El
actual régimen político mexicano está en plena crisis y al parecer los políticos
no tienen idea de cómo solucionar este problema y únicamente proponen un cambio
de gobierno, conservando el actual sistema. Si esto sucede el pueblo mexicano
no habrá avanzado en la solución de la actual crisis paralitica. Es menester
que se inicie la transformación de esta crisis en un nuevo sistema político.
El
mal del sistema mexicano es bien sabido y esta sobre diagnosticado: el binomio
de la corrupción y la impunidad. Sin embargo, hasta ahora no se ha pasado a la acción
y sería una excelente oportunidad de iniciar este cambio hacia un sistema político
que erradique hasta su mínima expresión este binomio.
En
Brasil, un juez federal ha determinado que el ex-presidente Lula Da silva se
entregue a las autoridades para ser encarcelado por doce años por su corrupción
respecto a la los hechos delictivos en Petrobras; en Guatemala el ex presidente
Álvaro Colom, ha sido detenido acusado de corrupción por el caso Trnasurbano y
como un tercer ejemplo esta la ex presidenta de Corea del Sur, Park Geun-Hye
por abuso de poder y corrupción. Esto es lo que le hace falta al Estado
mexicano en el rubro político, investigar y procesar a los políticos que cometan
delitos sin importar su rango, iniciando por los presidentes o presidentas. Sin
embargo, en México, iniciando con el jefe del ejecutivo federal, el puesto le
sirve para delinquir con toda impunidad y, los demás funcionarios siguen el
ejemplo.
Están
en plena campaña los políticos mexicanos rumbo a las elecciones del uno de
julio de dos mil dieciocho y francamente no se ve que tengan las claras y
firmes intenciones de cambiar en su médula el sistema político porque les
resulta altamente atractivo llegar al poder sin el mínimo riesgo de ser
investigados y menos castigados. El claro ejemplo lo es, Enrique Peña Nieto
quien, ante los casos de corrupción que se le atribuyen, decido auto
investigarse, poniendo a otro corrupto, Virgilio Andrade, quien lo exonero de
toda responsabilidad y por ende, culpa.
El
candidato oficial se jacta de ser clase mediero y de estar libre de corrupción,
lo que amerita reservas porque no se ha investigado su labor durante los últimos
veinte años, merced al corrupto sistema político mexicano; con todo, es una vergüenza
que presente una declaración unilateral llamada 7de 7 con la cual simula no ser
corrupto pero deja intacto al partido que representa y que es de fama mundial
ser corrupto así como quien lo designó, Peña Nieto. Meade no más que el
escudero que quiere imponer el actual presidente para irse a disfrutar de lo
mal habido con toda seguridad. Si el actual candidato a presidente del PRI,
llegara a ganar agradecería a su antecesor con la impunidad.
Es
hora en que el caduco sistema político mexicano sea abandonado y se construya
uno donde el presidente de la republica deje de recitar el sonsonete “…y si así
no lo hiciere que el pueblo me lo demande”, para que en realidad pase a un
riguroso examen de su administración y en su caso sea exonerado o condenado por
los tribunales establecidos exprofeso. N más simulaciones. Ejemplos de justicia
los hay y únicamente falta seguirlos en términos de leyes viables y tribunales
rectos.
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