A
los seres humanos nos gusta la fantasía, lo extraordinario para contrastarlo
con nuestras limitaciones humanas y sentir, por lo menos que hay algo o alguien
trascendental que nos sostenga más allá de lo material. Joseph Goebbels, decía que
“Una mentira repetida mil veces se convierte en verdad”, eso lo pusieron en práctica
muchos años antes los teólogos españoles en México.
Las
tradiciones, por lo general, no se cuestionan, se aceptan y practican de generación
en generación y pocos, se atreven a buscar sus orígenes. El mito (Cuento), de
la aparición de la Virgen María, a Juan Diego, como una mentira para hacer que
los naturales de la Nueva España, dejaran de practicar sus ritos y se
convirtieran al catolicismo. Esto no iba a ser posible con razones ni la
violencia como no es posible hoy, quitar la fe religiosa con estos métodos, fue
menester una puesta en escena. No se sabe lo que realmente paso pues este supuesto
hecho no es histórico sino de fe.
Ahora
bien, no es posible creer en la aparición de la Virgen María porque sale de la
esfera factual, de la comprobación histórica y científica de tal hecho pero si
se puede atisbar la preparación de la engañifa. ¿Por qué se le presentó, la Virgen
a una sola persona?. ¿Por qué se le presentó a un natural en la capital de la
Nueva España y no en otro lugar?. ¿Por qué se tuvo que transformar de blanca en
morena?. Estas son solo algunas de las preguntas sin respuesta.
Una
posible y más probable respuesta es que, los sacerdotes encabezados por Juan de
Zumárraga, hayan orquestado todo un plan para atraerse a los naturales hacia el
catolicismo y lo lograron con el engaño. Buscaron un y encontraron en Juan Diego
el perfecto instrumento para que, bien aleccionado, llevara flores en su ayate
y, por órdenes del mismo Zumárraga se presentara ante el mismo, simulando que
las órdenes eran de la Virgen María. A esta chapuza se le dio tanta publicidad
que tuvo el efecto deseado la conversión de los naturales al catolicismo. Fin
de esta historia.
No
es raro que por medio del engaño, el catolicismo se imponga a todo un pueblo,
tal y como ocurrió con el pueblo romano. Constantino gobernaba el imperio romano
cuando se presentó una batalla y, se dice que tuvo una visión de una cruz
brillante bajo la cual se podía leer “In hoc signo vinces”, (Bajo este símbolo vencerás),
al ir a la batalla ganó la misma y, el emperador Constantino se convierte al
cristianismo. Poco después, se hacía oficial. Fin de otra historia.
En
efecto, la aparición de la Virgen María es un engaño. En Extremadura España existe
una imagen de la Virgen de Guadalupe en el monasterio de Guadalupe. Las
personas razonables, después de ver, oír y razonar aceptan que la imagen de la
virgen de Guadalupe que está en España, es el origen de la de México. Es
interesante que los religiosos de España no quieran tener relación con la
imagen de Guadalupe en México. Se niegan, y los religiosos mexicanos reconocen en
privado que allá están los orígenes de la de acá pero públicamente cambian el
discurso. El negocio y control del pueblo mexicano se les iría de las manos. Fin
de otra fea historia. Momento, la historia no es bonita ni fea sino simplemente
eso historia. Fin.
El
pueblo mexicano puede seguir con sus tradiciones pues es incapaz de seguir sus orígenes
pues se pierden en las brumas del tiempo y, es mejor aceptar las tradiciones
que ponerse a pensar, a investigar. Que los pastores del rebaño hagan ese
trabajo. Ya lo dijo Séneca: “La religión es considerada por la gente común como
verdadera, para los sabios como falsa y por los gobernantes como útil”. Estos días
de ceguera total por parte de los fieles religiosos son un remanso para los políticos
y religiosos pues el rebaño se porta tan dócilmente que enternece a cualquiera.
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