martes, 12 de diciembre de 2017

UNA MENTIRA CONVERTIDA EN MILAGRO



A los seres humanos nos gusta la fantasía, lo extraordinario para contrastarlo con nuestras limitaciones humanas y sentir, por lo menos que hay algo o alguien trascendental que nos sostenga más allá de lo material. Joseph Goebbels, decía que “Una mentira repetida mil veces se convierte en verdad”, eso lo pusieron en práctica muchos años antes los teólogos españoles en México.

Las tradiciones, por lo general, no se cuestionan, se aceptan y practican de generación en generación y pocos, se atreven a buscar sus orígenes. El mito (Cuento), de la aparición de la Virgen María, a Juan Diego, como una mentira para hacer que los naturales de la Nueva España, dejaran de practicar sus ritos y se convirtieran al catolicismo. Esto no iba a ser posible con razones ni la violencia como no es posible hoy, quitar la fe religiosa con estos métodos, fue menester una puesta en escena. No se sabe lo que realmente paso pues este supuesto hecho no es histórico sino de fe.

Ahora bien, no es posible creer en la aparición de la Virgen María porque sale de la esfera factual, de la comprobación histórica y científica de tal hecho pero si se puede atisbar la preparación de la engañifa. ¿Por qué se le presentó, la Virgen a una sola persona?. ¿Por qué se le presentó a un natural en la capital de la Nueva España y no en otro lugar?. ¿Por qué se tuvo que transformar de blanca en morena?. Estas son solo algunas de las preguntas sin respuesta.

Una posible y más probable respuesta es que, los sacerdotes encabezados por Juan de Zumárraga, hayan orquestado todo un plan para atraerse a los naturales hacia el catolicismo y lo lograron con el engaño. Buscaron un y encontraron en Juan Diego el perfecto instrumento para que, bien aleccionado, llevara flores en su ayate y, por órdenes del mismo Zumárraga se presentara ante el mismo, simulando que las órdenes eran de la Virgen María. A esta chapuza se le dio tanta publicidad que tuvo el efecto deseado la conversión de los naturales al catolicismo. Fin de esta historia.

No es raro que por medio del engaño, el catolicismo se imponga a todo un pueblo, tal y como ocurrió con el pueblo romano. Constantino gobernaba el imperio romano cuando se presentó una batalla y, se dice que tuvo una visión de una cruz brillante bajo la cual se podía leer “In hoc signo vinces”, (Bajo este símbolo vencerás), al ir a la batalla ganó la misma y, el emperador Constantino se convierte al cristianismo. Poco después, se hacía oficial. Fin de otra historia.

En efecto, la aparición de la Virgen María es un engaño. En Extremadura España existe una imagen de la Virgen de Guadalupe en el monasterio de Guadalupe. Las personas razonables, después de ver, oír y razonar aceptan que la imagen de la virgen de Guadalupe que está en España, es el origen de la de México. Es interesante que los religiosos de España no quieran tener relación con la imagen de Guadalupe en México. Se niegan, y los religiosos mexicanos reconocen en privado que allá están los orígenes de la de acá pero públicamente cambian el discurso. El negocio y control del pueblo mexicano se les iría de las manos. Fin de otra fea historia. Momento, la historia no es bonita ni fea sino simplemente eso historia. Fin.


El pueblo mexicano puede seguir con sus tradiciones pues es incapaz de seguir sus orígenes pues se pierden en las brumas del tiempo y, es mejor aceptar las tradiciones que ponerse a pensar, a investigar. Que los pastores del rebaño hagan ese trabajo. Ya lo dijo Séneca: “La religión es considerada por la gente común como verdadera, para los sabios como falsa y por los gobernantes como útil”. Estos días de ceguera total por parte de los fieles religiosos son un remanso para los políticos y religiosos pues el rebaño se porta tan dócilmente que enternece a cualquiera.



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