El
trabajo sexual se pregona, es el oficio más viejo del mundo y eso, de manera
indiciaria, me dice que, no tenemos mucho de que enorgullecernos en este rubro.
Pronto muy pronto nos aficionamos a la desigualdad de géneros y hasta hoy se
sigue luchando contra esa desigualdad oprobiosa. En este oficio o trabajo
termina toda dignidad humana. Parece
imposible que se termine este oficio. Nos parece tan normal, tan necesario que
poco se hace para terminar con esta explotación indignante de las mujeres. No,
es que pretenda dirigir la liga de la dignidad; sin embargo, se deben de ver y
tratar como a personas con todos sus derechos y dignidad humana. El día de
ayer, 17 de mayo de 2016, envió el presidente de México al Congreso General una
iniciativa para que en todo el territorio se reconozcan los matrimonios entre
personas del mismo género y toda la diversidad de relaciones, en todo el
territorio y por todas las autoridades correspondientes. Eso es de enorme
importancia debido a que, se deben de ver a las personas de diversas tendencias
sexuales como a personas y reconocerles todos sus derechos civiles y
electorales desde el Derecho y tratarlos con toda la dignidad humana desde la Filosofía.
No
se debe tratar a las personas con preferencias sexuales diferentes de manera
diferente. Ignoramos tanto sobre la vida y su diversidad que no basta con
actuar bajo prejuicios sino ir develando la verdad asombrosa de que las
personas diferentes son personas sujetas de derechos y obligaciones sin más y
por lo tanto se les debe tratar bajo las mismas normas jurídicas y no bajo las
normas morales que, a lo pronto son dogmáticas.
Hoy,
en día estamos tan desamparados y carentes de dignidad como seres humanos que, quizá
denigrando a los demás sentimos un poco de maldito alivio. “Conócete a ti mismo”
era la máxima de Sócrates, aún sigue vigente y es más necesaria. En esta época se
ha puesto a lo material sobre el ente más radical la vida y con ello se ha
logrado poner velos por todos lados para que los seres humanos no se fijen en
las personas desde el Derecho y desde la Filosofía sino desde lo económico. ¡Para
que el Derecho, para que la dignidad humana: producir, consumir y morir sin
pensar!, es la máxima que se ha impuesto a la humanidad.
En
este contexto las mujeres que se prostituyen se les condenan y se les trata sin
estimar que, aunque por diversas razones han llegado a ese oficio, la sociedad
es responsable en general en ese rubro. No puede una sociedad espantarse y llamarse
puritana cuando por omisión permiten esa indignidad humana, a la vez que se
vuelven jueces y verdugos de personas que nunca han sido oídas ni han podido
defenderse ante el estigma.
No
es que, no se sepa que hay mujeres que van por su propia voluntad pero son las
menos y no es que no se sepa que dichas mujeres se envilecen y tengan conductas
poco digna de orgullo pero el problema va más allá de esa superficialidad. No tengo,
en lo personal cosa mala alguna contra las mujeres que se prostituyen por ese
solo hecho; por el contrario, tengo verdadero enojo y acción contra los gobernantes
y políticos que se enriquecen a manos llenas en detrimento de la nación mexicana.
Esa si debe ser una verdadera lucha permanente. Vituperando, envileciendo y
condenando a las prostitutas nos envilecemos y nos condenamos como seres
humanos al enanismo mental, a la indignidad personal. El mal que lanzamos nunca
se va de nosotros.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario