sábado, 8 de diciembre de 2018

LAS PERIPECIAS DE LA CUARTA TRANSFORMACIÓN





A toda acción le corresponde una reacción de la misma magnitud y dirección pero en sentido opuesto, nos dice la tercera ley de Newton y en lo político es parecido pero no exactamente la reacción, contrarrevolución u oposición es de la misma magnitud pues estos dos ámbitos, son totalmente diferentes; el primero se trata de leyes casi exactas; la segunda, es muy diferente, misteriosa, impredecible para la mayoría.

La Cuarta Transformación va a seguir las mismas peripecias de las tres transformaciones anteriores aunque por fortuna sin el derramamiento de sangre de los mexicanos. En las tres anteriores se derramó sangre de mexicanos por el poder político y hubieron muchas oposiciones para que la independencia triunfara; para que la separación del Estado mexicano del eclesiástico se diera y para que la dictadura de Porfirio Díaz se terminará.

La Cuarta Transformación tiene un obstáculo central hacia su interior: la falta de estructura partidista propia. Morena ha tenido que echar mano de políticos de otros partidos ya curtidos en la disputa del poder. Al ganar el poder político Morena generó un desplazamiento de sus bases. Y, no podía ser de otro modo. Las bases de Morena son leales y aguerridos pero les falta en muy buena medida la formación política pues la mayoría tienen el empirismo inocente, les hace falta toda la experiencia de gobernar, de debatir y para ello es menester una nueva etapa hacia el interior.

La formación política debe ser esa etapa. Los miembros originales de Morena se deben preparar para contrarrestar la invasión de miembros de otros partidos. Van a tener que formarse cuadros de primera que sepan todo acerca del Estado, de política, de derecho constitucional, de la creación de iniciativas, de historia y de todo aquello que le es menester al verdadero político que tiene menester esta Cuarta Transformación.

La teoría es fundamental para conocer otras formas de Estado, de regímenes, de formas de pensar, de las causas de originaron cada estadio y, es claro que muchos detestan este rubro pero si no logran comprender que tienen que hacerlo, muchos van a quedarse rezagados. Este momento extraordinario reclama un sacrificio en todos los ámbitos pero más en lo fundamental, en las ideas claras y distintas de la nueva forma de hacer política. No se pueden hacer planes sin tener ideas grandes. En los momentos extraordinarios los seres humanos o se engrandecen o se hunden; no hay más.

Del seno de Morena debe provenir la fuerza necesaria para que el cambio se siga dando. Los que han llegado de otros partidos han sido bienvenidos, en general, pero es evidente que han venido con sus viejas prácticas sacadas del anterior régimen. La contaminación ha sido necesaria pero la limpieza es necesaria y únicamente se puede hacer si se preparan cuadros dispuestos a aprender teorías muy diversas y son capaces de sacar lo mejor de todo lo ya existente para volverse creadores. La tarea es apabullante. Casi imposible pero aquí es donde las bases de Morena van a mostrar de lo que son capaces.

El cambio es irreversible; de eso no hay duda. La duda y el misterio es ¿qué rumbo y calidad se dará ese cambio?. ¿Puede dársele sentido a ese cambio?. El Partido Revolucionario Institucional le dio un rumbo y una calidad al cambio revolucionario de 1910; con ello se contestan estas dos preguntas; es posible. Por otro lado, es posible darle un sentido al cambio que se vea reflejado en el Estado mexicano.

Ahora bien, los que han creado el Instituto de Capacitación Política, han acertado en la posible solución de este problema pues al ser independiente del partido se asegura la intromisión o control por parte de los dirigentes ya encumbrados. Claro, siempre existen los peligros de quienes quieren controlar todo. Sin embargo, si se cuida este punto el Instituto será el terreno donde se formen los siguientes cuadros de calidad que puedan seguir dando el sentido al nuevo régimen y al Estado.

En efecto, la capacitación de las bases de Morena será de vital importancia. Pero se debe ser realista. Los miembros maduros difícilmente salvaran los requisitos ya señalados para la formación de cuadros. Es la juventud preparada la que deberá ser elegida y templada en lo político con todas las herramientas necesaria para heredar las responsabilidades y seguir en la construcción de ese cambio político.

Los mismos que conforman a los órganos, instituciones y dependencias del propio gobierno son los que se niegan al cambio con la peregrina razón de que todo debe cambiar menos los privilegios de la alta burocracia. Día y noche los enemigos derrotados y los que aún están incrustados en el gobierno conspiran para que el cambio no se dé o se tuerza al grado de que fracase. La contrarrevolución es de esperarse con múltiples caras y discursos deshonestos pero racionalizados al punto de no distinguirse su naturaleza torcida.

En este momento histórico se inicia una constante lucha entre los diversos partidos contra el gobierno emanado de Morena y contra el propio partido. En este momento es necesaria la unión de las bases porque son ellas y solo ellas las que pueden lograr que el cambio no pare. Deben tener confianza en ellas mismas. La primera batalla la han perdido pero de esta experiencia deben salir fortalecidas. O se reorganizan y dan las batallas o se rinden y la rendición nunca ha sido una opción pues significa la derrota total.

La derrota total de las bases seria la derrota total de este nuevo gobierno y el triunfo de los reaccionarios. Las bases de Morena deben tomar consciencia de su importancia vital pero también de sus carencias políticas y la necesidad de armarse hasta los dientes para las siguientes luchas. Para ello les hace falta la prudencia y el valor de los antiguos mexicanos. ¿Tendrán esto?. La palabra la tienen las bases.

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