Todos
los gobernantes hacen uso de los símbolos para enviar mensajes de autoridad y
para enviar el mensaje de la línea de sus gobiernos. En todo el periodo priista
los símbolos usados en el ejercicio del poder fueron, la bandera, el himno
nacional y todos los ideales de la revolución mexicana.
El
simbolismo en la política ha sido usado desde la antigüedad. Alejandro Magno
hacía que en todo el imperio que conquistó se hicieran llegar estatuas a
caballo o bustos para que lo conocieran a lo menos en piedra. Los romanos
siguieron esa tradición. Los césares se hicieron propaganda a través de
estatuas que hacían llegar a todos los rincones de su imperio.
Los
mexicanos no quedaron fuera de estos simbolismos. Todos sus dioses no son más
que símbolos de su forma de vida. Lo más común es que, a los pueblos dominados
les impusieran sus dioses como principales. Huitzilopochtli fue su símbolo de
guerra, su lado más fiero y cruel. Hasta a los españoles les causó una gran impresión.
William H. Prescott al comparar al dios de la guerra romano, Marte lo hace
pasar como un niño explorador al lado del dios de la guerra mexicano.
Andrés
Manuel López Obrador, ha dejado un poco esos símbolos tradicionales para poner
en el centro una triada, Benito Juárez, Francisco I. Madero y a, el general Lázaro
Cárdenas del Río. A mi entender Andrés Manuel envía un mensaje de cuáles son
los ejes de su gobierno ahora y en toda su gestión. Esto con las limitantes que
le impongan la realidad formada por todas las fuerzas políticas, los principales
actores políticos y económicos. Los partidos políticos de oposición aunque
disminuidos pero siguen siendo importantes;
grandes trasnacionales son muy importantes y el pueblo ni se diga pues
es la base del gobierno. Los factores externos como el Fondo Monetario
Internacional, Los Estados Unidos de Norteamérica entre otros Estados también ejercen
presión sobre el gobierno mexicano.
Voy
a dar lo principal de cada uno de los personajes simbólicos y esto es una parte
pues el lector bien puede ver esto desde otras perspectivas y añadir otros
elementos o rasgos de cada personaje. No pretendo que esto quede estático pues
el tema es muy rico en materia y puede, como ya he dicho, tratarse desde
distintos puntos de vista.
El
primer personaje simbólico, Benito Juárez, era un liberal que estuvo a punto de
firmar un tratado con los Estados Unidos, mismo que se conoce como McLane-Ocampo
y que cedía a perpetuidad el derecho de tránsito a los Estados Unidos sobre el istmo
de Tehuantepec entre otros pasos, conservando la soberanía sobre estos pasos.
Ahora bien, el tratado no se firmó pero sirvió para que los Estados Unidos
reconociera al gobierno de Juárez. Los nacionalistas o los malos mexicanos les
parece que este sería un tratado lesivo para México pero ahora lo han hecho sin
ningún pudor.
Bien,
Juárez, era no sólo liberal en lo político sino en lo económico. No había dinero
ni para lo indispensable y su gobierno tenía que allegarse dinero o perecer y
paso lo primero. Pero no solo con los Estados Unidos se hicieron nexos
comerciales pues con el Estado británico se hizo lo mismo y después con el resto
de los Estado nacionales. Juárez, además era nacionalista, austero y legalista
no sin tener contradicciones. Si López
Obrador sigue este modelo simbólico en su gobierno inmediatamente se ve por
donde va su gobierno.
El
segundo personaje simbólico, Francisco I. Madero, estaba en contra de la
dictadura personal de Porfirio Díaz, que precisamente fue la culminación de lo
que inició Juárez pues fue cuatro veces presidente en un contexto sui generis, Sebastián
Lerdo de Tejada fue presidente dos veces y de plano se volvió dictador
derrocando a Lerdo de Tejada a través del Plan de Tuxtepec. Ahora bien, habían dos
posturas políticas; una representaba los anhelos de los campesinos y su lema
era “Tierra y Libertad” y su líder era Emiliano Zapata; el otro, representaba a
los demócratas, su lema era y es “Sufragio efectivo, no reelección” y estaban encabezados
precisamente por Madero y triunfo esta segunda postura política. No se puede
decir más de Madero pues fue derrocado y muerto por los contrarrevolucionarios.
El
tercer personaje simbólico, el general Lázaro Cárdenas del Río, representa el
nacionalismo y esto lo demostró con la expropiación de la industria petrolera con
el apoyo del pueblo mexicano que aportó bienes y dinero para el pago de la expropiación
de esta industria. Por lo demás Cárdenas aunque ya estaba inmerso en el sistema
presidencialista priista es rescatable por mucho su administración
gubernamental.
Así
pues tenemos algunos de los elementos que López Obrador rescata de tres
presidentes como guías de su gobierno pero también como símbolos del mismo. En
resumen el actual gobierno tiene tres símbolos dentro de su gobierno que
representan: Legalidad, libre comercio, austeridad, nacionalismo y democracia.
Claro, estos no son los únicos ni se pueden acotar los demás. Pero a lo menos estos
son los principales símbolos que también son ideales alcanzables en buena
medida para sanear el Estado mexicano.
El
tinte socialista o de izquierda que se le da al gobierno de López Obrador es más
una etiqueta que un fin y mucho menos una realidad. Esto es por diversas
razones geopolíticas, sociales, de libre mercado y porque no se puede pasar de un
régimen de libre mercado uno socialista cuando el mismo está casi noqueado. Esto no significa que el socialismo o el
comunismo hayan desaparecido para siempre; no, simplemente no está en su mejor
forma.
Los
dos personajes más radicales dentro de este movimiento y gobierno, Gerardo Fernández
Noroña y Paco Ignacio Taibo II, el primero diputado federal y el segundo,
director del Fondo de Cultura Económica, están insertos en gobernar un Estado
neoliberal y ellos mismos viven como neoliberales. Fernández Noroña no ha
presentado una sola iniciativa para expropiar bienes privados de industria
alguna. Taibo II, no ha vuelto a hablar de socialismo en el gobierno. La realidad es como es y no puede ser cambiada
a capricho.
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