El
triunfo mexicano contra la intervención francesa en México es el símbolo de la consolidación
del Estado mexicano en el ámbito interno y externo. Es el inicio de la construcción
propia en lo político, económico entre otros rubros, aunque esto haya sido en
beneficio de los burgueses y de los integrantes del partido único de Estado. Hacía
falta que ver y padecer el nuevo sistema casi una “dictadura perfecta”, según Mario
Vargas para ver todos los males y tratar de resolverlos en la medida de lo
posible.
Por
otro lado, la derrota francesa significa que los Estados Unidos de Norteamérica
pudieran decidir qué sistema prevalecía, el esclavista del sur o el capitalista
del norte, sin el peligro que representaría el tener a los franceses con todos
los recursos materiales y humanos asechando, mientras decidían la guerra civil.
Contrastado
el momento actual con la época de la intervención francesa, se puede ver
claramente que, son dos polos opuestos; el gobierno de Benito Juárez, significa
el triunfo del patriotismo, el gobierno de Enrique Peña, es la sepultura de
todo patriotismo, sin bien ha habido otros sepultureros con intereses económicos.
Mucho queda por hacer y los remanentes nocivos de viejo sistema político aunado
con feroz imposición económica no dejan ver claramente el ejercicio de la
democracia.
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