El
presente escrito no tratara de manera profunda lo que es la política pues para
ello haría falta una obra correspondiente pero si dará una idea básica pero clara
de lo que es. En este sentido la política es la consecución del poder y su conservación
(en nuestro caso), a través de los lineamientos jurídicos que marca la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos y por medio de los partidos políticos o
de manera independiente. Diríamos que de una forma ordenada, civilizada y con
sanciones cuando no se siguen los preceptos legales. Esta es una definición básica
de lo que es política y es únicamente la entrada a todo lo que la misma
conlleva.
En
México durante casi 90 años en los que el partido único de Estado impuso su régimen
dictatorial (El Partido Acción Nacional uso ese mismo régimen priista por lo
que no se puede hablar de cambio sino de alternancia), se simuló la lucha política
pues el presidente en turno designaba a su sucesor.
El
tema de la política debería interesar al pueblo mexicano, por lo menos a una
buena parte para ser factor de presión para limitar los excesos de poder que se
da en cualquier régimen político. Esto no debe extrañar pues el ejercicio del
poder siempre conlleva a los excesos. La democracia pasa, en buena medida por
la acción política que haga la sociedad civil consciente y liberada de las
ataduras partidistas; sin este elemento el peligro del autoritarismo es alto.
La
oposición partidaria es un segundo elemento que debería limitar el ejercicio
del poder público pero muy a menudo esta lucha es aparente o por lo menos
ineficaz pues las cúpulas partidarias hacen pactos o convenios para que ese
estado no cambie con el compromiso de no ser sancionados cuando se cometan
delitos o excesos, estando en el poder. Esto es lo que pasó en México con los
partidos políticos aparentemente de ideologías diversas y su símbolo lo
representa el “Pacto por México”, firmado por el Partido Revolucionario Institucional
(PRI) como líder de esta propuesta, el Partido Acción Nacional (PAN) y el
Partido de la Revolución Democrática (PRD). Este tipo de acuerdos son firmados
y puestos en práctica por las cúpulas de los partidos políticos in tomar en
cuenta al pueblo. Es decir, no son democráticos.
Y,
la democracia debe ser el elemento central de la política en el Estadio
mexicano. Con todo, existe una larga práctica antidemocrática, la lucha por la
democracia ha sido una lucha larga desde la independencia de México. Hay pocos
periodos en los que se haya practicado la democracia y la legalidad en la política
a lo largo de la historia mexicana. Método
más usado para acceder el poder político lo ha sido a través de las armas (1821-1929
y de la simulación (1929-2018). Como se ve el pueblo mexicano no tiene la
cultura democrática como base de su vida pública (ni en los demás rubros,
iglesia, familia, educación, trabajo etc.), por lo que resulta un problema
imponer la democracia. Debe esperarse que esto suceda, si se educa en este
sistema al pueblo; en caso contrario, se corre el riesgo de seguir simulando en
política. Todo esto es en general.
En
lo particular es evidente que los políticos mexicanos están muy limitados
intelectualmente (en general) y esto no es excepcional sino la regla. La preocupación
central en lo político de Platón, lo fue la ignorancia de los gobernantes para
crear un buen modelo de Estado y llevarlo a la realidad. Para ello propuso que
los gobernantes se volvieran sabios o que los sabios gobernaran. Aristóteles tenía
esta misma preocupación y se ocupó de mostrar la corrupción de los distintos regímenes
y siguió pensando que la “Ética” era parte de la “Política”. Habría que esperar
a Nicolás Maquiavelo para que en su obra “Del principado”, separe lo que ya en la práctica estaba
separado, la “Ética”, de la “Política”. Su
obra es rica en ideas pero de corta extensión y la razón es que los políticos no
leen, es decir, son lerdos.
José
Ortega y Gasset se pronuncia porque los sabios no gobiernen pues lo hacen mal,
nos dice y, en general, es cierto; además de que los políticos y los sabios
tienen diversos campos de acción; los primeros su materia es el ejercicio del
poder, de los segundo lo es el saber. Ahora bien, siendo esto cierto en lo
general debe decirse que no es conveniente que los políticos sean analfabetas
funcionales; les es menester un mínimo de saber para poder tomar buenas
decisiones so pena de fracasar en lo particular y en lo general y en México
tenemos ejemplos claros y recientes.
Los
políticos mexicanos están insertos en este contexto y es evidente su parquedad
en el saber y si bien no requieren ser sabios en lo general si deben serlo en
su materia en particular. Pero resulta que ni siquiera son duchos en la materia
política. Es evidente que, en este momento extraordinario en que se ha agotado
de manera definitiva el régimen presidencialista priista es necesaria la creación
teorética de un nuevo modelo de régimen político que sea viable en la práctica
para transitar en definitiva hacia la democracia. Pero ¿qué hacen los políticos
en estos momentos álgidos?, armarse hasta los dientes con toda la gran variedad
de bajezas, ocurrencias, cotilleos e ideas vulgares para hacer política. Lo que
da como resultado una gran fiesta de lo más vulgar. No proponen un nuevo modelo
de régimen político y menos trabajan en su construcción razonada y viable. Están
huérfanos de ideas.
La
mayoría de políticos mexicanos llegan con grandes limitaciones y quieren el
poder por el poder y volverse ricos en el menor tiempo posible a través de cualquier
método, en la espera de no ser descubiertos y la mayoría de políticos de Morena
no son la excepción. En general, los políticos que tienen incluso educación universitaria
y algunos grados académicos de maestría y doctorado son fracasados en el
ejercicio de sus profesiones y si estos tienen esta mala calidad; es de
imaginarse los que tienen la primaria, secundaria o preparatoria, son unos
verdaderos analfabetas funcionales en busca del dinero fácil.
Este
mal general, tiene sus bases en los requisitos constitucionales para ser
presidente, gobernador, diputado, senador, presidente municipal o cualquier
otro funcionario público a excepción del órgano judicial; pues no se exigen
grados académicos y por su puesto practica comprobable de los mismos. Mientras
no se arregle este mal y se combata decididamente el nivel de política en México
no pasara de ser un circo de tres pistas de muy mala calidad. La pobreza material,
en todos sus rubros, tiene su base en la pobreza mental de nosotros los
mexicanos. Sin buenas ideas no hay buen presente y mucho menos futuro.
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