado. A este socorro de los texcocanos se siguió la confederación con los españoles, los xochimilcas y los otomíes montañeses que eran súbditos de los mexicanos, los cuales aumentaron con 20,000 hombres al ejército de Cortés. No faltaba a este general para complemento del sitio, sino impedir los socorros que entraban por agua a la ciudad. A este fin, quedándose con siete bergantines envió los otros seis a las inmediaciones de Tenayuca, con orden de que desde allí asistiesen a Alvarado y Sandoval en las entradas que hiciesen por sus respectivas calzadas; y mientras aquellos comandantes no los empleasen, corriesen de dos en dos aquel trecho de lago que había entrambas calzadas y apresasen todas las canoas que condujesen víveres o genta a la ciudad.

Nota. Bien, en este punto la surte de los mexicanos estaba ya definida, era únicamente la espera de días para que cayera la ciudad de México. En días posteriores otras ciudades se unirán a los españoles. Como se ve hasta los aliados como los texcocanos se unieron a los sitiadores y no se diga los súbditos.

Se dice de común que los tlaxcaltecas fueron traidores pero esto es falso. Los tlaxcaltecas eran enemigos de los mexicanos y la traición solo se puede dar entre amigos o aliados y en el presente caso no se da amistad ni alianza. Por el contrario, los texcocanos si eran aliados de los mexicanos y los otomíes sus vasallos. Con todo, los mexicanos nunca se rindieron, mostrando su inquebrantable valor.


[1] Cortés le llama Istrixúchil; Bernal Díaz y Solís, alterando aún más el nombre, le llaman Súchel. Torquemada, con notable inconsecuencia, dice que este joven príncipe era Coanacotzin, hermano menor de Fernando Ixtlixóchitl,, que es decir, que fue enviado  por general de los 50,000 hombres el legítimo rey de Acolhuacán; y lo peor es que en pocas páginas pone a Coanacotzin pone de consejero principal del rey Cuauhtemotzin durante el sitio. Lo cierto es que dicho joven no fue sino Carlos Ixtlixóchitl, que por muerte de su hermano Fernando Cortés Ixtlixóchitl, entró con el favor de poco después de la conquista en el señorío de Tex; fue preso conjuntamente con el rey Cuauhtemotzin y ajusticiado con él tres años después en Izancanac, camino de Comayahua.



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