La
labor del filósofo debe ser de tratar de explicar la realidad pasada y presente,
el futuro está fuera de sus análisis. El filósofo, puede hacer si predicciones
pero limitadas. Recientemente, he leído a diversos periodistas decir que, López
Obrador ha canalizado el hartazgo, los excesos de corrupción priista y que, eso
lo llevará eventualmente a ganar las elecciones de este uno de julio de dos mil
dieciocho. Es cierta esta parte pero es incompleta y superficial.
El
sistema político priista en todo momento ha tenido sus excesos; fue creado para
que un solo partido único de Estado gobernara de manera permanente y con los
menores obstáculos. Para ello, le fue menester aglutinar a todo el pueblo
mexicano (Aquí la base de la Dictadura Perfecta de Mario Vargas Llosa), en tres
grandes sectores, el obrero, el popular y el campesino; con este totalitarismo
social aseguraba que hubiera protestas o disidencias significativas que lo
derrumbaran pues no iban a protestar los propios integrantes de este sistema en
tales condiciones.
En
segundo lugar se crearon los organismos e instituciones que controlaran estos
sectores tales como la CTM, la CNC entre un numero sistematizado de sindicatos
y liderazgos que impedían que surgieran movimientos contrarios al régimen priista,
aunque a pesar de todo los hubo como son los sasos del 68, 71, así como los
movimientos guerrilleros.
La
dialéctica entre excesos de corrupción y descontento social en todo momento de
este régimen ha existido; de hecho esta ha sido la constante. Pero si los excesos de corrupción no explican
en su medula la caída del sistema ¿qué lo explica?. Para ello, se debe tener en
cuenta que, el sistema político mexicano no solo estaba blindado dentro sino
contra lo externo.
La
doctrina Estrada puede verse como una aportación mexicana al Derecho Público
Internacional pero también fue, una cortina de hierro contra toda crítica de los
gobiernos extranjeros; estos no podían calificar los hechos y actos del
gobierno mexicano. La soberanía nacional se esgrimía como un asunto de
seguridad del régimen y se le inculcaba al pueblo para que el patrioterismo
fuera nacional y, el pueblo mismo estuviera a tono con el gobierno. Hoy, sería
imposible pensar y actuar de esta manera.
Esto
derivaba en una cerrazón interna y externa. Hacia el interior, el gobierno
dominaba prácticamente todos los medios de comunicación. En consecuencia, el
pensamiento era totalitario. A los que pensaban diferente se les veía como
locos peligrosos y el gobierno los combatía por todos los medios hasta
erradicarlos. Cárcel o panteón. Los gobiernos extranjeros estaban impedidos por
la soberanía nacional teniendo como su fiel escudera a la doctrina Estrada. Lo
que aquí pasaba aquí se quedaba.
El declive de este sistema se inicia en los
años ochenta del siglo pasado. El Liberalismo económico avanzaba y la Guerra Fría,
estaba por tener su última batalla, La Segunda Guerra Mundial dio como
resultado la división del mundo entre dos ideologías, el capitalismo y el
llamado socialismo real o comunismo si se quiere. Estas dos ideologías sustentaban
dos formas de economía la social y la capitalista. El derroche de economía, la corrupción,
el totalitarismo dejaron a los soviéticos exhaustos y en vías de que la Unión
de Repúblicas Socialistas Soviéticas se fragmentara, dando paso a la actual
Rusia.
La
caída del Muro de Berlín, (9-10 de noviembre de 1989), fue el inicio hasta que ya no fue posible
seguir con la cerrazón soviética. Caía el Muro y caería la URSS. Con este
hecho, el capitalismo ya convertido en Neoliberalismo tenía el inicio de su expansión
por el mundo. Esto tuvo sus
repercusiones en México, se aceleraron las privatizaciones, es decir, se amplió
y profundizó el Neoliberalismo.
La
implementación del Neoliberalismo y su aceleración tuvieron sus consecuencias políticas.
El sistema político cerrado y blindado se fue abriendo en su totalidad hasta
quedar a disposición del libre mercado y este ha exigido más y más apertura económica,
hasta la arbitrariedad.
Un
invento se iba desarrollando y haciendo cada vez más popular, la internet y con
la misma las redes sociales. A la par de todo esto, los científicos y técnicos fueron
creando y desarrollando dispositivos cada vez más sofisticados de comunicación
entre los que se encuentran los celulares en todas sus variantes. La comunicación
se hizo cada vez más popular, amplia y sin restricciones gubernamentales; es decir,
el gobierno perdió en buena medida el monopolio de las comunicaciones.
A
esta pérdida del monopolio de comunicación le sobrevino la pérdida del
monopolio político por parte del presidente de la república. Antaño, era el
ejecutivo federal el motor único y cuasi omnipotente que daba inicio al ritual
de sucesión presidencial que siempre recaía en uno de sus correligionarios con
el surgimiento de diversos partidos el poder político se diversificó. Sin dejar de ser importante el titular del órgano
ejecutivo ya no es el único y ya ni siquiera el más importante.
Las
pérdidas de monopolios de poder siguió y le tocó su turno al rubro económico. El Estado mexicano a través del presidente de
la república tenía la rectoría de la economía con las privatizaciones este
poder pasó a las grandes trasnacionales y con ello, llegó la debacle no únicamente
del Presidencialismo sino de todo el régimen.
La
necesidad de un nuevo régimen político, de un nuevo Estado, es ineludible. El
actual régimen esta en plana crisis y no va a poder recuperarse como no puede recuperarse
la Edad Media. Por ello, el pueblo mismo siente esa imperiosa necesidad de
cambiar no únicamente de gobernantes sino de todo el régimen. Cambiar
exclusivamente de gobernantes sería un error como el que han cometido los
panistas Vicente Fox y Calderón que teniendo la oportunidad fáctica e histórica
de cambiar de régimen se envolvieron en el mismo y se corrompieron.
En
este contexto, no es de extrañar que los estados del norte, renuentes al cambio
se hayan sumado ya a este movimiento que puede salir bien o mal, según se vaya
construyendo y hasta ahora se han visto sus ventajas y desventajas; su praxis esta
plagada de errores que no se deben atribuir a una sola persona porque la construcción
de un nuevo régimen debe y tiene que ser tarea de los ciudadanos también. ¿Por
qué?, porque esta es su hora y pueden o no intervenir pero en ello les va su
futuro.
El
Presidencialismo se terminó y se debe construir un régimen que esté basado en
la mayor base posible de ciudadanos y ya no en uno solo. No es una mentira que
el pueblo pueda participar activamente en la construcción de un nuevo estado,
inclusive. Si no aprovecha el pueblo este momento se construirá el nuevo régimen
político y se volverá gradualmente rígido y esto dará como consecuencia mayor
dificultad de moldearlo.
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